CAPÍTULO 05

El chófer detuvo el auto, Warrick se bajó y le tendió la mano a Madelaine como todo un caballero que era. La joven simuló una reverencia haciendo que este elevara sus labios en un amago de sonrisa, pero el gesto no duró mucho pues volvió a su rostro serio. Sin embargo, la chica había visto aquello y no podría olvidar la preciosa sonrisa que tenía su "jefe."

Ingresaron al lugar que derrochaba lujo en todas partes, un hombre de traje les dio la bienvenida y después de revisar la lista que tenía en manos, les permitió la entrada. Madelaine lucía radiante esa noche, y Warrick se arrepintió de haberla traído consigo, aunque sus motivos para estar acompañado era importante.

El gran salón donde de encontraban la mayoría, contaba con una tarima que seguramente hablaría el anfitrión de la noche. Aún melodía suave sonaba, el ambiente era agradable al parecer de Warrick que no acostumbraba a esos sitios tan llenos de gente estirada presumida.

A lo lejos divisó al señor Holland, era el nuevo cliente de su compañía, así que aprovecharía de hablar con él de algunas cosas de trabajo.

—Necesito conversar con el señor que está allá, ¿Será que puedo dejarte sola por un momento y no te moverás de aquí? —la joven se hizo la ofendida.

—¿Disculpa? —alzó una ceja mirándolo de mala manera—. Sé comportarme, así que puedes ir a hablar con quién sea que quieras. Estaré en la mesa de aperitivos.

Madelaine le dio la espalda y caminó hasta la mesa que tenía comida de si basta. No entendía porque preparaban tanto si al final y al cabo los presentes no tocaban nada. Todos eran iguales, el dinero los hacía arrogantes, nada más veía como las mujeres se miraban con hipocresía y le daba náuseas. Al menos ella se quedaría en un rincón que nadie la viera, se conocía lo suficientemente bien y sabía que no se quedaría callada si opinaban algo de su comportamiento.

Tomó un pequeño plato y se sirvió una gran montaña de comida, todo olía exquisito, no iba a abstenerse de comer solo porque al resto le parecía de mala educación. Le importó un rábano lo que pensaran los demás de ella y se dispuso a comer.

***

El evento lucrativo finalizó de manera excelente. Se logró el objetivo principal, recaudar fondos para algunos orfanatos y escuelas que tenían necesidad. Los invitados habían sido muy generosos al colaborar con altas cantidades de dinero que a más de uno les sobraba. Warrick por su parte, le gustaba ayudar en este tipo de convenciones sin importar donar lo que fuera necesario para ver sonreír a esos niños.

Luego de la recaudación, los presentes se quedaron charlando y bailando. El joven Harrington llevaba rato buscando a Madelaine, pero no la encontró por ningún lado del gran salón. Angustiado pensado que quizás le habría ocurrido algo, salió al jardín y divisó su silueta en uno de los bancos. A su lado se hallaba un hombre, apresurado, caminó hacia ellos y se plantó al frente de ambos. Pero al ver de quién se trataba, la sangre le hirvió, no podía creer que Madelaine se encontrara a solas con ese hombre. De seguro la jovenno tenía ni idea de quién era, pensó.

—¿Qué haces aquí? —le reclamó a la chica que se sobresaltó al escucharlo.

—Warrick, que susto —dijo poniendo su mano en el pecho—. Salí a tomar aire, me estaba sofocando allí adentro.

—Ya. ¿Y él qué? —señaló con su mentón a Dimitri, el hombre que se encontraba a su lado—. ¿También necesitaba aire fresco?

El nombrado sonrío, llamando la atención de la joven Madelaine que notó la tensión entre ambos hombres.

—Hola Warrick, tiempo sin verte —saludó Dimitri extendiendo su mano, pero Warrick la ignoró—. Vaya, aún sigues siendo igual que antes. ¿Cómo está Diana? Me enteré que regresó a la ciudad.

Harrington apretó su mandíbula, acortó la distancia que los separaba y le sonrío con suficiencia.

—Eso pregunto yo, ¿Qué tal les ha ido? Según las noticias, será tu nueva socia, ¿No es así? —se miraron fijamente, era un batalla de miradas para ver quién la apartaba primero.

Madelaine decidió intervenir, ambos hombres se les notaba que querían lanzarse puñetazos.

—Warrick —lo llamó y este giró su cabeza hacia la joven—. Vamos a bailar, me encanta esa canción.

Mintió agarrando su mano y lo apartó lejos de Dimitri.

—Nos vemos luego —dijo el hombre a la distancia.

Estando en el interior del gran salón, Warrick detuvo a Madelaine. Estaba enfadado con ella, solo le pidió que no se moviera del lugar, e hizo todo lo contrario.

—¿Qué te sucede? —espetó Madelaine soltándose de su agarre.

—Tu me sucedes, me sacas de quicio. Este lugar está lleno de hombres que no les importa aprovecharse de chicas jóvenes como tú. ¿Ah, pero tú qué haces? Vas y sales tomar aire con este imbécil —revuelve su cabello exasperado.

Madelaine se cruza de brazos claramente molesta por su actitud exagerada.

—Estaba aburrida, solo quería distraerme. Además, no tenía idea de que ese hombre me seguiría hasta que lo vi sentado a mi lado —se excusó—. Y si sabes cómo soy, ¿Para que me trajiste contigo? Me debes una explicación.

Warrick resopló sonoramente.

—Vale, es cierto. Pero no me harás más preguntas, confórmate con lo que te diga —la joven iba a rechistar pero Warrick se le adelantó—. Sin objeciones. Tenía que venir con una acompañante, como habrás notado, la mayoría de los invitados están casados y tienen familia. No podía ser la excepción, todos piensan que mantengo una relación con alguien.

—¿Y no es así? —la chica no pudo evitar curiosear.

—No, por supuesto que no. Y si lo hiciera no es de tu incumbencia —la joven le sacó la lengua de manera infantil—. El punto es que en este tipo de reuniones solo te toman en cuenta si ven que estás formalizado con alguna mujer o que sé yo. Y no podía permitirme ser excluido, es muy importante para mí el motivo de estos actos lucrativos.

Madelaine se le quedó mirando, quería preguntarle por qué era importante para él. Pero prefirió morderse la lengua.

—Oh, entiendo —se limitó a decir—. Entonces yo soy como la chica falsa que todos creen que sale contigo, ¿Me equivoco?

—No, estás en lo cierto. Pero solo será para que no comiencen a sospechar, es un pequeño favor qué harás por mí y yo te pagaré. Además, no es necesario gritar a los cuatro vientos que eres mi novia, solo a los invitados más importantes que andan pendiente de cotillar la vida de los demás. Así les cerraré la boca y me dejarán en paz —comentó tomando una copa de champagne que le ofreció el camarero.

—¿Y por qué no contraste a otra chica? De seguro hubiese aceptado estar contigo por tres horas —se burló Madelaine batiendo sus pestañas fingiendo inocencia ante la mirada reprobatoria de Warrick.

—No haría tal cosa, luego es un lío quitármelas de encima. Preferiría venir solo antes que contratar a cualquiera —la chica soltó una carcajada al ver la mueca que hizo al decir aquello.

—Vale lo pillo, eres irresistible ante cualquiera que sería complicado no enamorarse de ti —bromeó Madelaine haciendo que Warrick le guiñara un ojo con coquetería siguiéndole el juego—. Aunque también podría ser que eres tan insoportable que nadie se atreve a pasar unas horas a solas contigo.

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