Parte 4. Capítulo 28. No puedo
Mary e Isabel atravesaron a gran velocidad los valles tapiados de vegetación, superando las depresiones y las empinadas colinas que se hallaban entre las montañas.Isabel iba colgada de la espalda de la rubia, escondiendo, en ocasiones, su rostro entre sus cabellos para soportar el vértigo. Mary, poco habituada a aquellas aventuras, intentó escalar por los lugares menos peligrosos. Nunca lo había hecho con carga.Cuando subían la cuesta que las llevaría hasta la cima, cayó al suelo arrodillada al sentir un insoportable dolor en el vientre. Isabel se precipitó al suelo, molesta porque la rubia se había detenido.—¡¿Qué pasa?! ¡Debemos llegar pronto! —El viento helado le azotaba la cara y los cabellos y la hacía estremecer.—¡No puedo! —exclamó Mary entre gemidos lastimeros, retorciéndose sobre la tierra rocosa con sus dos manos sobre su vientre.Isabel observó confundida los ojos amarillentos de la chica, que parecían cambiar de tonalidad a un color cobrizo. Se puso de pie y miró con a
Leer más