La vida parecía retomar su ritmo tranquilo y monótono. Al principio pensó que el matrimonio de Anthony con Lorena la derrumbaría de forma irreparable, ya que su corazón le dolió durante semanas, pero ahora, que el tiempo iba pasando, se sentía como si estuviese renaciendo. Renacimiento, esa era una palabra con un gran y valioso significado. Renacer era como volver al capullo, como abrir las alas de nuevo a una nueva oportunidad. La oportunidad de estar con sus hijos sin la amenaza de Humberto, la oportunidad de intentarlo con un hombre maravilloso que le había ayudado a recuperar la confianza. Era cierto que no amaba a Mauricio, pero el amor no era el único motor capaz de mantener a flote una relación. Había más que eso, como: el compañerismo, la complicidad, la amistad, y todo eso, lo encontraba en él. Su novio. Habían pasado de los besos a las caricias indecentes. En esos momentos, siempre le decía que se veía hermosa, que su cuerpo lo traía como loco. A Adeline le costaba cre
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