Siendo apenas el dos de enero, Esmeralda se preparaba para ir a trabajar. Estaba realmente nerviosa porque su jefe parecía muy interesado en proponerle algo para salir de todos sus problemas económicos. ¿Qué haría ella? ¿Sería capaz de rechazar la mejor oportunidad de su vida para vivir sin los fantasmas del pasado? Al transcurrir las horas, Esmeralda estaba en su lugar de trabajo, pero con su mente en la propuesta que sabía que su jefe consideraba hacerle. No sentía deseo sexual por él, mucho menos amor, pero... ¿Podría ser suya una noche? Al terminar su trabajo, ella fue a casa sin haber hablado con Kenton y pensó, por primera vez, que él había desistido. Seguramente se había espantado al conocer su estado financiero y había decidido estar con cualquier otra mujer que lograra ser más económica. Tal vez se había interesado en alguien a quien no debiera darle dinero y ella finalmente tendría paz. En el instante en el que entró a su modesto apartamento notó que algo estaba mal.
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