La noche había caído, Madelaine durmió una larga siesta, no se percató de la hora que era, no fue hasta entonces que la voz de Warrick la despertó. Desorientada, restregó sus ojos con pesadez. Parecía que todo lo que durmió no había sido suficiente, la chica aún tenía sueño, sin embargo decidió hacerle caso a su estómago que reclamaba por comida. Harrington , le tendió la bandeja con la cena, él mismo quiso traérsela, pues conociendo a la joven, sería capaz de seguir durmiendo largo y tendido, con el estómago vacío.—¿Qué hora es? —preguntó llevándose el vaso de jugo a su boca.Warrick revisó el Rolex que adornaba su muñeca.—Falta un cuarto para las diez —la chica abrió los ojos como platos.—¡¿Qué?! —soltó estupefacta—. O no, lo he olvidado...Se incorporó de la cama quitándose la sábana de encima. Olvidándose que solo vestía una pijama corta, comenzó a rebuscar en la habitación su móvil.—¿Qué tenías que hacer? —inquirió Warrick dándole una mirada fugaz a sus largas piernas descubi
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