—Gracias —musitó un tanto incómoda al estar bajo el escudriño del matrimonio Holland.Warrick notando la incomodidad de la chica, rodeó su cintura y la acercó a su cuerpo. Aquel gesto no se lo esperaba Madelaine, así que tuvo que hacer un esfuerzo para simular su asombro y actuar con naturalidad.—Sí, la verdad es que su belleza fue una de las cosas que más me encantó de ella —confesó Warrick sonando como todo un enamorado.—¿Ah sí? ¿Y cuál es la otra cosa que te encantó? —decidió preguntar Madelaine siguiéndole el juego.—Lo maravillosa que eres —soltó sincero.La joven alzó las cejas sin esperarse aquello.La verdad es que sus palabras la habían tomado por sorpresa. Lo miró a los ojos y no pasó por desapercibido ese brillo inusual que fue remplazado rápidamente al tornarse oscuros.Los Holland se dieron cuenta de la atracción que transmitían aquella parejita de tórtolos. Así que no dudaron en despedirse, excusándose de que tenía una reunión a la cual asistir. Pero Warrick sabía que
—Dime —apremió Madelaine simulando que no le ponía nerviosa tenerlo cerca. Mientras se paseaba con solo ese pantalón. Estaba afectando la estabilidad mental de la chica.—Vamos a ver una película.—Umm, vale —aceptó Madelaine—. Pero con una condición.Warrick bufó.—¿Por qué siempre tienes que poner condiciones? —se quejó.—Me gustan —se encogió de hombros—. En fin, vemos una película y tú tienes que comerte un pedazo de pizza.Harrington se negó a hacer tal cosa.—No comeré eso. ¿Sabes la cantidad de calorías que contiene una sola porción? —la joven volcó los ojos.—No lo sé, eso es irrelevante para mí —agregó la chica.—Pero no para mí. Así que paso —concluyó Warrick dirigiéndose al living.Madelaine lo siguió detrás, tenía que convencerlo de probar aunque sea un pedazo de pizza. Iba a insistir si era necesario. Justo tocaron a la puerta, debía ser el repartidor, pensó la joven acercándose a la entrada.—Buenas noches —saludó el muchacho, apenas la chica abrió. Le tendió la dos caj
—¿Y qué? ¿Te gusta? —fingió estar tranquilo, simulando que estaba relajado.—No lo sé. Es muy pronto para definir lo que siento cuando estoy con él, pero seguro lo descubriré más adelante —mintió la joven aguantando las ganas que tenía de reírse. Si era verdad que le tenía un cariño a Cris, pues lo veía como un hermano menor. No tenía sentimientos hacia él más allá de una amistad. Además que el muchacho estaba enamorado de una de sus compañeras de clases y Madelaine se ofreció a ayudarle a tener una cita con la chica. —Oh, claro, entiendo —dijo levantándose del sofá y acercándose a la joven—. Pues, me temo que eso no será posible.—¿Sí? ¿Y eso por qué? —preguntó la joven alzando su mentón, quedando a pocos centímetros del rostro de Warrick.—Está prohibido involucrarse sentimentalmente entre mis empleados —demandó mirándole fijamente a los ojos. —¿Es en serio? —dió una risilla la joven sin poder creer lo estricto que era el mejor amigo de Stephen—. ¿Y qué pasaría si alguien rompe l
Emoción como también nervios, adrenalina que se disparó. Ella sería en parte la responsable de que Madelaine y Warrick no se les olvidará jamás ese primer beso, dónde solo la luna y las estrellas fueron testigos de aquel primer beso. Se separaron por falta de aire en sus pulmones, la mirada de Warrick transmitía todo. Y allí la joven supo que si no la apartó fue porque él deseaba lo mismo que ella.O eso pensó Madelaine.—No —habló Harrington con voz ronca—. Esto no está bien.—¿Qué? —preguntó la joven mirándolo—. ¿Por qué no? ¿Qué tiene de malo?—Todo —soltó levantándose. Madelaine lo imitó para estar casi a su altura—. Tu hermano me mataría si descubre que te he besado.—¿Eso es lo que temes? ¿Que mi hermano no apruebe lo que su mejor amigo siente por su hermana menor? ¿Es eso? —exigió Madelaine enfadada—. Y si es porque nos hemos besado, pues no tiene por qué enterarse. Somos dos adultos, no tenemos que pedirle permiso a nadie.—Lo sé, créeme que lo hago. Pero no quiero lastimarte
Warrick llevaba rato despierto, apenas sintió los primeros rayos de sol filtrarse por las persianas y no pudo seguir durmiendo. Se quedó acostado mirando un punto fijo de su habitación, ensimismado en sus pensamientos, perdido en esa noche que besó a Madelaine. Desde entonces no podía sacarse a la joven de su cabeza, por más que intentaba ocupar su mente en otras cosas, nada funcionaba. Era como si se hubiera clavado, adueñado enteramente de él. Y lo peor es que le había hecho daño al decirle que no fue su intención confundirla. Pero la realidad era otra. El que estaba confundido era él. Y las palabras de Madelaine le asentó como un golpe. «Se han encerrado en si mismo, creando un muro protector sobre ellos para que no vuelvan a destrozar sus sentimientos como lo hicieron en el pasado. Pero lo que no saben es que si no se arriesgan, nunca sabrán quien pudo haber rellenado ese vacío que debería estar completo»¿Y si tenía razón? Pensó internamente Warrick.No podía continuar anclado
Por otro lado, Madelaine ni se inmutó a la presencia de su jefe. Continúo comiendo e ignoró con indiferencia, indiferencia que Warrick no pasó por alto.—No, gracias Laura. Iré a correr un rato y me caerá mal —mencionó acomodándose en uno de los taburetes, justo al lado de la joven—. Puedes retirarte.La señora Laura asintió, y se marchó de la cocina, dejándolos solos. Warrick se dedicó a observarla de soslayo, pero Madelaine fingía revisar su móvil mientras terminaba su desayuno. Harrington sabía la razón de su comportamiento, y merecía ser tratado como lo estaba haciendo ella. Sin embargo, había algo que le impedía alejarse de Madelaine, verla se volvía su perdición. La joven se puso de pie, dispuesta a salir de allí lo antes posible. No obstante, un agarre en su brazo la detuvo.—¿Qué quieres? —suspiró pesadamente.—¿A dónde irás esta noche? —soltó interesado.—¿Te importa? —masculló la chica alzando una de sus cejas.—Claro que me importa, estás bajo mi cuidado y además mañana v
Las horas pasaron volando, cuando la jovenllegó a casa era más de diez de la noche. Se dirigió de hurtadillas a las escaleras sin hacer el menor ruido posible, lo último que deseaba era tener que someterse al interrogatorio de Warrick. Al final, Madelaine había logrado escabullirse por la ventana de su habitación. No fue fácil saltar de allí hasta el jardín trasero, pero valió la pena todo lo que hizo, a pesar de poner su vida en riesgo. No quiso imaginarse lo que habría pasado si hubiese perdido el equilibrio, lo más seguro es que se habría dado un buen golpe. Pero, gracias a Dios, eso no sucedió. Se dijo a si misma la joven. Subió los escalones sigilosamente, casi aguantando la respiración cada vez que oía pasos en una de las habitación de los pasillos. Al llegar frente a su puerta, celebró en su interior, había logrado llegar sin ser descubierta de infraganti. Giró la perilla y entró a su dormitorio soltando todo el aire acumulado. La estancia se encontraba en penumbras, por lo c
La casa del señor Fischer se encontraba ubicada en una de las residencias de lujo en Long Beach, California. La mansión exhibía un diseño arquitectónico clásico y abundante lujo que impresionó a la joven. —El señor Fischer es arquitecto —habló Warrick caminando a su lado mientras se dirigían a la entrada de la propiedad—. De echo, el construyó lo que ves aquí.Añadió señalado la casa. —Es preciosa —dijo Madelaine escaneando todo a su alrededor.Fueron recibidos por un señor de piel oscura, que los invitó a pasar al hogar. Por dentro era incluso más Impresionante, la joven observaba con detalle cada diseño. Los techos ultra altos creaban una energía abierta y aireada, tenía una chimenea de granito de dos pisos con retroiluminación personalizada en un punto central en la sala de estar. —Daría todo por tener una casa como esta —comentó Madelaine en voz baja.Warrick la miró curioso.—¿Qué es lo que más te fascina? —indagó sentándose en uno de los sofás del living.—Diría que todo, per