Tímida al principio, pero cuando captó que el hombre estaba esperándola, se armó de valor y se perdió en su oscura mirada.—¿Cómo fue tu primera vez? —interrogó él sin temor y Lexy abrió enormes ojos ante la duda de su compañero.—Fue co-con Esteban y después de que acabamos, se fue a su casa —reveló y Joseph entendió muchas cosas—. Estaba ebrio y yo dormida. Fue después de una fiesta en casa de mis padres.—¿Lo disfrutaste? —preguntó él.Lexy se echó a reír tras su pregunta y se derritió en el asiento mientras se acomodó los zapatos con prisa.—Creo que jamás había tenido sexo —reveló con los ojos clavados en sus pies, mientras se ataba las agujetas de sus zapatillas deportivas.—Lexy…—No sientas lástima, por favor. Lo único que no necesito es lástima, menos de ti —pidió ella de mal humor y continuó—: Yo accedí a acostarme con Esteban porqué pensé que las cosas cambiarían, pensé que sería como en las malditas películas románticas que veía cuando niña. Todo es mi culpa por ser tan to
La jovencita dudó de cómo llegar a él y se tocó la barriga producto de los nervios que sentía. »Ven, linda, de frente, quiero verte —susurró él más dócil y tomó sus manos para invitarla a montarse a horcajadas en sus piernas, como habían iniciado la primera vez.Lexy se subió con facilidad, demasiada para la torpeza que la acompañaba, pero su verdadera esencia quedó expuesta cuando se movió ágil sobre él y terminó golpeándose la cabeza con el techo del auto.Su torpeza era su esencia. Nunca iba a separarse de ella. Terminaron riéndose de lo torpe que resultaba y se besaron entre ruidosos gemidos cuando la penetración llegó por segunda vez en aquella madrugada.Lexy se meció adelante y atrás un par de veces y tuvo que clamar ruidosamente para expresar lo bien que se sentía su cuerpo. Un calor intenso los recorrió por igual y, si bien, afuera caía una fina lluvia sobre ellos, no sintieron frío, solo ardor por poseerse.Sus bocas nunca se separaron y sus lenguas se rozaron con descaro
La pareja continuó con el viaje por la carretera con normalidad, decididos a no detenerse otra vez. Les quedaba un largo recorrido por delante. Escucharon música mientras Joseph le habló a Lexy sobre las novedades que encontraría en la gran ciudad y compartieron una gaseosa fría para despertar en tan fatigosa noche.Le explicó con lujo de detalle el trabajo que debía realizar en las reuniones de la mañana, los desayunos grupales y las capacitaciones después de almuerzo.Hizo principal énfasis en que dormirían en habitaciones separadas, puesto que no podían exponerse con la junta directiva cerca y alentó a Lexy a que paseara por los alrededores en su ausencia, a que se divirtiera y explorara la gran ciudad con libertad.La joven se desanimó notoriamente cuando Storni le explicó que posiblemente pasaría muchas horas en reuniones con la junta directiva y que Anne Fave estaría allí, obstaculizando todos sus planes.—Tal vez no debería haber venido, Anne Fave es intimidante —respondió ell
Despabiló cuando las luces de la ciudad la encandilaron y caminó hacia la extensa ventana frente a ella. Disponía de una mediana terraza en el exterior, la cual le entregaba la mejor vista del hotel. La brisa fresca se sentía revitalizante, al menos para ella, que, poco a poco, comenzaba a purificarse con cada cambio, con cada nuevo sentimiento que crecía en su interior.El lugar le pareció perfecto, demasiado reconfortante para ser cierto, pero detrás de toda esa emoción, no pudo evitar sentirla vacía y demasiado grande para ella.Acomodó su traje de dos piezas en el alargado armario de dos puertas y guardó su maleta en el fondo. Organizó con calma su próximo día. Preparó también la bañera para sumergirse en agua caliente antes de meterse a la cama.Apagó las luces del dormitorio y encendió el moderno estéreo que el lugar disponía y se relajó en el centro de la amplia bañera, con los ojos cerrados, recordando lo ocurrido en las últimas semanas.Su cuerpo se entibió con prontitud y se
Le besó el rostro infinitas veces y le ordenó el cabello humedecido hacia atrás, cepillándoselo con sus dedos.—Es muy grande para mi sola —reconoció ella.—¿Quién dijo que ibas a estar sola? —insistió él y le guiñó un ojo.Lexy gruñó rabiosa y se revolvió bajo el cuerpo del hombre. Él la aplastaba sin quitarle el aire. Le transmitía un calor tan delicioso que, la muchacha se sintió protegida.—¡Tú lo dijiste! —regañó ella y se sentó en el centro de la cama una vez que el hombre la liberó—. Dijiste que la junta directiva iba a estar cerca y que tendríamos habitaciones separadas.—Me faltó acotar: habitaciones separadas para disimular que estamos separados, pero podemos estar juntos, dormir juntos y divertirnos juntos —burló él con diversión y explotó en una carcajada cuando la muchacha rodó los ojos con furor—. ¿Y qué estabas haciendo?La pregunta bloqueó a la joven y tuvo que negar en reiteradas ocasiones para no delatarse ante Joseph, el hombre que poco a poco empezaba a conocerla u
—No, Lexy, no tengo hijos y no, no estoy casado —contestó él y se acomodó en la cama para continuar—. Cuando vivía aquí tenía una novia que se llamaba Laura, salí con ella por tres largos años y, cuando entendió que debía mudarme por trabajo, quiso retenerme a su manera —confesó y Lexy se acercó un poquito más—. Me dijo que estaba embarazada y le creí, me ilusioné y soñé despierto por nueve meses. —Se frotó las manos y miró a Bouvier con ternura—. Un poco antes de que el bebé naciera, recibí un correo electrónico de un desconocido, decía que ese bebé no era mío... Disimulé con Laura y su familia por un par de semanas, hasta que el bebé nació y solicité un par de muestras de ADN para paternidad.—Ay, no —jadeó Lexy cuando la tristeza se dibujó en los ojos del hombre.—Ay, sí —respondió él, riéndose y negando con la cabeza—. No era mi hijo, nuestros ADN no coincidían en nada. Ella me denunció y terminamos en tribunales con una historia que hizo ruido por meses —explicó a grandes rasgos
Se durmieron envueltos con sus propios cuerpos, sin necesidad de palabras ni de sexo, ni excusas absurdas para tenerse cerca. Eran todo lo necesitaban y principiaban a comprender que eran más fuertes juntos que separados.La alarma que Lexy había programado en la madrugada obligó a la pareja a tener un despertar agitado. Se sintieron confundidos e inclusive asustados, pero se tranquilizaron al entender que aún estaban a tiempo de llegar a la reunión y al primer día de trabajo en la ciudad empresarial.Lexy se quejó un par de veces, deseosa de continuar en la cama hasta el mediodía, pero Joseph le recordó sus obligaciones y mientras ello ocurría, el hombre se encargó de pedir el desayuno para animar a la adormilada jovencita.No pasaron ni quince minutos para que un depe
Se avergonzó cuando se sacudió en su posición, delatándose excitada, y se sonrojó cuando el hombre se rio, con la piel de su antebrazo atrapada entre sus labios y tras eso, un mordisco llegó para llevarla al éxtasis en tan divertida e inusual mañana.—Me había olvidado de que te gustaban los mordiscos —siseó Joseph y se montó diestramente sobre ella—. Y a mí, con lo mucho que me gusta morder —jugó divertido y Lexy se echó a reír con soltura bajo su cuerpo.La mantuvo prisionera bajo su cuerpo con poco esfuerzo y se sentó con cuidado sobre sus muslos para desatarle el cinto de la bata que se enrollaba en su cintura. La desnudó sin prisa y la obligó a quedarse quieta con una severa mirada, una mirada oscura y cargada de deseo que lleno