¿Resuelto?

Adeline se sentía ansiosa ante la demanda de custodia impuesta por Humberto. No lograba conciliar el sueño, debido a que cada vez que cerraba los ojos las pesadillas la alcanzaban, atrayéndola a un estado de constante zozobra.

En todos esos sueños indeseados, la sonrisa maliciosa de Humberto era lo que más destacaba. Sus hijos corrían a los brazos del hombre, mientras ni siquiera volteaban a verla una última vez. Lo peor de todo era el veredicto del juez, quien ordenaba que no podía volver a acercarse a sus pequeños.

—No lo permitiré —se encontraba diciendo cada vez que despertaba con la piel empapada y el corazón latiendo como loco.

Pero no era esa la única razón de su insomnio, también estaba Anthony y su boda de ensueño. Los comentarios sobre el matrimonio le llegaban de todas partes como abominables bombardeos de los que no podía refugiarse.

Se había jurado que no permitiría que eso le afectara, que no les daría el gusto de verla decaída por un corazón roto, no ahora cuando la
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