Capítulo 48. Acorralados.
Para David, los días comenzaban a representar una cadena de eslabones unidos entre sí sin un fin específico, que lo llevaban a ningún lado y parecían no tener fin.Todo se había congelado a su alrededor: el conflicto en una de las parcelas que trabajaba, su relación con Jimena y su propia existencia.Ya no encontraba ninguna novedad en esa región. Las calles eran siempre las mismas, los rostros y las costumbres se repetían a diario.Cada día entraba a comer en lugares diferentes, pero la comida le sabía igual, el sol brillaba con la misma intensidad y en las noches, la neblina le impedía que disfrutara de la vista nocturna de las montañas.Estaba agotado, frustrado e inquieto, pero por más que se esforzaba por hacer cambiar las cosas, lo único que hallaba eran obstáculos que le impedían el paso.En un descanso del trabajo se alejó de los empleados y sacó del bolsillo de su pantalón su teléfono móvil para llamar a Jimena.No obtenía respuestas. La chica llevaba días sin contestar sus l
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