¿Se asustará Kenton cuando sepa la gran deuda de Esmeralda o estará dispuesto a negociar para conseguir una noche de pasión?
Dylan había anotado lo que Kenton le había pedido y le había hablado en secreto a Alvarito para decirle que tendría mucha leche y pañales. Se sentía tan feliz que necesitaba contárselo a alguien y él sabía que su hermanito no podría hablar. Kenton había llegado a recoger a Dylan. Aquella era la primera vez que Esmeralda lo veía vestido de jeans y suéter. Aunque en él hasta el estilo informal resultaba elegante. Tal vez por sus accesorios caros y por la fragancia importada. Además estaba perfectamente rasurado y peinado. -Vendremos tan pronto como terminemos- Kenton le aseguró a Lourdes que ayudaba a su hijo a ponerse su abrigo y guantes -Dylan por favor hazle caso al señor Gilmore y si debes cruzar la calle miras a los lados. Le das la mano, ¿Entendiste?- Lo miró con advertencia y el niño le dió la mano a Kenton de inmediato -Todo estará bien. Él me acompañará a hacer algunas cosas y en cuanto terminemos vendremos. Iremos a merendar y volveremos antes de la cena. No sé preo
Las hermanas Starling escucharon varios pasos y luego como tocaban el timbre del apartamento. Al abrir la puerta, varios hombres comenzaron a entrar llevando consigo grandes bolsas y cajas repletas de distintos alimentos. -Paren. Nosotras no ordenamos nada- Lourdes quiso detenerlos -¿Este es el apartamento de las señoras Starling?- Lourdes parpadeó sorprendida y asintió- Entonces estamos en el lugar correcto. Permiso Esmeralda y Lourdes se quedaron paradas en un rincón viendo como él apartamento se llenaba de cosas que no habían pedido, pero en lo que Kenton y Dylan seguramente tenían mucho que ver. -Necesitamos espacio para traer los paquetes- Un empleado les habló y ellas comenzaron a moverse pensando que paquetes serían esos -Ay Dios- Lourdes se ahogó con su propia saliva cuando vió la cantidad de leche y pañales que cargaban los empleados -Que no te convenza su excesiva amabilidad. ¿Crees que él tiene buenas intenciones?- Esmeralda miró furibunda la gran compra q
Kenton llegó junto a Dylan al apartamento Starling. Él llevaba la cena, refrescos, una costosa botella de vino y también una finísima champaña. Él planeaba compartir con ellas que ese año llegaba a su fin y además, tenía mucho que celebrar. El recibimiento de ellos no fue el esperado. Si él creyó que Esmeralda se lanzaría a sus brazos en agradecimiento, estaba equivocado. Aunque Lourdes no le tenía gran simpatía, al menos le había agradecido como su hermana se negaba a hacer. Esmeralda lo tomó del brazo y lo llevó al baño. Dylan no tenía que presenciar una discusión de adultos. -Mire, agradezco que se haya tomado tantas molestias. Para mí hermana es un alivio tener tantas cosas para sus hijos, pero ¿Usted no piensa? ¿Qué le pasa?- Kenton la miró con escepticismo. Aquel era el agradecimiento más extraño que había recibido en su vida -Aquí no soy tu jefe, llámame por mi nombre. Cuando aceptes estar conmigo, ¿Me dirás señor?- Él tenía una pequeña sonrisa en los labios y sus p
Kenton estaba en la mansión de sus padres, aburrido, pretendiendo disfrutar la última noche del año. Él sabía que el próximo año sería prometedor y estaba ansiando que llegara de una buena vez. Lo anhelaba con fuerza. Él, había enviado una cena completa y variada para la familia Starling. Quería que ellas disfrutaran un buen menú sin tener que esforzarse en cocinar. Además, había encargado una deliciosa selección de postres que sabía que Dylan amaría. Él había recibido un nuevo reclamo de Esmeralda, pero lo había ignorado, tal como había hecho con los anteriores. Al momento de las felicitaciones y buenos deseos, Kenton había pensado en la mujer que más deseaba y luego del brindis se había retirado. Pensó en salir a divertirse y también en estar con una mujer, pero su cuerpo solo anhelaba el de una mujer. ¿Cómo podría estar con otra persona? (.....) Las hermanas Starling y los niños estaban cenando. Sobre su mesa estaba el menú festivo más delicioso que jamás habían pr
Kenton ignoró deliberadamente a Esmeralda. Solamente se concentró en su belleza y también en la felicidad de Dylan. ¿Cómo no quererlo? Ese niño era muy especial y agradecía así el mínimo obsequio. -¿Podemos hablar en privado un minuto?- Kenton le propuso y ella miró a Lourdes con duda Su hermana, apenas de manera imperceptible levantó sus hombros. Ella no podía decidir. -No serán más de cinco minutos. Lo prometo- Garantizó y ella lo siguió -No pienso tener sexo con usted- Le advirtió cuando estuvo segura de que nadie los podría escuchar -¿En cinco minutos? En ese tiempo no podría ni quitarte la ropa. Esmeralda, estamos en invierno, con todo lo que usas para el frío no habría modo- Aseguró y abrió una puerta para que ella entrara primero -No confío en usted, ¿De que quiere hablar?- Lo miró fijamente -Mañana te daré una respuesta. Aún te deseo, ¿De verdad no sientes lo mismo?- Él esperó ver en esos hermosos ojos verdes, al menos un poco de deseo, pero no pudo encontr
Siendo apenas el dos de enero, Esmeralda se preparaba para ir a trabajar. Estaba realmente nerviosa porque su jefe parecía muy interesado en proponerle algo para salir de todos sus problemas económicos. ¿Qué haría ella? ¿Sería capaz de rechazar la mejor oportunidad de su vida para vivir sin los fantasmas del pasado? Al transcurrir las horas, Esmeralda estaba en su lugar de trabajo, pero con su mente en la propuesta que sabía que su jefe consideraba hacerle. No sentía deseo sexual por él, mucho menos amor, pero... ¿Podría ser suya una noche? Al terminar su trabajo, ella fue a casa sin haber hablado con Kenton y pensó, por primera vez, que él había desistido. Seguramente se había espantado al conocer su estado financiero y había decidido estar con cualquier otra mujer que lograra ser más económica. Tal vez se había interesado en alguien a quien no debiera darle dinero y ella finalmente tendría paz. En el instante en el que entró a su modesto apartamento notó que algo estaba mal.
En su cama, Esmeralda pensaba en que debería hacer. ¿Tendría que llamar a Kenton e implorarle que ya ayudara o debería esperar hasta el día siguiente para solicitar su ayuda? También pensaba en la vergüenza que sentiría siendo desnudada por él. Solamente se había vestido y desvestido delante de su hermana, jamás delante de alguien más. Si contaba sus escasas visitas al médico, solamente había escogido ser revisada por una mujer y de eso habían pasado años. Se puso de pie y se observó en el espejo. ¿Por qué un hombre estaría dispuesto a pagar por pasar la noche con ella? Solamente era una mujer normal, ni gorda ni flaca, sin cirugías, vestida con un atuendo económico. Fue a acostarse de nuevo sin haber comprendido que tenía tan especial para que alguien como Kenton Gilmore se obsesionara. Tal vez él solamente no estaba acostumbrado al rechazo y por eso la deseaba tanto... Una nueva pregunta llegó a su mente. ¿Debería decirle que jamás había estado con otro hombre o debería callarl
Esmeralda comenzó a leer el segundo contrato, pero una duda sobre el primero la hizo detenerse cuando leyó uno de los puntos. Claramente Kenton pedía tener relaciones más de una vez en los días que debieran estar juntos en el segundo. -Tengo una duda- Dijo sosteniendo en su mano una copia del primer contrato -¿Cuál duda? Debes despejar todas tus dudas e inseguridades antes de firmar un documento, ¿Lo entiendes?- Le aconsejó -El punto tres del contrato dos explica que no ocurrirá solo una vez por noche, pero eso no lo dice en ningún punto del primer contrato. Eso significa que solo será una vez y que aún así debo permanecer en la habitación hasta la hora que aquí aparece- Señaló el punto donde claramente decía que deberían tener relaciones pero sin especificar cuántas veces -Muy inteligente de tu parte pero muy estúpida de la mía. Esperaba que lo hiciéramos más de una vez- Admitió -Eso no sucederá. Si firmo el segundo contrato deberé aceptar esa condición, pero no en es