Tiffanny miró a Taly, apenas podía creer que esa chica fuera la niñera, era apenas una niña y desde luego, no tenía la menor preparación ni la más mínima clase.—Esta es tu habitación —dijo mientras la ayudaba a entrar—. No tienes permitido deambular por la casa, tienes un horario de trabajo y después, a descansar.—¿Qué pasa si me da sed? —preguntó Thalia y apretó los labios—. Supongo que puedo ir a la cocina a tomar algo, ¿o es que tampoco puedo hacerlo? Suelo tomar mucha agua de noche y estoy acostumbrada a siempre estar pendiente de los demás y…—Dije que no puedes deambular por la casa, ¿qué es lo que no se entendió? —inquirió la mujer y sus ojos se tornaron furiosos—. Si tienes sed, sube una jarra con un vaso y asunto solucionado. Esta no es cualquier propiedad, es la Casa Blanca, hay reglas, muchas, las cuales debes seguir al pie de la letra.—De acuerdo —concordó la joven.—Escucha, no sé cómo llegaste aquí, tampoco me interesa saber la clase de artimañas que utilizaste —reclam
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