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Todos los capítulos de Marcada por el alfa oscuro: Capítulo 11 - Capítulo 20
58 chapters
Eres mía, a pesar de las sombras
Lentamente, Darius fue dejando besos a lo largo del cuello de Kara, luego comenzó a bajar sin dejar de tocar su cuerpo con los labios, haciéndola suspirar de placer. Ella arqueó su espalda, buscando sentir más de la suavidad de sus besos. Nada importaba más que sentir el calor de sus caricias. Darius se detuvo cuando llegó a sus senos y las miró a los ojos. Sus miradas se encontraron y se perdieron el reflejo del deseo que los consumía. Luego, él bajó la cabeza y tomó el pezón entre sus labios, y muy suavemente comenzó a chuparlo. Le pasó la lengua hasta que la aureola de color rosa se puso dura. Ella enredó sus dedos en su cabello sin dejar de gemir.Con ternura, Darius deslizó una de sus manos por el costado de Kara acariciando su cintura hasta llegar a su cadera. A continuación, prosiguió hasta su monte de venus. Mientras intercambiaba su atención entre un seno y el otro con la boca, con uno de sus dedos buscaba entrar en ella. La humedad que encontró entre sus labios le facilitó l
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Sorpresivo encuentro
Un mes después.Meara hablaba y hablaba, pero Rohan no le prestaba atención. Sus pensamientos estaban en otra parte. Una loba en medio de la jungla lo tenía inquieto.—¡Rohan! —exclamó la rubia exigiendo su atención—. ¿Escuchaste algo de lo que te dije?—No —respondió él de mala gana.—Te estoy hablando de un asunto importante —se quejó ella.Rohan puso los ojos en blanco. Desde que Meara había entrado a su oficina, no le había dicho nada que pudiera interesarle. Sin embargo, sonrió y la miró a los ojos. Ella todavía le servía a sus intereses y, hasta que no tuviera a Kara de regreso, tenía que usarla.—Averigüé lo que hace la gorda todos los días —La loba sonreía satisfecha de haberle entregado lo que ella imaginaba que era una información valiosa.El alfa se sentó derecho en la silla. Meara no sabía que él pensaba remplazarla con su excompañera; ella creía que solo deseaba deshacerse de ella.No le sorprendió escuchar que paseaba por la jungla con uno de los betas del clan. Estaba a
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Vuelve a mí
—¿Por mí? —preguntó Kara sin entender. Si había ido por ella, ¿por qué no la atacaba?—Sí. Sé que es posible que te cueste perdonarme, pero me gustaría que pudiéramos reconstruir nuestra relación.La boca de Kara cayó abierta. Esperaba cualquier cosa menos esas palabras. Después de todo el sufrimiento que le había hecho pasar, ¿él esperaba…?—Estás loco, Rohan. ¿Cómo puedes pensar que yo quiero volver contigo?—Sé que te traicioné, pero no sabes cuánto me arrepiento de lo que hice ese día. —Rohan esperaba que ella no escuchara la falsedad en su voz, deseaba que escuchara al hombre que pensaba que la amaba.Los ojos de Kara picaban por el deseo de llorar. Las lágrimas quemaban sus ojos por el deseo de salir y rodar por sus mejillas. La traición de él había sido tan cruel que por poco acabó con su vida.Habían sido cercanos antes de que la Diosa revelara que era su mate. Creyó que eran amigos. Sin embargo, a él no le tembló la mano para destruirla. Que se mostrara ante ella con expresió
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Celos
El jadeo de dolor de su compañera hizo titubear por un segundo a Darius, pero al recordar que varios miembros de su manada lo habían seguido continuó apretando sus dientes. No lo dejaría escapar hasta que se rindiera ante él. Estaba seguro que su beta se ocuparía de Kara.A su alrededor había una pelea, que termino casi al mismo tiempo de iniciar. Los miembros de la manada Luna Roja sabían que no eran tan fuertes como los Hijos de la luna, no por nada los llamaban Garras Salvajes.Finalmente, un minuto después, Rohan se rindió, con una de sus patas tocó al lobo blanco pidiéndole piedad.Darius apretó sus dientes y luego lo soltó, levantando la cabeza en un gesto lleno de victoria, lo miró triunfante. Seguro de que tenía el respaldo de sus hombres, cambió a su cuerpo humano y se alejó hacia donde estaba su luna demostrándole a sus rivales quien era el vencedor. Cuando llegó a ella, puso una rodilla en el suelo y se inclinó sobre ella.—Estoy aquí, te llevaré con la sanadora —le dijo a
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Al fin, la verdad
Darius se giró con calma hasta quedar frente a frente con Kara y se quedó mirándola fijamente sin decir nada. La imagen que él proyectaba mientras el agua caía sobre su cuerpo y la mirada intensa que tenían sus ojos, la tenían cautivada. Las gotas de agua resbalaban sobre su piel chocolate, creando una atmósfera de sensualidad que la hipnotizaba. Ella, sin pensarlo, se acercó, levantó una mano y, con un gesto suave, le acarició la mejilla.—Dime la verdad, merezco saberlo. —pidió ella, con emoción en la voz.Él continuó en silencio mientras el vapor que se acumulaba en el baño por el agua caliente los envolvía. Luego, como si hubiera salido de un trance, dibujó una sonrisa en su rostro. Le tomó la mano con la cual lo estaba acariciando, la llevó a sus labios y le besó la palma.—Te estás preocupando por nada. En lo único que tienes que pensar es en cómo quedar embarazada lo más pronto posible —le dijo él con los ojos brillantes. Luego, con un tono de voz ronco y susurrante, le preguntó
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Verdad a medias
El corazón de Kara se detuvo por unos segundos. Le habían respondido lo que tanto quería saber, pero escucharlo… había esperado que Leif le dijera que estaba enfermo, ¿qué iba a morir? No, eso no era lo que hubiera deseado escuchar. —¿Tener un hijo lo ayudará a curarse? —Kara se sorprendió de que su voz saliera tan firme, contrario a como se sentía. Como si se estuviera enfrentando a un gran desafío, Kara tomó una respiración profunda mientras esperaba por la respuesta del beta. —No. El hijo que tendrán no curará a nuestro alfa —respondió Leif, con los ojos húmedos por las lágrimas—. Aunque tenga un heredero, su destino está marcado por la muerte. Kara cerró los ojos por un momento, la verdad era peor de lo que había imaginado. El golpe devastador que recibió con esa noticia le hizo sentir que la sangre abandonaba su cuerpo dejándola helada. —¿Qué enfermedad tiene Darius? —preguntó, en un tono de voz susurrante—. ¿Qué enfermedad puede ser tan fuerte que su lobo no le ayude a c
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El origen de la enfermedad
—No, no estoy mintiendo. Mi cachorro se está gestando en tu vientre —respondió Darius.Durante mucho tiempo, Darius había buscado a su mate. A pesar de sus esfuerzos, el destino le había negado la posibilidad de encontrarla. Ahora la tenía y, además, la Diosa bendijo su unión con un hijo. No podía evitar sentirse satisfecho, finalmente había logrado lo que daba por perdido e inalcanzable: un heredero. Podría morir en paz, seguro de que su clan sería liderado por otro alfa fuerte y capaz.Su felicidad se vio empañada por la negativa de Kara de darle un hijo porque no podía amarla y le prohibía que ella se enamorara de él. ¿Cómo podría? Sus días estaban contados. La culpa ya lo embargaba al tener que dejar a su madre, al clan y a su hijo que nunca iba a conocer. ¿También tendría que cargar con la culpa de dejar atrás a una compañera afligida por su partida?«No, te necesito fuerte, serás la loba que criará al alfa que la manada necesita». Pensó Darius mirándola con fiereza.Se preparó p
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Conspiración
Caelum esperaba sentado en una silla frente al escritorio del alfa. El nerviosismo que sentía en ese instante le daba un poco de ansiedad. Que la oficina de Rohan estuviera sumida en la penumbra, casi llegando a oscuridad, a pesar de que fuera de la habitación el sol iluminaba el día, no contribuía a aplacar su inquietud. Desde que Kara había sido rechazada, su situación en el clan se había visto afectada. Por culpa de su hija malagradecida, su estatus se había visto dañado. Por ello, que el alfa ordenara una reunión donde solo estarían ellos dos, le dio miedo. La sonrisa y mirada siniestra que le dirigía su líder no era un buen augurio.—Tengo una tarea para ti, Caelum. Quizás la más importante que llegarás a tener en este clan —comenzó diciendo Rohan, con un entusiasmo que sorprendió al anciano—. Como debes saber, tu hija sobrevivió y la tiene el clan de las garras salvajes.El viejo lobo frunció el ceño, a sus oídos había llegado esa información, pero no había creído que fuera la m
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El regreso
Kara se quedó observándolos desde la puerta con una sonrisa dividiendo sus labios. Por dentro sus emociones parecían una tormenta, pero las ocultaba, mostrándose como la loba fuete que había decidido ser. Había pasado el tiempo, pero la crueldad con la que fue tratada por eso dos no fue olvidada. Su regreso tenía más de un objetivo y hacerles pagar por el daño que sufrió era una de ellas.Miró alrededor, la oficina no había cambiado, seguía teniendo la misma decoración que fue testigo de sus encuentros clandestinos. Rohan la observaba con una sonrisa llena de satisfacción, pero a su lado, los ojos de Meara estaban llenos de ira.—Kara, pensé que tendría que ir a rescatarte —dijo Rohan, el tono de su voz con una mezcla de sorpresa y alegría.—Pensé mucho en nuestro encuentro. Me hizo reconsiderar lo que deseaba en mi vida y elegí estar entre mi gente. Por supuesto… que desearas que mi regreso fue lo que más pesó en mi decisión —respondió Kara. La última frase iba dirigida a Meara, dese
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El secreto mejor guardado
Con una sonrisa de satisfacción contenida, Kara observó cómo no podían creer que ahora se defendía. Sabía que había logrado sorprenderlos y que nunca olvidarían ese momento, menos iban a lograr borrarlo de su memoria cuando lo que estaba por venir chocara frente a sus ojos. Su venganza sería inolvidable, de eso se iba a asegurar.—Iré a visitar a Galen y cuando termine con él, iré a tu casa, Rohan —le informó al alfa antes de darse la vuelta y marcharse.No había dado dos pasos cuando escuchó que Meara le hablaba.—Vas a visitar primero a ese viejo antes de que a tu padre.—No te metas en lo que no te importa —fue lo único que le dijo antes de continuar su camino.A Kara le hubiese gustado seguir molestando a la amante de Rohan, pero deseaba ver al único hombre que consideraba un padre. Mientras su verdadero padre la ignoraba o le hacía la vida imposible como el resto de la manada, el anciano cuidaba de ella. Fue Galen quien la ayudó cuando su loba emergió. Fue el único que le curaba
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