Una noche larga para Amanda. Su esposo intentó hacer el amor nuevamente, pero se sentía con ardor en su zona íntima y eso lo impidió, así que después de dejar a Elliot en la cama durmiendo, salió al gran balcón que tenía en su habitación.Para ella no era nada fácil acostumbrarse al gran giro que acababa de dar su vida, incluso pensaba que permanecía en un sueño. Así pasó gran parte de la madrugada y cómo se durmió profundo cuando despertó, ya Elliot no estaba en la cama.—¡Buenos días, señora! —se presentó el ama de llaves con una taza de té —El señor me encargó que trajera esta infusión para usted.—¡Buenos días, Sarah, eres tan amable!—Para eso estoy en este lugar, para cumplir con lo que usted ordené. El señor me ha dejado a cargo de su salud. ¿Cómo se siente en esta mañana?Amanda se tornó sonrojada, pues no sabía cuáles eran las palabras correctas para explicar el ardor y las presentes molestias que sentía en su zona íntima a la hora de ir al baño a orinar.—Es qué, después de…
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