Al entrar a la vivienda, fue inevitable no examinarla detenidamente. El lugar contaba con un enorme salón que emanaba lujo por doquier, amueblado y elegantemente decorado con una combinación de paredes blancas y sofás oscuros. El hombre encargado subió las maletas al segundo piso, mientras Stephen y Madelaine esperaban en la sala. En pocos minutos, se presentó de nuevo, ofreciéndole a Madelaine un breve recorrido por la casa para que se familiarizara con ella.En el segundo piso, mostraron el despacho, salón, cocinas, comedor, biblioteca y dormitorio principal con dos vestidores y un baño en suite doble. También había otros cinco dormitorios con baño privado, un salón de entretenimiento, una piscina cubierta, pista de pádel, cine y gimnasio. A Madelaine, amante del ejercicio, le encantó el gimnasio. Al regresar al salón, Stephen recibió una llamada y se distanció brevemente, dejando a Madelaine sola. La joven se distrajo revisando sus redes sociales en el teléfono, y no se dio cuenta
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