Final—Y yo —lo volvió a besar.—Te amo —le expresó—. Sin ti, todo habría sido más difícil, me aligeras todo, cariño. Por eso, y porque te has convertido en una persona especial, te amo.—Yo a ti más.—Ahora descansa, duerme, preciosa.Pero en ese momento comenzaron a tocar la puerta de la habitación y no podría ser alguien más que Abril. En efecto, era ella y abrazó a su padre, adormilada.—Papá, no puedo dormir, he soñado que un monstruo entró a mi habitación y me quiere comer. Entonces, si estoy aquí, no me va a comer, papá —le dijo, un poco asustada, y él no tardó en cargarla.—No pasa nada, todo es parte de tu imaginación y un mal sueño, como has dicho. Pero puedes quedarte a dormir, ven —besó su pequeña frente.Ella se aferró más a él, como si estuviera segura de que realmente él la iba a proteger del malvado que se dibujó en su mente y la horrorizó. Por lo que podría quedarse tranquila.—Vale, no te preocupes más.Y así, la pequeña había elegido el centro para dormirse y sentir
—¡¿Estás demente?! —gritó Madelaine furibunda, mientras le reclamaba a su hermano la disparatada idea de quedarse bajo el mismo techo de su mejor amigo—. ¡No puedes hacer eso, soy mayor de edad y tomo mis propias decisiones!Su hermano Stephen soltó una risa sarcástica y dejó los papeles a un lado de su escritorio. Pasaba la mayor parte del tiempo en su oficina, un lugar amplio, lujoso y ordenado. Sin embargo, la oscuridad reinaba en aquellas cuatro paredes y una soledad deprimente a la que su hermano se había habituado, pero ella recordaba en el pasado momentos dulces allí. Solo que ahora se habían esfumado de su memoria.—Y por tus malas decisiones es que no pienso dejarte aquí sola. Entiéndelo de una vez, eres un peligro andante, revoltosa y siempre estás en problemas, ¿acaso no recuerdas lo que sucedió la última vez que fui demasiado permisivo contigo? —le recordó, haciendo que la chica bajara la mirada al suelo, claramente arrepentida—. Ya lo he decidido, así que te quedarás con
Al entrar a la vivienda, fue inevitable no examinarla detenidamente. El lugar contaba con un enorme salón que emanaba lujo por doquier, amueblado y elegantemente decorado con una combinación de paredes blancas y sofás oscuros. El hombre encargado subió las maletas al segundo piso, mientras Stephen y Madelaine esperaban en la sala. En pocos minutos, se presentó de nuevo, ofreciéndole a Madelaine un breve recorrido por la casa para que se familiarizara con ella.En el segundo piso, mostraron el despacho, salón, cocinas, comedor, biblioteca y dormitorio principal con dos vestidores y un baño en suite doble. También había otros cinco dormitorios con baño privado, un salón de entretenimiento, una piscina cubierta, pista de pádel, cine y gimnasio. A Madelaine, amante del ejercicio, le encantó el gimnasio. Al regresar al salón, Stephen recibió una llamada y se distanció brevemente, dejando a Madelaine sola. La joven se distrajo revisando sus redes sociales en el teléfono, y no se dio cuenta
Warrick se despertaba temprano cada mañana, realizaba ejercicio antes de irse a su despacho a encargarse de los asuntos que tenía pendientes. Como sommelier, debía supervisar el servicio del vino, colaborar con los fabricantes para renovar la selección y lograr mejores precios. Además, debía crear y actualizar la carta de vinos en coordinación con los chefs, recomendando maridajes de comida y vinos a los clientes según sus gustos personales, e informando sobre las diferentes variedades de vinos y sus precios. Aunque era el dueño del viñedo, decidió ocupar el puesto de sommelier que estaba vacante debido a la enfermedad de su empleado, Lisandro. Warrick era un hombre exigente y solo confiaba en Lisandro, quien había trabajado para su padre y era eficiente en su labor.El reloj marcaba las siete en punto y Madelaine aún no daba señales de haberse despertado, por lo que Warrick decidió ir hasta su habitación sin molestarse en tocar la puerta. Observó a la joven durmiendo plácidamente, co
Luego de estar bajo el sol por más de tres horas, al fin Madelaine había logrado recoger cincos canastas de uvas. La joven estaba contenta, aunque no le parecía el trabajo más entretenido y fácil, no le fue nada mal para ser la primera vez. Además, conoció a un chico muy amable con el que había pasado las horas de su labor hablando de cosas triviales. Desde que aquel chico delgado de piel bronceada se acercó a ella, tuvo el presentimiento de que se llevarían muy bien. Cris, como se llamaba el joven tímido, era muy respetuoso y para su corta edad tenía una madurez que le impresionó a Madelaine. —¿Estudias? —le preguntó la joven mientras cortaba un pedazo de carne. Apenas había escuchado el reloj marcar las doce del mediodía y salió disparatada de su puesto. Estaba famélica.—Sí, me quedan dos años para culminar la secundaria —contestó Cris luego de darle un sorbo a su bebida. —¡Que bien! —expresó Madelaine levantando su dos pulgares—. ¿Ya tienes en mente lo que vas a estudiar?El ch
El chófer detuvo el auto, Warrick se bajó y le tendió la mano a Madelaine como todo un caballero que era. La joven simuló una reverencia haciendo que este elevara sus labios en un amago de sonrisa, pero el gesto no duró mucho pues volvió a su rostro serio. Sin embargo, la chica había visto aquello y no podría olvidar la preciosa sonrisa que tenía su "jefe."Ingresaron al lugar que derrochaba lujo en todas partes, un hombre de traje les dio la bienvenida y después de revisar la lista que tenía en manos, les permitió la entrada. Madelaine lucía radiante esa noche, y Warrick se arrepintió de haberla traído consigo, aunque sus motivos para estar acompañado era importante. El gran salón donde de encontraban la mayoría, contaba con una tarima que seguramente hablaría el anfitrión de la noche. Aún melodía suave sonaba, el ambiente era agradable al parecer de Warrick que no acostumbraba a esos sitios tan llenos de gente estirada presumida.A lo lejos divisó al señor Holland, era el nuevo cli
—Eso diría yo de ti, señorita revoltosa —atacó Warrick.—Podré ser revoltosa, un peligro andate o lo que sea. Pero al menos a mí no me miran todos como si me odian —señaló Madelaine refiriéndose a los presentes que veían a Warrick de forma despectiva.Este chaqueó la lengua sin interesarle en lo más mínimo las malas miradas del resto.—¿Quieres irte ya? —le preguntó a la joven al verla pasear la vista con aburrimiento por el gran salón.—Estoy algo cansada, recoger uvas no es tan fácil que digamos, eh —mostró sus manos que tenían pequeños rasguños.Warrick las tomó entre las suyas inspeccionando las marcas rojas.—¿Te hiciste daño? —la joven negó sin apartar sus delgados dedos de las grandes manos de las de él.El tacto tibio de su palma le envío una corriente eléctrica por todo su cuerpo. Pero no le prestó atención a esas sensaciones que experimentaba cuando tenía cerca al mejor amigo de su hermano.De pronto una voz femenina los hizo soltarse. Era una mujer alta y pelirroja que cami
A la mañana siguiente, Madelaine despertó radiante y de muy buen humor. Se levantó de la cama, cepilló sus dientes y bajó a desayunar. Aún las empleadas no se habían despertado, así que decidió preparar el desayuno de todos, incluido Warrick. Ella no era experta en la cocina, pero sabía defenderse en lo básico, ya que su hermano Stephen le había enseñado, él era un amante de la gastronomía y por lo tanto aprendió del mejor. Haría bastante comida, en una sartén sin aceite, añadió el beicon, cubrió con un poco de agua y encendió el fuego al máximo hasta que hirvió el agua. Mientras, en otro sartén añadió un poco de mantequilla y frió los huevos. Preparó tortitas que fue colocando una tras una formado una torre alta. También colocó tostadas francesas en el desayuno. La joven Madelaine se desenvolvía en la cocina, movía las caderas al ritmo de la música que escuchaba desde su reproductor de Spotify. Le había subido tanto el volumen a la canción, que no escuchó los pasos que provenían de