Una vez que Ismael sale de la habitación de Camila, ella se recuesta, sin deseos de dormir, ya que no quiere volver a tener pesadillas. Un rato después, Leonel entra y nota que está despierta, mirando en dirección a un cuadro que hay colgado en el dormitorio.—¿Estás bien? —le pregunta preocupado.—Tengo miedo —confiesa ella, y lo abraza.—¿A qué le tienes miedo? —le pregunta él, tratando de apoyarla.—A perderte, nunca pensé que podría sentirme así. Pienso en el futuro y me siento aterrada —revela Camila, sabiendo que aún no puede decirle cuál es la razón—. ¿Cómo haces tú para no tener miedo?—No lo sé. Supongo que me basta con que tú seas feliz, aunque por momentos dolía verte al lado de Lisandro —confiesa Leonel con una sonrisa—. Pero ahora estás aquí, y lo demás quedó en el pasado. ¿Eso es lo que te tiene mal?—No lo sé, tengo mucho sueño —indica ella y él se ofrece a irse para dejarla descansar, pero ella se altera—. No, por favor. No me dejes sola en este momento.—Me quedaré aq
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