Mientras camino por los pasillos de mi escuela secundaria entre clase y clase, mis compañeros guerreros me llaman. Los saludo con la mano y asiento en respuesta. Jason, mi mejor amigo, corre para alcanzarme. "Hola, Pequeña Malota, ¿qué harás después de clase?". "Jason, no me llames así. Odio ese apodo"."Bueno, te tengo malas noticias: todo el equipo te está llamando Pequeña Malota después de la payasada que hiciste ayer, así que mejor que te acostumbres". Me paro en seco y miro a Jason. Le digo: "¡Dime que es mentira!". Por la expresión de su cara, veo que no está bromeando. ¡Maldita sea! "De todos modos", continúa él, "¿después de clase?". "Ah, cierto. Lo de siempre, estaré con mi papá"."¿Y por 'estar con tu papá' te refieres a entrenar? Ese es tu secreto, ¿verdad? Entrenar con el mayor malote que ha conocido esta manada".Me detengo y miro a mi viejo amigo. Por el rabillo del ojo, veo al Alfa Rik con su séquito de mujeres. "Veo que el harén sigue creciendo", digo mie
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