Capítulo 4. No seas necio
«Por fin despiertas, Isabelle»Isabelle abrió los ojos, el tono severo de su madre le causó un escalofrío y el dolor de cabeza aumentó.—Mamá —musitó, viéndola de brazos cruzados delante de ella.—¿Eso es todo lo que tienes que decir, Isabelle? ¿Tienes idea de la vergüenza y la humillación que nos has hecho pasar a tu padre y a mí? —le cuestionó con rudeza.Isabelle se mordió el labio para no echarse a llorar.—Lo siento —dijo, levantándose de la cama y sin ver el rostro enojado de Anna.—¿Lo siento? ¡Por Dios, Isabelle! ¡Un maldito lo siento, no arreglará lo que has hecho! ¿Cómo fuiste capaz de acostarte con el novio de tu prima? ¿Cómo fuiste capaz de gritarlo a los cuatro vientos delante de tanta gente? La joven tembló.—No fue mi intención, mamá, no era eso lo que deseaba. Yo, puedo explicarlo, por favor, escúchame. —¿Explicar qué? Te acostaste con Leandro la noche antes de la boda, ¿qué explicación quieres darme, Isabelle?—No sabía que era Leandro, mamá, por favor, es
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