La casa del señor Fischer se encontraba ubicada en una de las residencias de lujo en Long Beach, California. La mansión exhibía un diseño arquitectónico clásico y abundante lujo que impresionó a la joven. —El señor Fischer es arquitecto —habló Warrick caminando a su lado mientras se dirigían a la entrada de la propiedad—. De echo, el construyó lo que ves aquí.Añadió señalado la casa. —Es preciosa —dijo Madelaine escaneando todo a su alrededor.Fueron recibidos por un señor de piel oscura, que los invitó a pasar al hogar. Por dentro era incluso más Impresionante, la joven observaba con detalle cada diseño. Los techos ultra altos creaban una energía abierta y aireada, tenía una chimenea de granito de dos pisos con retroiluminación personalizada en un punto central en la sala de estar. —Daría todo por tener una casa como esta —comentó Madelaine en voz baja.Warrick la miró curioso.—¿Qué es lo que más te fascina? —indagó sentándose en uno de los sofás del living.—Diría que todo, per
La noche había caído, Madelaine durmió una larga siesta, no se percató de la hora que era, no fue hasta entonces que la voz de Warrick la despertó. Desorientada, restregó sus ojos con pesadez. Parecía que todo lo que durmió no había sido suficiente, la chica aún tenía sueño, sin embargo decidió hacerle caso a su estómago que reclamaba por comida. Harrington , le tendió la bandeja con la cena, él mismo quiso traérsela, pues conociendo a la joven, sería capaz de seguir durmiendo largo y tendido, con el estómago vacío.—¿Qué hora es? —preguntó llevándose el vaso de jugo a su boca.Warrick revisó el Rolex que adornaba su muñeca.—Falta un cuarto para las diez —la chica abrió los ojos como platos.—¡¿Qué?! —soltó estupefacta—. O no, lo he olvidado...Se incorporó de la cama quitándose la sábana de encima. Olvidándose que solo vestía una pijama corta, comenzó a rebuscar en la habitación su móvil.—¿Qué tenías que hacer? —inquirió Warrick dándole una mirada fugaz a sus largas piernas descubi
Warrick tomó una bocanada de aire. En su cabeza había un montón de cosas que quería soltar, hablarle de la verdadera razón por la que no quería involucrarse con ella. Porque hacerlo conllevaría a explicarle detalles del pasado que aún no estaba preparado de decir en voz alta, se rehusaba a recordarlos, ya que sería como volver a hurgar en esa herida que le costó años cicatrizar. —No puedo darte una respuesta en este momento, porque ni yo sé cuál es. Y estaría siendo egoísta de mi parte hacerte promesas que luego quizás no cumpla —se limitó a decir.El rostro de la joven se contrajo. Le dió la espalda a la joven caminando hacia la puerta.—Huir es de cobardes, y es lo que siempre haces —dijo Madelaine con lágrimas en los ojos—. Inicias un juego que no te atreves a terminar, quedas a mitad del partido porque no eres más que un perdedor. ¿Es lo que harás cada vez que intente acercarme a ti para tratar de comprenderte? ¿Huir? Warrick se detuvo con la mano suspendida en el pomo de la pue
La joven Madelaine se disponía a bajar al living, cuando se cruzó en el pasillo a Warrick que venía en dirección contraria. Ambos se quedaron mirando en silencio, no sabían cómo comportarse luego de lo ocurrido la noche anterior. Harrington tomó la iniciativa de hablar, ya que la joven no hizo ningún amago en saludarlo siquiera.—Hola, ¿Dormiste bien? —se mostró interesado.—Sí, la verdad es que sí. Prefiero la cama para mí sola que compartirla —su comentario salió mordaz.—Vale, pues me temo que hoy te tocará compartirla —emitió Warrick con el mismo tono.—Entonces ya sé para dormir en el sofá —respondió tajante.—Ya —resopló cansado de la estúpidas peleas sin sentidos—. Dejemos de comportarnos como unos críos y hablemos como dos adultos.—No, no tengo nada que hablar contigo —se negó la chica retomando su camino.—¿Ahora quién es la que huye? —se detuvo al escucharle decir aquello.Se giró para enfrentarlo, pero no se percató que Warrick estaba detrás, a pocos centímetros de ella.
Warrick tomó una bocanada de aire. En su cabeza había un montón de cosas que quería soltar, hablarle de la verdadera razón por la que no quería involucrarse con ella. Porque hacerlo conllevaría a explicarle detalles del pasado que aún no estaba preparado de decir en voz alta, se rehusaba a recordarlos, ya que sería como volver a hurgar en esa herida que le costó años cicatrizar. —No puedo darte una respuesta en este momento, porque ni yo sé cuál es. Y estaría siendo egoísta de mi parte hacerte promesas que luego quizás no cumpla —se limitó a decir.El rostro de la joven se contrajo. Le dió la espalda a la joven caminando hacia la puerta.—Huir es de cobardes, y es lo que siempre haces —dijo Madelaine con lágrimas en los ojos—. Inicias un juego que no te atreves a terminar, quedas a mitad del partido porque no eres más que un perdedor. ¿Es lo que harás cada vez que intente acercarme a ti para tratar de comprenderte? ¿Huir? Warrick se detuvo con l
La joven Madelaine se disponía a bajar al living, cuando se cruzó en el pasillo a Warrick que venía en dirección contraria. Ambos se quedaron mirando en silencio, no sabían cómo comportarse luego de lo ocurrido la noche anterior. Harrington tomó la iniciativa de hablar, ya que la joven no hizo ningún amago en saludarlo siquiera.—Hola, ¿Dormiste bien? —se mostró interesado.—Sí, la verdad es que sí. Prefiero la cama para mí sola que compartirla —su comentario salió mordaz.—Vale, pues me temo que hoy te tocará compartirla —emitió Warrick con el mismo tono.—Entonces ya sé para dormir en el sofá —respondió tajante.—Ya —resopló cansado de la estúpidas peleas sin sentidos—. Dejemos de comportarnos como unos críos y hablemos como dos adultos.—No, no tengo nada que hablar contigo —se negó la chica retomando su camino.—¿Ahora quién es la que huye? —se detuvo al escucharle decir aquello.Se giró para enfrentarlo, pe
Sin embargo, la puerta fue abierta repentinamente, rompiendo con el apasionado beso de la pareja que se miraron avergonzados ante la presencia del serio mayordomo. El señor los miró incómodo. —Oh, aquí está la escoba que buscaba —dijo Madelaine en un intento fallido de salvar el momento—. Es que he ensuciado la alfombra de la habitación y no tenía la más remota idea de cuál de todas estas escobas era la adecuada. Pero ya la he conseguido, así que adiós.Agarró la mano de Warrick saliendo del lugar, dejando a un confundido mayordomo que procesaba todo y por supuesto no se tragó el disparate de la joven. Mientras tanto, Madelaine empujó a Harrington dentro de la recamara que ocupaban y cerró la puerta con pestillo. Suspiró aliviada. Warrick se comenzó a carcajear agarrándose el estómago, su risa contagió a la chica que se unió a sus estridentes carcajadas.—¿De dónde sacas tantas ocurrencias? —emitió luego de cesar las risas d
Después de cenar, Warrick se retiró con Madelaine alegando que estaban cansados e iban a descansar. Pero realmente fue una excusa para escaparse juntos fuera de la mansión del señor Fischer. —¿No vamos a cambiarnos de ropa? —inquirió la joven viendo que Warrick se dirigía a la puerta de la entrada.El aludido se giró y repasó su vestimenta.—¿Es por el calzado? —señaló los altos zapatos de tacón que llevaba la chica.—Sí, no sé a qué lugar me llevarás. Y caminar con esto es incómodo —hizo una mohín. —Descuida, eso es lo de menos —le aseguró tomando su mano y arrastrándolos fuera de la casa. Subieron al auto y salieron del aparcamiento. Ambos sonrieron cómplices, habían logrado escabullirse de la mansión sin ser descubiertos. Aunque quizás el señor Fisher lo notaría, pero eso sería lo de menos, Warrick y Madelaine no temían ocultar lo que tenían. Que se querían mutuamente. Es más, lo quería gritar a los cuatro vientos para que se enteraran de lo suyo.Aunque era algo difícil de proc