A la mañana siguiente, Madelaine despertó radiante y de muy buen humor. Se levantó de la cama, cepilló sus dientes y bajó a desayunar. Aún las empleadas no se habían despertado, así que decidió preparar el desayuno de todos, incluido Warrick. Ella no era experta en la cocina, pero sabía defenderse en lo básico, ya que su hermano Stephen le había enseñado, él era un amante de la gastronomía y por lo tanto aprendió del mejor. Haría bastante comida, en una sartén sin aceite, añadió el beicon, cubrió con un poco de agua y encendió el fuego al máximo hasta que hirvió el agua. Mientras, en otro sartén añadió un poco de mantequilla y frió los huevos. Preparó tortitas que fue colocando una tras una formado una torre alta. También colocó tostadas francesas en el desayuno. La joven Madelaine se desenvolvía en la cocina, movía las caderas al ritmo de la música que escuchaba desde su reproductor de Spotify. Le había subido tanto el volumen a la canción, que no escuchó los pasos que provenían de
—No tienes por qué disculparte, no dudes en acudir a mí si lo necesitas. Siempre estaré para ti, lo digo en serio —aseguró esbozando una sonrisa. Se miraron fijamente, ninguno de los dos tenía indicios de apartarla. No hasta que el móvil de Warrick interrumpió aquel momento.—E-eh, terminaré de servir el desayuno —dijo Madelaine alejándose lo más posible de Warrick. Él asintió con la cabeza.—¿Sí? —contestó la llamada dirigiéndose al living.La joven soltó el aire que no sabía llevaba retenido. Su mente aún procesaba lo que había ocurrido hace minutos. ¿Estaba soñando? Se preguntó mentalmente. Emplató el desayuno de ambos y se sentó a comer para apaciguar a su estómago que gruñía. Warrick que tenía rato hablando con uno de los encargados de su viñedo, no prestaba atención a lo que el hombre le decía. Su mente estaba en la escena de Madelaine y él hace minutos atrás. Su cabeza no paraba de repetir en lo que le dijo, ¿Estará siempre para ella? ¿Es en serio Warrick? ¿En qué estabas p
Los rayos de luz se filtraban por la rendijas de las persianas. Había mucha claridad en la habitación y Madelaine no tardó en despertarse sintiendo calor, sobre todo en su cintura que estaba rodeada por algo. Parpadeó varias veces acostumbrándose a la iluminación, sintió una respiración en su cuello que la hizo sentarse en la cama con brusquedad. Giró la cabeza y ahogó un gritito, en su cama yacía Warrick profundamente dormido, tenía el cuello un poco torcido, por la posición en la que estaba se notaba que había dormido mal. Lo más seguro es que se le dificultaría moverlo. La joven se sintió mal, los recuerdos de anoche le cayeron como un balde de agua fría. El hombre que dormía plácidamente a su lado, se quedó cuidándola toda la noche. Madelaine se quedó admirando su perfil, llevándose por sus impulsos, acercó la mano a su rostro y acarició su mejilla con suavidad. Tenía una poco de barba insipiente que le causó cosquillas en su palma. Sus facciones varoniles le daban un aspecto may
—Gracias —musitó un tanto incómoda al estar bajo el escudriño del matrimonio Holland.Warrick notando la incomodidad de la chica, rodeó su cintura y la acercó a su cuerpo. Aquel gesto no se lo esperaba Madelaine, así que tuvo que hacer un esfuerzo para simular su asombro y actuar con naturalidad.—Sí, la verdad es que su belleza fue una de las cosas que más me encantó de ella —confesó Warrick sonando como todo un enamorado.—¿Ah sí? ¿Y cuál es la otra cosa que te encantó? —decidió preguntar Madelaine siguiéndole el juego.—Lo maravillosa que eres —soltó sincero.La joven alzó las cejas sin esperarse aquello.La verdad es que sus palabras la habían tomado por sorpresa. Lo miró a los ojos y no pasó por desapercibido ese brillo inusual que fue remplazado rápidamente al tornarse oscuros.Los Holland se dieron cuenta de la atracción que transmitían aquella parejita de tórtolos. Así que no dudaron en despedirse, excusándose de que tenía una reunión a la cual asistir. Pero Warrick sabía que
—Dime —apremió Madelaine simulando que no le ponía nerviosa tenerlo cerca. Mientras se paseaba con solo ese pantalón. Estaba afectando la estabilidad mental de la chica.—Vamos a ver una película.—Umm, vale —aceptó Madelaine—. Pero con una condición.Warrick bufó.—¿Por qué siempre tienes que poner condiciones? —se quejó.—Me gustan —se encogió de hombros—. En fin, vemos una película y tú tienes que comerte un pedazo de pizza.Harrington se negó a hacer tal cosa.—No comeré eso. ¿Sabes la cantidad de calorías que contiene una sola porción? —la joven volcó los ojos.—No lo sé, eso es irrelevante para mí —agregó la chica.—Pero no para mí. Así que paso —concluyó Warrick dirigiéndose al living.Madelaine lo siguió detrás, tenía que convencerlo de probar aunque sea un pedazo de pizza. Iba a insistir si era necesario. Justo tocaron a la puerta, debía ser el repartidor, pensó la joven acercándose a la entrada.—Buenas noches —saludó el muchacho, apenas la chica abrió. Le tendió la dos caj
—¿Y qué? ¿Te gusta? —fingió estar tranquilo, simulando que estaba relajado.—No lo sé. Es muy pronto para definir lo que siento cuando estoy con él, pero seguro lo descubriré más adelante —mintió la joven aguantando las ganas que tenía de reírse. Si era verdad que le tenía un cariño a Cris, pues lo veía como un hermano menor. No tenía sentimientos hacia él más allá de una amistad. Además que el muchacho estaba enamorado de una de sus compañeras de clases y Madelaine se ofreció a ayudarle a tener una cita con la chica. —Oh, claro, entiendo —dijo levantándose del sofá y acercándose a la joven—. Pues, me temo que eso no será posible.—¿Sí? ¿Y eso por qué? —preguntó la joven alzando su mentón, quedando a pocos centímetros del rostro de Warrick.—Está prohibido involucrarse sentimentalmente entre mis empleados —demandó mirándole fijamente a los ojos. —¿Es en serio? —dió una risilla la joven sin poder creer lo estricto que era el mejor amigo de Stephen—. ¿Y qué pasaría si alguien rompe l
Emoción como también nervios, adrenalina que se disparó. Ella sería en parte la responsable de que Madelaine y Warrick no se les olvidará jamás ese primer beso, dónde solo la luna y las estrellas fueron testigos de aquel primer beso. Se separaron por falta de aire en sus pulmones, la mirada de Warrick transmitía todo. Y allí la joven supo que si no la apartó fue porque él deseaba lo mismo que ella.O eso pensó Madelaine.—No —habló Harrington con voz ronca—. Esto no está bien.—¿Qué? —preguntó la joven mirándolo—. ¿Por qué no? ¿Qué tiene de malo?—Todo —soltó levantándose. Madelaine lo imitó para estar casi a su altura—. Tu hermano me mataría si descubre que te he besado.—¿Eso es lo que temes? ¿Que mi hermano no apruebe lo que su mejor amigo siente por su hermana menor? ¿Es eso? —exigió Madelaine enfadada—. Y si es porque nos hemos besado, pues no tiene por qué enterarse. Somos dos adultos, no tenemos que pedirle permiso a nadie.—Lo sé, créeme que lo hago. Pero no quiero lastimarte
Warrick llevaba rato despierto, apenas sintió los primeros rayos de sol filtrarse por las persianas y no pudo seguir durmiendo. Se quedó acostado mirando un punto fijo de su habitación, ensimismado en sus pensamientos, perdido en esa noche que besó a Madelaine. Desde entonces no podía sacarse a la joven de su cabeza, por más que intentaba ocupar su mente en otras cosas, nada funcionaba. Era como si se hubiera clavado, adueñado enteramente de él. Y lo peor es que le había hecho daño al decirle que no fue su intención confundirla. Pero la realidad era otra. El que estaba confundido era él. Y las palabras de Madelaine le asentó como un golpe. «Se han encerrado en si mismo, creando un muro protector sobre ellos para que no vuelvan a destrozar sus sentimientos como lo hicieron en el pasado. Pero lo que no saben es que si no se arriesgan, nunca sabrán quien pudo haber rellenado ese vacío que debería estar completo»¿Y si tenía razón? Pensó internamente Warrick.No podía continuar anclado