Valeria se quedó en su cama, esperando la llegada de su padre en cualquier momento. Había sido difícil revelar la verdad, pero también se sentía liberada de un peso que había estado sobre sus hombros durante un tiempo que parecía una eternidad.Daniel finalmente apareció y se acercó a su hija, que estaba al borde de la colcha. Se sentó a su lado y observó a Valeria con preocupación. No sabía si Paul seguía afuera, ya que la chica había salido corriendo hacia su habitación al comenzar a llorar.Paul, siguiendo la petición de Daniel, se quedó esperando en la habitación para poder conversar tranquilamente con ellos.—Papá, sé que probablemente te sientas un poco defraudado en este momento, y lo entiendo. Siempre has soñado con que tenga un buen futuro, y esto cambia todo. Tenía miedo de decírtelo desde el principio y estaba esperando el momento adecuado para hacerlo, aunque finalmente fue Paul quien insistió. Lo siento mucho... —dijo Valeria entre sollozos.
Él sonrió.—Supongo que el desenlace ha sido mejor de lo que esperábamos y ahora entiendo eso de que las cosas siempre suceden con un propósito. Porque realmente parece que es así —soltó y la atrajo otra vez hacia él, dejando otro beso sobre su mejilla.—Sí, un día estás mal y al otro puedes sentirte equilibrado otra vez. Ya es tarde, deberías irte y conduce con cuidado —le pidió con amor.Él no se podía ir sin antes darle un beso en la boca y entregarle un abrazo cálido en despedida.Pronto lo vio subirse al auto y marcharse mientras ella regresaba a su casa y se sentía diferente. Su padre estaba en la cocina recogiendo todo y aunque insistió en ayudarle, él le dijo que mejor se fuera a dormir. Mientras permanecía en su habitación no podía borrar aquella tonta sonrisa de su cara.Increíble el efecto que aquello tenía en su vida. Estaba a punto de llamar a su amiga para contarle la novedad. Y lo hizo, las dos se quedaron hablando hasta la madrugada. Si por ellas fuera, se hubieran que
Seguía insegura de hacerlo, pero los dos le estaban haciendo la petición y ya no podía negarse a ello. Además, en el fondo de su ser, ella quería poder conocer a la persona que había pasado por tanto y, a pesar de todo, no se había rendido. La madre de esa criatura tan preciosa que tenía un corazón de Ángel y la sonrisa más linda que podía curar los momentos más complicados.—Vale, lo haré —se decidió, un poco nerviosa por ello.En ese momento estaba llena de ansiedad, pero Paul, que constantemente sostenía su mano y la acariciaba, le estaba demostrando a través del gesto que no estaba sola, que él también sentía lo mismo. Y ella, en lugar de buscar apoyo, intentó serlo para él.Un rato después, Claudia salió de la habitación y se veía profundamente emotiva. Valeria, sintiendo su dolor, le entregó un abrazo al que correspondió.—Oh, Valeria. Mi niña me ha llamado mamá después de tanto tiempo, lo ha hecho... —declaró con la voz quebrada y Valeria comenzó a llorar, estaba tan sensible e
Final—Y yo —lo volvió a besar.—Te amo —le expresó—. Sin ti, todo habría sido más difícil, me aligeras todo, cariño. Por eso, y porque te has convertido en una persona especial, te amo.—Yo a ti más.—Ahora descansa, duerme, preciosa.Pero en ese momento comenzaron a tocar la puerta de la habitación y no podría ser alguien más que Abril. En efecto, era ella y abrazó a su padre, adormilada.—Papá, no puedo dormir, he soñado que un monstruo entró a mi habitación y me quiere comer. Entonces, si estoy aquí, no me va a comer, papá —le dijo, un poco asustada, y él no tardó en cargarla.—No pasa nada, todo es parte de tu imaginación y un mal sueño, como has dicho. Pero puedes quedarte a dormir, ven —besó su pequeña frente.Ella se aferró más a él, como si estuviera segura de que realmente él la iba a proteger del malvado que se dibujó en su mente y la horrorizó. Por lo que podría quedarse tranquila.—Vale, no te preocupes más.Y así, la pequeña había elegido el centro para dormirse y sentir
—¡¿Estás demente?! —gritó Madelaine furibunda, mientras le reclamaba a su hermano la disparatada idea de quedarse bajo el mismo techo de su mejor amigo—. ¡No puedes hacer eso, soy mayor de edad y tomo mis propias decisiones!Su hermano Stephen soltó una risa sarcástica y dejó los papeles a un lado de su escritorio. Pasaba la mayor parte del tiempo en su oficina, un lugar amplio, lujoso y ordenado. Sin embargo, la oscuridad reinaba en aquellas cuatro paredes y una soledad deprimente a la que su hermano se había habituado, pero ella recordaba en el pasado momentos dulces allí. Solo que ahora se habían esfumado de su memoria.—Y por tus malas decisiones es que no pienso dejarte aquí sola. Entiéndelo de una vez, eres un peligro andante, revoltosa y siempre estás en problemas, ¿acaso no recuerdas lo que sucedió la última vez que fui demasiado permisivo contigo? —le recordó, haciendo que la chica bajara la mirada al suelo, claramente arrepentida—. Ya lo he decidido, así que te quedarás con
Al entrar a la vivienda, fue inevitable no examinarla detenidamente. El lugar contaba con un enorme salón que emanaba lujo por doquier, amueblado y elegantemente decorado con una combinación de paredes blancas y sofás oscuros. El hombre encargado subió las maletas al segundo piso, mientras Stephen y Madelaine esperaban en la sala. En pocos minutos, se presentó de nuevo, ofreciéndole a Madelaine un breve recorrido por la casa para que se familiarizara con ella.En el segundo piso, mostraron el despacho, salón, cocinas, comedor, biblioteca y dormitorio principal con dos vestidores y un baño en suite doble. También había otros cinco dormitorios con baño privado, un salón de entretenimiento, una piscina cubierta, pista de pádel, cine y gimnasio. A Madelaine, amante del ejercicio, le encantó el gimnasio. Al regresar al salón, Stephen recibió una llamada y se distanció brevemente, dejando a Madelaine sola. La joven se distrajo revisando sus redes sociales en el teléfono, y no se dio cuenta
Warrick se despertaba temprano cada mañana, realizaba ejercicio antes de irse a su despacho a encargarse de los asuntos que tenía pendientes. Como sommelier, debía supervisar el servicio del vino, colaborar con los fabricantes para renovar la selección y lograr mejores precios. Además, debía crear y actualizar la carta de vinos en coordinación con los chefs, recomendando maridajes de comida y vinos a los clientes según sus gustos personales, e informando sobre las diferentes variedades de vinos y sus precios. Aunque era el dueño del viñedo, decidió ocupar el puesto de sommelier que estaba vacante debido a la enfermedad de su empleado, Lisandro. Warrick era un hombre exigente y solo confiaba en Lisandro, quien había trabajado para su padre y era eficiente en su labor.El reloj marcaba las siete en punto y Madelaine aún no daba señales de haberse despertado, por lo que Warrick decidió ir hasta su habitación sin molestarse en tocar la puerta. Observó a la joven durmiendo plácidamente, co
Luego de estar bajo el sol por más de tres horas, al fin Madelaine había logrado recoger cincos canastas de uvas. La joven estaba contenta, aunque no le parecía el trabajo más entretenido y fácil, no le fue nada mal para ser la primera vez. Además, conoció a un chico muy amable con el que había pasado las horas de su labor hablando de cosas triviales. Desde que aquel chico delgado de piel bronceada se acercó a ella, tuvo el presentimiento de que se llevarían muy bien. Cris, como se llamaba el joven tímido, era muy respetuoso y para su corta edad tenía una madurez que le impresionó a Madelaine. —¿Estudias? —le preguntó la joven mientras cortaba un pedazo de carne. Apenas había escuchado el reloj marcar las doce del mediodía y salió disparatada de su puesto. Estaba famélica.—Sí, me quedan dos años para culminar la secundaria —contestó Cris luego de darle un sorbo a su bebida. —¡Que bien! —expresó Madelaine levantando su dos pulgares—. ¿Ya tienes en mente lo que vas a estudiar?El ch