Al día siguiente, Camila se presenta en las oficinas de la empresa de Ismael, y este la lleva a un escritorio. Le muestra los casos que necesitan ser investigados y le comenta que en unos días debe hacerse el pre-ocupacional para poder tener todo en regla. Camila está feliz. Aun así, le parece extraño no ver a Leonel en el trabajo. El viernes, le manda un mensaje preguntándole si está bien, y este solo le responde que sí.—¿Todo bien, Cami? —le pregunta Ismael a eso de las ocho de la noche.—Me asustaste —dice ella, algo inquieta.—Lo siento, pero hay una regla aquí: si pasas más de doce horas trabajando, hay que tomar un receso para comer —indica él, y ella recién ahí se da cuenta de la hora que es.—Se me hizo tarde. Lo siento, estaba viendo este caso de homicidio —comenta ella y le muestra el legajo a Ismael.—Ya te dije, si sigues insistiendo con el trabajo, comprarás tú la cena —asegura él en broma—. Sí, ese es uno de nuestros casos más fuertes. Aun así, vamos a tener que mandarlo
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