hola chicas les pido disculpas por la demora. Me separé del padre de mis hijos y debí pedir una orden de alejamiento por violencia. Él está haciéndome la vida imposible, negándose a cumplir sus obligaciones y demás. Las últimas semanas he estado haciendo un trámite tras otro, trabajando, haciendo de todo. Tengo fé de que en unos días más todo se resuelva favorablemente y tengamos tranquilidad, pero los procesos judiciales demoran mucho tiempo. Les agradezco por su paciencia :)
Para Esmeralda el día menos esperado llegó. Saber que tendría que volver a estar con su jefe le causaba escalofríos, pero también cierta tranquilidad al saber que las deudas que la atormentaron por años desaparecerían como por arte de magia. ¿Cuánto tiempo había soñado tener la posibilidad de vivir libre de deudas? Era el anhelo más grande de Lourdes y de ella. Lourdes solo había mirado a Esmeralda vestir con su ropa casual y mirarse en el espejo con cara de tragedia y preocupación inmensa. -Puedes arrepentirte de esto. Recordarás toda tu vida lo que hiciste- Apoyó la mano en su hombro y le habló desde atrás mirando su reflejo en el espejo -Tengo que hacer esto. Es una decisión tomada y ya firmé el documento. No te preocupes por mi, él me tratará como a un objeto valioso... después de todo eso es lo que soy- Rió amargamente intentando que su hermana creyera que estaba bien con lo que había aceptado -Yo nunca voy a juzgarte. Llámame por cualquier cosa que suceda y para saber
Esmeralda cerró sus ojos con fuerza cuando Kenton comenzó a despojarla de su ropa interior. Estaba avergonzada. Su timidez era mucha hasta para ser revisada por un médico, mucho más en su situación actual que debía permitirle a su jefe lo que jamás le había permitido a nadie. Kenton la miraba más que satisfecho por tenerla en su cama y saber que no se iría corriendo al amanecer. -Por Dios, me fascinas- Habló a su oído y comenzó a repartir besos en su cuello mientras su mano derecha tocaba uno de sus senos suavemente Esmeralda respiraba agitada y se mantenía rígida mientras múltiples sensaciones comenzaban a formarse en su interior. Kenton avanzaba tan despacio y con tal nivel de confianza que no era capaz de predecir sus acciones. En un intento por lograr que la rigidez en Esmeralda desapareciera de inmediato, Kenton se apartó e hizo que ella se colocara boca abajo. Ella mantuvo los ojos abiertos en ese momento, ya que no hacía contacto visual con su jefe. Kenton reparti
Para Kenton era más que erótico ver a Esmeralda en la situación en la que se encontraba, rindiéndose a sus bajas pasiones; unas que solo con él había sacado a la luz. Verla tan sonrojada, jadeante y confundida solo aumentaba su propia excitación. -¿Por qué me haces esto?- Puso una de sus manos sudorosas y temblorosas en el pecho de su dueño de fin de semana Kenton sonrió seductor y respondió -Te deseo. ¿Aún no te das cuenta de cuánto lo hago? -No creo que sea sano desear a quien no te desea a ti- Se atrevió a responder aún más confundida que antes -En tu mente, tal vez en tu corazón no lo haces... pero tú cuerpo recibe cada una de mis atenciones. ¿De verdad quieres hablar en este momento?- Volvió a sonreír -Solo te aprovechas de mi situación y usas tu experiencia en tu propio beneficio- Lo acusó pretendiendo hacerlo sentir culpable -Luego de disfrutar varios días conmigo podrás vivir relajada finalmente. No estamos haciendo nada malo, solo disfruta el momento aquí- Le d
El desayuno fue una comida que los dos disfrutaron pese al cierto nivel de incomodidad entre ellos. Esmeralda sentía vergüenza porque no tenía claro como debía de comportarse estando Kenton tan relajado luego de lo que habían compartido. Él había visto los sitios más privados de su cuerpo y no solamente había hecho eso... -Quítate la ropa por favor- Pidió Kenton observando las sencillas prendas que no le hacían justicia a su sensual figura -Es de día, hay demasiada claridad. No puedo- Se negó inmediatamente presa de la vergüenza -¿Así te sientes más cómoda?- Cerró las cortinas y se acercó a su temblorosa acompañante que tenía las mejillas sonrojadas -¿Tenemos que hacerlo de nuevo? Es demasiado para mi- Intentó retroceder sabiendo que no había lugar adónde ir -Esta será la última vez que tengamos relaciones y luego podrás descansar por varios días- Le habló con calma mientras él mismo la desvestía Las prendas cayeron al suelo, incluida la ropa interior. Kenton no se desn
El primer fin de semana juntos, decidió Kenton que finalizara unas horas antes. Él sabía que Esmeralda no querría volver a tener intimidad. Ella estaba cansada y también confundida porque tal vez había creído que sentiría lo mismo que aquella primera vez juntos. -¿Te gustaría ir a casa antes?- Le preguntó y sin siquiera pensarlo dos segundos, ella asintió en respuesta -¿Puedo irme?- Creyó que él mentía -Eres demasiada tentación si permaneces aquí y tienes que descansar- Le dió un último beso en los labios y decidió salir del cuarto para darle privacidad para vestirse Esmeralda se puso su ropa sintiendo en su piel el aroma de la costosa colonia de Kenton, pero eso no le molestaba si tenía la posibilidad de irse de inmediato. ¿Que sucedería si se duchaba y él no respetaba su privacidad? Mejor no arriesgarse. Vestida, Esmeralda salió del cuarto. Evitó ver a Kenton a los ojos y se marchó sin pronunciar palabra. Un chófer estaba listo para llevarla al apartamento familiar.
Esmeralda veía en sus compañeros de trabajo la felicidad de laborar hasta el jueves únicamente, ya que el día siguiente era feriado. Al acabar su jornada laboral se fue a toda prisa a su apartamento. No quería que Kenton la mandara a llamar. Ella sentía pánico de tener que encontrarse con su jefe aún más descansado ese fin de semana, porque sin dudarlo, acabaría con ella. -¡Tía tenemos una sorpresa para ti!- Dylan llegó corriendo a su lado en cuanto escuchó que ella llegaba -¿Si? ¿Cuál sería esa sorpresa?- Se agachó a la altura de su sobrino para abrazarlo y darle un beso ruidoso en la mejilla -Mira tía- Dylan señaló atrás de su tía y ella sintió un escalofrío Despacio, Esmeralda se reincorporó y se dió la vuelta para ver a Kenton sonriente extendiéndole una taza de café. -¿Qué hace usted aquí?- Preguntó en voz baja- Dylan cariño, ve a tu habitación -Me gusta tratar asuntos importantes personalmente y si te pedía que fueras a verme para hablar tranquilos te hubieses
El momento de salir de casa había llegado para Esmeralda. Kenton esperaba por ella y sabía que no podría fallarle. Para Esmeralda era difícil ir a cumplir con aquella obligación que acababa siendo placentera, así no lo quisiera. Lourdes la vió marchar y se persignó esperando que de aquel contrato no hubiera secuelas irreparables, aunque estaba convencida de que nada saldría como era esperado. Su intuición no fallaba jamás y quería confiar en que todo sería diferente, pero había señales inequívocas para ella. El trayecto a Esmeralda se le hizo demasiado corto y cuando menos esperó estaba siendo recibida con un beso apasionado de su jefe. -Es un placer que estés aquí. Hoy tengo para ti una sorpresa y espero que la disfrutes- Le habló con un tono extrañamente bajo y misterioso -No me gustan las sorpresas- Quiso defenderse -Se que ésta te gustará. Deberías estar más relajada ahora que ya hemos pasado más tiempo juntos, pero pareces aún más nerviosa que la semana pasada, ¿A
Esmeralda respiraba agitada. Kenton parecía tener la forma ideal para hacerla perder la cordura por completo. No podía creer que él fuera capaz de conseguir que su cuerpo reaccionara del modo en el que lo hacía. -Si me miras así perderé el control- Murmuró con agitación abriendo las piernas temblorosas de ella de par en par -No hagas eso, ¿Cuánto más quieres avergonzarme?- Preguntó recobrando un poco de su vergüenza, intentando cubrirse -No tienes que cubrirte, de ninguna manera. Déjame hacerte sentir bien- Pidió comenzando a tocarla íntimamente con absoluta suavidad, pero eso no fue suficiente Sin más demora, Kenton dirigió su boca a aquella entrepierna que parecía llamarlo. Ella estaba tan mojada, dolorosamente excitada y aunque luchaba por apagar ese fuego que la quemaba por dentro no lo conseguía. Su vergüenza solo aplacaba un poco las sensaciones, pero que difícil era tenerlo a él acariciando cada punto y luego besándolo. -¿Vas a seguir resistiendote?- Le preguntó ba