Avanzamos rápidamente a la cabina de Estrella y Marian, abrimos la puerta de golpe y no están ahí... La preocupación empieza a hacer un agujero oscuro en mi corazón y un nudo se forma en mi garganta. Priscila y yo corremos por el pasillo hacia la cabina de Ana y Leo, puedo ver los distintos paisajes en las ventanas en el borde de mi vista mientras avanzamos, un bosque nevado, praderas infinitas, el firmamento y algunos lagos. Llego a la cabina y casi derribo su entrada por la anticipación. Todos estaban aquí, Leo y Marian estaban vendando la cabeza de Ana quien parecía haberse golpeado bastante feo, Estrella estaba sentada en un rincón abrazada a sus rodillas, el nudo en mi garganta se hace un poco más llevadero ahora. Priscila y yo entramos a la cabina, distraídamente noto que en su ventana se muestra lo que parece ser una ciudad que no conozco, aunque se ve algo rara, hay algo en ella que simplemente no cuadra del todo. — ¿Qué le pasó a Ana? —la voz preocupada de Priscila
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