Warrick llevaba rato despierto, apenas sintió los primeros rayos de sol filtrarse por las persianas y no pudo seguir durmiendo. Se quedó acostado mirando un punto fijo de su habitación, ensimismado en sus pensamientos, perdido en esa noche que besó a Madelaine. Desde entonces no podía sacarse a la joven de su cabeza, por más que intentaba ocupar su mente en otras cosas, nada funcionaba. Era como si se hubiera clavado, adueñado enteramente de él. Y lo peor es que le había hecho daño al decirle que no fue su intención confundirla. Pero la realidad era otra. El que estaba confundido era él. Y las palabras de Madelaine le asentó como un golpe. «Se han encerrado en si mismo, creando un muro protector sobre ellos para que no vuelvan a destrozar sus sentimientos como lo hicieron en el pasado. Pero lo que no saben es que si no se arriesgan, nunca sabrán quien pudo haber rellenado ese vacío que debería estar completo»¿Y si tenía razón? Pensó internamente Warrick.No podía continuar anclado
Por otro lado, Madelaine ni se inmutó a la presencia de su jefe. Continúo comiendo e ignoró con indiferencia, indiferencia que Warrick no pasó por alto.—No, gracias Laura. Iré a correr un rato y me caerá mal —mencionó acomodándose en uno de los taburetes, justo al lado de la joven—. Puedes retirarte.La señora Laura asintió, y se marchó de la cocina, dejándolos solos. Warrick se dedicó a observarla de soslayo, pero Madelaine fingía revisar su móvil mientras terminaba su desayuno. Harrington sabía la razón de su comportamiento, y merecía ser tratado como lo estaba haciendo ella. Sin embargo, había algo que le impedía alejarse de Madelaine, verla se volvía su perdición. La joven se puso de pie, dispuesta a salir de allí lo antes posible. No obstante, un agarre en su brazo la detuvo.—¿Qué quieres? —suspiró pesadamente.—¿A dónde irás esta noche? —soltó interesado.—¿Te importa? —masculló la chica alzando una de sus cejas.—Claro que me importa, estás bajo mi cuidado y además mañana v
Las horas pasaron volando, cuando la jovenllegó a casa era más de diez de la noche. Se dirigió de hurtadillas a las escaleras sin hacer el menor ruido posible, lo último que deseaba era tener que someterse al interrogatorio de Warrick. Al final, Madelaine había logrado escabullirse por la ventana de su habitación. No fue fácil saltar de allí hasta el jardín trasero, pero valió la pena todo lo que hizo, a pesar de poner su vida en riesgo. No quiso imaginarse lo que habría pasado si hubiese perdido el equilibrio, lo más seguro es que se habría dado un buen golpe. Pero, gracias a Dios, eso no sucedió. Se dijo a si misma la joven. Subió los escalones sigilosamente, casi aguantando la respiración cada vez que oía pasos en una de las habitación de los pasillos. Al llegar frente a su puerta, celebró en su interior, había logrado llegar sin ser descubierta de infraganti. Giró la perilla y entró a su dormitorio soltando todo el aire acumulado. La estancia se encontraba en penumbras, por lo c
La casa del señor Fischer se encontraba ubicada en una de las residencias de lujo en Long Beach, California. La mansión exhibía un diseño arquitectónico clásico y abundante lujo que impresionó a la joven. —El señor Fischer es arquitecto —habló Warrick caminando a su lado mientras se dirigían a la entrada de la propiedad—. De echo, el construyó lo que ves aquí.Añadió señalado la casa. —Es preciosa —dijo Madelaine escaneando todo a su alrededor.Fueron recibidos por un señor de piel oscura, que los invitó a pasar al hogar. Por dentro era incluso más Impresionante, la joven observaba con detalle cada diseño. Los techos ultra altos creaban una energía abierta y aireada, tenía una chimenea de granito de dos pisos con retroiluminación personalizada en un punto central en la sala de estar. —Daría todo por tener una casa como esta —comentó Madelaine en voz baja.Warrick la miró curioso.—¿Qué es lo que más te fascina? —indagó sentándose en uno de los sofás del living.—Diría que todo, per
La noche había caído, Madelaine durmió una larga siesta, no se percató de la hora que era, no fue hasta entonces que la voz de Warrick la despertó. Desorientada, restregó sus ojos con pesadez. Parecía que todo lo que durmió no había sido suficiente, la chica aún tenía sueño, sin embargo decidió hacerle caso a su estómago que reclamaba por comida. Harrington , le tendió la bandeja con la cena, él mismo quiso traérsela, pues conociendo a la joven, sería capaz de seguir durmiendo largo y tendido, con el estómago vacío.—¿Qué hora es? —preguntó llevándose el vaso de jugo a su boca.Warrick revisó el Rolex que adornaba su muñeca.—Falta un cuarto para las diez —la chica abrió los ojos como platos.—¡¿Qué?! —soltó estupefacta—. O no, lo he olvidado...Se incorporó de la cama quitándose la sábana de encima. Olvidándose que solo vestía una pijama corta, comenzó a rebuscar en la habitación su móvil.—¿Qué tenías que hacer? —inquirió Warrick dándole una mirada fugaz a sus largas piernas descubi
Warrick tomó una bocanada de aire. En su cabeza había un montón de cosas que quería soltar, hablarle de la verdadera razón por la que no quería involucrarse con ella. Porque hacerlo conllevaría a explicarle detalles del pasado que aún no estaba preparado de decir en voz alta, se rehusaba a recordarlos, ya que sería como volver a hurgar en esa herida que le costó años cicatrizar. —No puedo darte una respuesta en este momento, porque ni yo sé cuál es. Y estaría siendo egoísta de mi parte hacerte promesas que luego quizás no cumpla —se limitó a decir.El rostro de la joven se contrajo. Le dió la espalda a la joven caminando hacia la puerta.—Huir es de cobardes, y es lo que siempre haces —dijo Madelaine con lágrimas en los ojos—. Inicias un juego que no te atreves a terminar, quedas a mitad del partido porque no eres más que un perdedor. ¿Es lo que harás cada vez que intente acercarme a ti para tratar de comprenderte? ¿Huir? Warrick se detuvo con la mano suspendida en el pomo de la pue
La joven Madelaine se disponía a bajar al living, cuando se cruzó en el pasillo a Warrick que venía en dirección contraria. Ambos se quedaron mirando en silencio, no sabían cómo comportarse luego de lo ocurrido la noche anterior. Harrington tomó la iniciativa de hablar, ya que la joven no hizo ningún amago en saludarlo siquiera.—Hola, ¿Dormiste bien? —se mostró interesado.—Sí, la verdad es que sí. Prefiero la cama para mí sola que compartirla —su comentario salió mordaz.—Vale, pues me temo que hoy te tocará compartirla —emitió Warrick con el mismo tono.—Entonces ya sé para dormir en el sofá —respondió tajante.—Ya —resopló cansado de la estúpidas peleas sin sentidos—. Dejemos de comportarnos como unos críos y hablemos como dos adultos.—No, no tengo nada que hablar contigo —se negó la chica retomando su camino.—¿Ahora quién es la que huye? —se detuvo al escucharle decir aquello.Se giró para enfrentarlo, pero no se percató que Warrick estaba detrás, a pocos centímetros de ella.
Warrick tomó una bocanada de aire. En su cabeza había un montón de cosas que quería soltar, hablarle de la verdadera razón por la que no quería involucrarse con ella. Porque hacerlo conllevaría a explicarle detalles del pasado que aún no estaba preparado de decir en voz alta, se rehusaba a recordarlos, ya que sería como volver a hurgar en esa herida que le costó años cicatrizar. —No puedo darte una respuesta en este momento, porque ni yo sé cuál es. Y estaría siendo egoísta de mi parte hacerte promesas que luego quizás no cumpla —se limitó a decir.El rostro de la joven se contrajo. Le dió la espalda a la joven caminando hacia la puerta.—Huir es de cobardes, y es lo que siempre haces —dijo Madelaine con lágrimas en los ojos—. Inicias un juego que no te atreves a terminar, quedas a mitad del partido porque no eres más que un perdedor. ¿Es lo que harás cada vez que intente acercarme a ti para tratar de comprenderte? ¿Huir? Warrick se detuvo con l