Desconcertada, Lexy preguntó:—¿Emma no es tu hermana?—Sí, Lexy, Emma es mi hermana —aseguró él, defendiendo su verdad—. Los dos llevamos el apellido de mi madre: Clarisa Storni. —Sonrió cuando la recordó y Lexy sonrió también, imaginándola como una buena mujer—. Cuando Emma se robó toda la atención de mi madre, mi nuevo padrastro enloqueció y empezó a salir con otras mujeres. Incluso las llevaba a casa —recordó con los ojos cerrados y Lexy se sintió tan dolida como él—. Mi madre no tomó cartas en el asunto, estaba muy necesitada como para perderlo…—¿No hizo nada? —preguntó Lexy.—Sí, lo hizo, pero muy tarde —reconoció él y agregó un suspiro a su historia—. Cuando Emma ya tenía dos años, ella intentó arreglar la situación y recuperar su matrimonio, pero era tarde, él ya estaba perdido y muy acostumbrado a la mala vida que llevaba —acentuó y acompañó todo con algunos mohines—. Como mi madre no se quedó tranquila, él empezó a golpearla para callarla y más problemas llegaron. Después m
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