Oscuridad, gritos y miedo, esos eran las partes por separado de lo que formaba mi situación. El sudor cubre mi cuerpo mientras corro a través de la oscura penumbra de este bosque maldito, mi corazón se acelera más con cada centímetro recorrido, siento que mis pulmones queman, mis piernas me arden y sólo la adrenalina me mantiene en movimiento pero aun eso no puede durar para siempre. Mi mundo se transforma en sombras tenues brevemente iluminadas por la luz plata de la luna. No pienso en el camino, el tren o mi hogar, simplemente persigo la espalda de Leo y los otros fugitivos frente a mí. Jadeos pesados escapan de mi boca y mis sentidos agudizados por el terror puro escuchan un golpe seco acompañado por gemidos frente a mi posición. Veo a Leo desviándose ligeramente para intentar ayudar al hombre caído, pero corro más rápido y lo tomo por el brazo, sus ojos me miran con miedo y confusión. Un millar de pensamientos pasan por mi mente en el espacio de un latido pero hay uno que se
Leer más