Kenton llegó junto a Dylan al apartamento Starling. Él llevaba la cena, refrescos, una costosa botella de vino y también una finísima champaña. Él planeaba compartir con ellas que ese año llegaba a su fin y además, tenía mucho que celebrar. El recibimiento de ellos no fue el esperado. Si él creyó que Esmeralda se lanzaría a sus brazos en agradecimiento, estaba equivocado. Aunque Lourdes no le tenía gran simpatía, al menos le había agradecido como su hermana se negaba a hacer. Esmeralda lo tomó del brazo y lo llevó al baño. Dylan no tenía que presenciar una discusión de adultos. -Mire, agradezco que se haya tomado tantas molestias. Para mí hermana es un alivio tener tantas cosas para sus hijos, pero ¿Usted no piensa? ¿Qué le pasa?- Kenton la miró con escepticismo. Aquel era el agradecimiento más extraño que había recibido en su vida -Aquí no soy tu jefe, llámame por mi nombre. Cuando aceptes estar conmigo, ¿Me dirás señor?- Él tenía una pequeña sonrisa en los labios y sus p
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