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Desayuno
Sí se trataba de estudios y títulos universitarios, Lexy debía conseguir con premura un Doctorado en “evasión” y un Magíster en “mitomanía”.Con sus grandes capacidades había evitado charlar otra vez con su abuela y había evadido sus preguntas, como siempre solía hacer, resultando escurridiza y muy inoportuna. Por otro lado, para cuando había llegado a la casa de sus padres y casi a las diez de la noche, una sarta de mentiras había caído sobre ellos, dejando a sus preocupados progenitores con una calma que ella entendió que arreglaría las cosas por un par de días.Para cuando encontró paz en el silencio de su habitación se tomó un tiempo para asearse y revisar las heridas y los golpes producidos por Esteban, esos que ya estaban ocultos bajo la estratégica ropa que usaba. Se duchó sin complicaciones y se relajó al entender que estaba a salvo y que todo había salido según lo planeado.Mientras preparó sus pertenencias para asistir al trabajo, localizó su teléfono móvil que, para ese ent
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Adictiva
Más dulce que un rollo de canela y más cálido que un café negro.—Ya no tengo apetito —confesó y lo miró con temor.Joseph nada respondió y se levantó de su silla para caminar hasta el inicio del casino. Cerró la puerta con seguridad y encendió la máquina de café, donde configuró un cronómetro con diez minutos en su panel.—Tenemos diez minutos, las capacitaciones son muy breves —acotó él y se quitó el saco azul oscuro que llevaba.Se plantó frente a ella y, no obstante, Lexy seguía mirándolo a la cara, no tuvo reacción cuando el hombre la obligó a levantarse de la silla con un fuerte tirón y cogió su cuello con su mano para robarle un apasionado beso.Hundió sus dedos con suavidad en la piel de su cuello y se frotaron a la par en sus posiciones, ansiosos por sentirse otra vez.Lexy intentó quitarse la camisa de manga larga que llevaba, pero el hombre le hizo entender que no tenían mucho tiempo; le acomodó la falda hasta las caderas, donde la encontró sin ropa interior y con unas sens
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Mensaje
Joseph se marchó tras besarle los labios por décima vez a Lexy y, no obstante, le tomó mucho trabajo dejarla a solas para que desayunara, tuvo que hacerlo, pues no estaba en condiciones de ser expuesto por las malas lenguas de las mujeres chismosas de la empresa.Ella bebió el café en silencio y repasó lo ocurrido mientras las otras personas la observaban con curiosidad. Se estaba riendo sola y tenía las mejillas sonrosadas gracias a los recuerdos que Joseph había dejado en ella.Regresó a su oficina con una segunda taza de café para el resto de la mañana y un trozo del bollo de canela para acompañar.Se acomodó en su escritorio con normalidad y encendió su computadora para empezar a trabajar.Aunque sabía que estaba postergando lo inevitable, no pudo enviar el mensaje que le había escrito a Esteban y decidió que lo mantendría entre sus archivos hasta una nueva oportunidad.“¿Una nueva oportunidad? ¿De qué narices estás hablando?”. —Preguntó su conciencia con ira.Lexy suspiró fatigad
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Premio
Se levantó de su silla con cortesía y saludó a la pareja por igual, sonriendo con simpatía.—¿Usted es nueva? —preguntó el Gerente y la miró con desconfianza.—Es el reemplazo de Alejandra —acotó Anne con seguridad, ayudando un poco a Lexy y su timidez.Lexy gruñó ante ese sentimiento que carecía: confianza. ¿Por qué ella no podía ser así?—Bueno, ya sabes quién soy, no vengo muy a menudo, pero puedes confiar en nosotros en lo que quieras —explicó el Gerente y Lexy se sintió segura otra vez—. Y ella es Anne Fave, nuestra Asesora, es tu jefa también, así que debes tratarla igual que a todos.—Claro que sí —respondió ella y se sonrojó al entender que su puesto laboral y también el de Joseph dependían de ella, de la deseada y hermosa Anne Fave—. Me siento muy cómoda y agradecida…—¡Joseph, mí Joseph! —interrumpió la mujer y corrió al encuentro con el hombre, ese que se sorprendió de tanta alegría con la que lo recibían—. ¡Querido mío, las ventas están por las nubes, no sabes lo agradecid
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Daño
Joseph había tenido la leve esperanza de que se tratara de otra substancia, pues estaba seguro de que Esteban también consumía, pero la decepción era clara y fuerte.—Le envíe un mensaje diciéndole que lo nuestro ya no da para más y me dijo que me iba a matar —repitió ella y dejó a Joseph entre dos sentimientos que no logró procesar: felicidad por su valentía para iniciar la ruptura y miedo por las amenazas del joven estudiante—. Siempre me ha dicho que, si me atrevo a dejarlo o a denunciarlo, me voy a pudrir en un cajón —aseguró ella y Joseph entendió de inmediato las referencias del joven.—Vale, vale, tenemos que pensar el algo —musitó él e intentó relajarse para pensar con mayor coherencia.Pero no podía, tenía mucho que enfrentar y sentía que el tiempo no estaba a su favor.“Déjame preguntar: ¿Por qué tenemos que ayudar? No sabía que nos dedicábamos al fono-drogas”. —Molestó la conciencia de Joseph y por más que quiso escucharla, no pudo, hizo oídos sordos, aun sabiendo los probl
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Llamada
Joseph se lavó el rostro con un poco de jabón y agua fresca, todo bajo los curiosos ojos de Lexy, quien parecía adormilada y muy cansada tras el agudo momento.El hombre la invitó a acomodarse en su escritorio y la atendió con mucha amabilidad mientras le entregó papel para que se limpiara la entrepierna y le facilitó su cuarto de baño privado para que pudiera asearse sin problemas.Tras encontrar un poco de calma al tormentoso, pero pasional encuentro, Lexy y Joseph conversaron sobre su próximo viaje a la capital, esa enorme ciudad que Lexy no conocía y que le revolvía la barriga con solo pensarlo.—¿Y qué le digo a mis padres? —preguntó Lexy.—La verdad —contestó él y consiguió responder un par de correos electrónicos mientras charlaba con la insegura jovencita—. Ya eres mayor de edad, Lexy; no vas de fiesta, ni nada parecido, vamos a trabajar —aseguró y la aludida movió la cabeza en aprobación.“¿A trabajar? ¡Pufff! ¿Qué clase de mentira es esa?”. —Molestó su conciencia.Joseph se
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Tan todo
—A ver, ¿qué cosas? —desafió el muchacho y escuchó atento a esa muchacha que tanto adoraba manipular.—Nuestra relación se acabó, Esteban y siento mucho hacerlo de este modo, pero tengo miedo de acercarme a ti, tengo repugnancia de que me toques otra vez —jadeó y se sintió un poquito más ligera—. Y no te metas con mis padres, ¿oíste? Porque me estoy alejando en paz. Si te metes con ellos, iré con la policía y tengo amigos abogados que ya se graduaron, que estarán felices de mandarte a prisión —regañó rabiosa y se mostró tan acelerada que Esteban no tuvo tiempo de interferir—. Tengo algunos pendientes para esta semana, pero podemos reunirnos a hablar en cuanto regrese.—¿Crees que soy estúpido? Fernanda ya me contó que te vio con tu jefecito… —ironizó el muchacho y Lexy se quedó helada al otro lado. Se había sentido tan bien enfrentarlo que, aquello que le decía la paralizaba por entero—. Sí, sí, ya sé qué hiciste después… sé que estuviste con él todo el fin de semana y…—Solo está ayud
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Viaje
La jovencita descendió del el auto de Daniela con desconfianza y la invitó a la privacidad de su hogar con un ataque de nervios que apenas comenzaba. No sabía con qué se iba a encontrar en el interior de su casa y tampoco estaba segura de cómo iba explicar su próximo y repentino viaje a la capital.Su padre la recibió con un cálido abrazo, cosa que no era muy usual en él, e invitó a Daniela a cenar junto al resto de la familia. Alardeó sobre el menú para esa noche y destacó un par de vinos con los que podían acompañar dicho manjar.Tuvieron suerte de no encontrarse con la madre de la chiquilla, y es que la misma estaba encerrada en la cocina, organizando los platillos para la cena.Lexy se abochornó de lo amigable que su padre resultaba y evadió una conversación más íntima a tiempo, antes de que la cosa se pusiera más vergonzosa. Cuando Lexy le habló a su padre de su viaje, el hombre reaccionó con tranquilidad e incluso le ofreció dinero extra en caso de emergencias.—¿Dónde te vas a
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Primeros sentimientos
Se secó el cabello como siempre hacía y se espantó cuando se vio en el reflejo del espejo. Tenía el cabello con tanto volumen que se comparó con un hongo, y se lamentó en voz alta de su desgracia.¡No podía dejar que Joseph la viera así!Era lo más feo que había visto en su vida y si le sumaba las ojeras que llevaba bajo los ojos, se le hacía imposible compararse con un zombi.—Lexy —escuchó y la voz de Daniela fue acompañada por un par de golpecitos que la despertaron de su desgracia.—¡¿Sí?! —gritó nerviosa y se alisó el cabello aún húmedo con las manos.—Joseph ha llamado, ya viene en camino. Quiere saber si estás lista.—¡Casi! —contestó y la tripa se le revolvió completa.Fueron los nervios que sentía los que la llevaron a cometer sandeces y mientras luchaba para bajarse el volumen del cabello, terminó con la cabeza bajo el chorro de agua fría, donde buscó ordenar cada hebra con precisión. La sudadera de manga larga que había elegido para ese viaje se vio empapada por entero y se
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Verdad
Lexy no respondió a las confesiones de Joseph, tampoco a sus deseos y viajaron en silencio durante la primera media hora. Era difícil para los dos tolerar el encierro, el silencio y el calor que el interior del vehículo generaba con sus cuerpos y respiraciones, esas que se aceleraban por todo y por nada.Sus cuerpos, separados por cada asiento estaban chispeantes y anhelantes por tocarse otra vez y, aunque ninguno sabía cómo romper esa tensión que los carcomía por entero, encontraron un modo para conectar como tanto les gustaba.Joseph encendió el estéreo y acomodó la mano sobre la palanca de cambios, cosa que era innecesaria, pero que hizo de todos modos para rozar intencionalmente las piernas de la silenciosa muchacha. Se le escaparon unas cuantas miradas y se quedó anonadado bajo su natural belleza cuando la descubrió tarareando una antigua canción de Shakira.—Ojos al frente, Joseph, no quiero morir en la carretera —demandó Lexy con seriedad, pero contuvo la risita malévola al not
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