Siempre he sabido cuál es mi destino. Algunos buscan durante años su lugar en el mundo y otros nunca encuentran realmente su vocación. Pero, yo no. Supe desde el momento en que nací de dos Guardianes, los guerreros más poderosos de mi manada, que estaba destinada a ser una guerrera también. Una Guardiana.

Mis padres eran una pareja predestinada, así como almas gemelas, dos mitades de la misma alma. La mayoría de los hombres lobo luchan por encontrar a su pareja, la que realmente los completa. Aunque hay algunos que ven el vínculo de pareja como una debilidad y rechazan instantáneamente a su pareja predestinada cuando la encuentran, en realidad la mayoría solo se fortalece. Así fue con mis padres. El vínculo de pareja los hizo más fuertes, convirtiéndose así en una pareja poderosa.

Como Guardianes, los luchadores más fuertes y poderosos de nuestra manada, mis padres eran responsables de garantizar la seguridad de nuestro Alfa, Alfa Anders; su pareja, Luna Calista; y su joven hijo, nuestro futuro Alfa, Rik. Perdí a mi madre durante el ataque de una manada vecina que pensaba que podría derrotar a nuestro Alfa y tomar el cargo. Murió protegiendo a nuestra Luna y a su hijo. Yo solo tenía 5 años en ese momento.

Durante esa misma batalla, mi padre, mientras protegía a nuestro Alfa, se enfrentó a cinco de los ocho lobos que atacaron a nuestro Alfa. Ambos resistieron hasta que otros guerreros vinieron a ayudar. Sin embargo, en el momento en que mi madre murió y sintió que se rompía su vínculo con ella, mi padre flaqueó. Uno de los lobos saltó sobre su espalda tratando de derribarlo. Cuando se dio cuenta que no iba a ser posible, mordió la espalda de mi padre, rompiéndole la columna vertebral. Los hombres lobo pueden curarse de muchas cosas: cortes, magulladuras, incluso pequeñas roturas, pero no de lesiones paralizantes en la columna vertebral.

Desde ese día en adelante, mi padre se convirtió en una sombra de sí mismo. Mientras que la mayoría de los lobos habrían muerto al perder a su pareja, mi padre sobrevivió únicamente con el propósito de cuidar de mí. Ha hecho todo lo posible y me ama, pero perdió mucho ese día. No solo perdió a su pareja, sino que también perdió su habilidad para caminar y su estatus como guerrero. Se perdió a sí mismo.