Parte 4. Capítulo 32. El rescate

Luego de casi una hora de arduo trabajo, la tierra que mantenía apartados a Gregory y a Deibi cedió. Un cúmulo de piedras y barro rodó por el suelo abriendo un boquete lo bastante grande como para que pasara una persona, aunque encorvada.

La cara de semblante enloquecido de Ray apareció al disiparse el polvo. El moreno llevaba un casto de minero puesto en la cabeza, con una linterna encendida.

—¿Se alegran de verme? —les preguntó con sorna. Gregory miró a Deibi con escepticismo.

—¿Tengo que responder con honestidad a eso? —bromeó el chico.

Deibi se envaró y mostró una media sonrisa.

—Imagina que es Taylor Swift —alegó, poniéndose de pie con ayuda del muchacho y quejándose por los dolores en su cuerpo.

Sin embargo, antes de dar un solo paso, alguien empujó a Ray estrellándolo contra la pared para pasar por el boquete hacia donde ellos se encontraban.

Mary se quitó el casco de la cabeza y caminó con premura hacia Deibi. Su cara y su cuerpo estaban sucios, llenos de tierra, barro y sudor
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