Hola chicas! Que opinan? Debería Kenton buscar ayuda por su obsesión con Esmeralda? Que creen sobre lo ocurrido entre los dos? ¿Será posible que uno de ellos se enamore? Gracias por su apoyo y paciencia. No olviden dejar varios comentarios en cada capítulo, me ayudan demasiado :)
Esmeralda veía en sus compañeros de trabajo la felicidad de laborar hasta el jueves únicamente, ya que el día siguiente era feriado. Al acabar su jornada laboral se fue a toda prisa a su apartamento. No quería que Kenton la mandara a llamar. Ella sentía pánico de tener que encontrarse con su jefe aún más descansado ese fin de semana, porque sin dudarlo, acabaría con ella. -¡Tía tenemos una sorpresa para ti!- Dylan llegó corriendo a su lado en cuanto escuchó que ella llegaba -¿Si? ¿Cuál sería esa sorpresa?- Se agachó a la altura de su sobrino para abrazarlo y darle un beso ruidoso en la mejilla -Mira tía- Dylan señaló atrás de su tía y ella sintió un escalofrío Despacio, Esmeralda se reincorporó y se dió la vuelta para ver a Kenton sonriente extendiéndole una taza de café. -¿Qué hace usted aquí?- Preguntó en voz baja- Dylan cariño, ve a tu habitación -Me gusta tratar asuntos importantes personalmente y si te pedía que fueras a verme para hablar tranquilos te hubieses
El momento de salir de casa había llegado para Esmeralda. Kenton esperaba por ella y sabía que no podría fallarle. Para Esmeralda era difícil ir a cumplir con aquella obligación que acababa siendo placentera, así no lo quisiera. Lourdes la vió marchar y se persignó esperando que de aquel contrato no hubiera secuelas irreparables, aunque estaba convencida de que nada saldría como era esperado. Su intuición no fallaba jamás y quería confiar en que todo sería diferente, pero había señales inequívocas para ella. El trayecto a Esmeralda se le hizo demasiado corto y cuando menos esperó estaba siendo recibida con un beso apasionado de su jefe. -Es un placer que estés aquí. Hoy tengo para ti una sorpresa y espero que la disfrutes- Le habló con un tono extrañamente bajo y misterioso -No me gustan las sorpresas- Quiso defenderse -Se que ésta te gustará. Deberías estar más relajada ahora que ya hemos pasado más tiempo juntos, pero pareces aún más nerviosa que la semana pasada, ¿A
Esmeralda respiraba agitada. Kenton parecía tener la forma ideal para hacerla perder la cordura por completo. No podía creer que él fuera capaz de conseguir que su cuerpo reaccionara del modo en el que lo hacía. -Si me miras así perderé el control- Murmuró con agitación abriendo las piernas temblorosas de ella de par en par -No hagas eso, ¿Cuánto más quieres avergonzarme?- Preguntó recobrando un poco de su vergüenza, intentando cubrirse -No tienes que cubrirte, de ninguna manera. Déjame hacerte sentir bien- Pidió comenzando a tocarla íntimamente con absoluta suavidad, pero eso no fue suficiente Sin más demora, Kenton dirigió su boca a aquella entrepierna que parecía llamarlo. Ella estaba tan mojada, dolorosamente excitada y aunque luchaba por apagar ese fuego que la quemaba por dentro no lo conseguía. Su vergüenza solo aplacaba un poco las sensaciones, pero que difícil era tenerlo a él acariciando cada punto y luego besándolo. -¿Vas a seguir resistiendote?- Le preguntó ba
Kenton la vió acostarse sola, cubrirse muy bien con la sábana y desviar la mirada con sus mejillas enrojecidas, estaba avergonzada. -¿Estás bien?- Elevó su rostro para que lo mirara -Esto no estaba en el contrato- Kenton la miró desconcertado -Tener relaciones estaba en el contrato, ¿Que es lo que no estaba?- Preguntó evidentemente confundido mientras repasaba los puntos de aquel documento en su mente -Que yo... haría cosas- Respondió aumentando el sonrojo de sus mejillas -Tienes razón en cierta manera. No había detalles de lo que haríamos y de lo que no. Apenas estoy conociéndote y tú estás aprendiendo de ti misma, ¿Cómo sabremos lo que te gusta si no lo probamos antes?- Ella evitó su mirada comprendiendo que él tenía razón -Tu interés es el de complacerte, yo no pedí nada de esto- Se defendió con un nuevo argumento -Tienes razón, no pediste nada, pero mi placer se obtiene de varias formas. Una de ellas está en verte y escucharte disfrutar; para que eso ocurra debe
Kenton no logró conciliar el sueño mientras que Esmeralda durmió plácidamente debido a la relajación que tener sexo le había otorgado, pero aún más por haberle dicho sus verdades a su jefe. Cuando Esmeralda despertó, lo hizo sola en la cama y se vistió con toda prisa. No quería que él de pronto quisiera tener sexo. La valentía con la que le había hablado se había esfumado. -Estuve pensando en lo que me dijiste - Entró a la habitación de repente mirando a Esmeralda ya vestida -¿Si? ¿Alguna conclusión interesante?- Le preguntó ella sin mostrarse intimidada -Mas de una para ser honesto. Sígueme- La guió fuera del cuarto y la llevó a la sala donde una bandeja con aperitivos esperaba por ellos, así como también una taza humeante de café -Mmm, se ve delicioso- Ignoró lo que dijo con total intención y más aún al ver la mesa. Tener sexo le abría el apetito -¿Tu quieres que Lourdes se quede sola llorando por el recuerdo de un hombre?- Le preguntó haciendo que ella lo viera disg
25 de Diciembre, 19:30 horas. Esmeralda bufaba cansada. Su hermana mayor era obsesiva con los detalles y esa noche estaba más insoportable que nunca. -Solo iré al hotel por mi premio y regresaré. No entiendo por qué debo arreglarme tanto- Se quejó, pero eso no detuvo a Lourdes en su tarea de embellecerla Usando un vestido verde a la altura de las rodillas y unos preciosos tacones negros, Esmeralda observó su imagen en el espejo. Se veía muy bella, pero lo creía excesivo. Dos días atrás, ella había resultado favorecida con uno de los tantos premios que la empresa donde llevaba ocho meses trabajando sorteaba cada año en esas fechas. Ella necesitaba el dinero y sentía que el premio que recibiera le ayudaría a salir de la catastrófica situación económica que atravesaba. Con mucho esmero, finalmente su hermana terminó por estar satisfecha con el resultado y luego de darle un abrigo largo que la protegiera del frío invierno la acompañó a la puerta de entrada. Allí la abrazó
25 de Diciembre 23:35 horas Esmeralda estaba de camino a su apartamento más que avergonzada. Aún en su mente persistía el recuerdo del grandísimo sorteo y lo emocionada que se sintió al ser una de las ganadoras. Ella había comenzado a trabajar en la compañía hacía menos de un año. Al comenzar el mes de diciembre los murmullos y la emoción de sus compañeros de trabajo eran constantes y no comprendía por qué. Samantha, una joven que trabajaba en su departamento de contabilidad le había explicado el por qué la emoción de todos. La empresa Gilmore siempre había destinado dinero a obras de caridad a favor de los niños desprotegidos y con enfermedades graves. Aunque tenían muchísimo dinero para varias vidas, también ayudaban a quien lo necesitara en varias ocasiones. El mes de diciembre era muy esperado por todos. Los sorteos que organizaba la empresa para premiar a los trabajadores por su compromiso y también para motivarlos a donar a obras benéficas eran estupendos. Kenton G
La alarma sonó con insistencia y Esmeralda la apagó con deseos de permanecer en la cama. El pequeño Alvarito dormía acurrucado a su cuerpo y por primera vez sintió envidia de ese pequeño ángel. Debía de ser lindo no tener preocupaciones ni un posible despido por no acostarse con su jefe en Navidad. Más que furiosa con el recuerdo, llevó a su sobrino con Lourdes y se encerró en el minúsculo baño para asearse e ir a trabajar. Se sentía intranquila, un manojo de nervios con piernas. El corazón le latía desbocado dentro del pecho y tenía un mal presentimiento que con el correr de los minutos se volvía peor. En la empresa Gilmore las mujeres podían escoger entre vestir un traje con falda tubo o pantalón. Muchas empleadas guapísimas usaban falda así se les congelara hasta la última terminación nerviosa del cuerpo. Esmeralda había usado su falda en invierno, solo cuando sus sobrinos manchaban su pantalón entallado, algo que ocurría con mucha frecuencia. -¿Mostrar las piernas sabi