Todos los capítulos de infelizmente casada. ( Vínculos de venganza): Capítulo 1 - Capítulo 10
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¡No soy una asesina!
Abrí mis ojos con dificultad, luchando por enfocar mi visión borrosa. Escuchaba ruidos y murmullos a mi alrededor.—Ha despertado —escuche decir a alguien. «¿Dónde estoy? » Me pregunté aún aturdida por la situación. El penetrante olor a medicinas me hace darme cuenta de que me encuentro en un hospital. Un intenso dolor palpita en mi cabeza, y cuando intenté tocar mi rostro, una enfermera rápidamente me detiene, advirtiendome que el médico vendría pronto a explicarme sobre mi estado. Volteé hacia el otro lado de la cama y me encontré con las miradas apesadumbradas de Andrés y Luciano, mis hermanos, quienes me observan con lágrimas en sus ojos y rostros llenos de esperanza al verme despierta. Muchas preguntas empiezan a darme vueltas en mi cabeza ¿Por qué llevo vendajes en la cabeza? ¿Por qué cada respiración me resulta tan dolorosa? No recuerdo nada, solo un destello de luz cegadora mientras estaba en el auto, seguido de gritos y un vacío en mi memoria. Oigo sirenas de ambulancia y
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La boda.
Días después. « Es mi última palabra Laura, ya deben estar por llegar tus hermanos, por favor no cometas la desfachatez de oponerte» fueron las últimas palabras de papá al teléfono. Cuelga y le entrego el teléfono muy consternada a la enfermera que me mira con pesar. Mi mirada se cristalizó al darme cuenta de que mi vida está por cambiar. Miro a la enfermera con gesto aterrado , pero ella no puede ayudarme. Ni ella ni nadie. Entonces la puerta se abre y entran mis dos hermanos. Sus rostros lucen antipáticos. Como si ahora se hubieran convencido de mi culpabilidad. —Sabemos que fuiste tú, no puedes negarlo— dijo uno de ellos mientras me mira con desdén. Hago una negación. —Son mis hermanos… mis hermanos, tienen que creer en mí. Ustedes no pueden creerme una asesina—Los miro perpleja. Entonces la enfermera se muestra afectada y corre fuera de la habitación. —¡ Soy inocente!—digo confundida. Mi voz tiembla notablemente. —Vístete Laura. Hoy es tu boda, tu prometido te espera—dice mi h
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Un recuerdo fugaz.
Respiro hondo y miro al piso avergonzada luego del desaire de mi esposo . Entonces ruego con todas mis fuerzas que mis hermanos se compadezcan de mí y vengan en mi rescate. Miro hasta donde están tratando de persuadirlos con mi mirada y parecen más pendientes de sus telefonos que de mí. Ni siquiera papá estuvo presente y eso estruja mi corazón. Seguramente no fue capaz de presenciar un espectáculo tan ruin. Julián se aparta de mi y vuelve a su teléfono. Parece discutir con alguien o tal vez solo está muy estresado con todo esto. —Felicidades señora Laura —Empiezan a acercarse los invitados cuando él se aleja, parecen temer acercarsele. Claro, su gesto agrio asusta a cualquiera. La abuela Leonor también se acerca. —Cariño… ¡Estás preciosa!—dice con mirada cristalizada y una sonrisa muy afectuosa. —Gracias abuela Leonor, usted es muy amable. Se lo agradezco—digo mientras ella toma mi mano y le da un leve apretón manifestándome todo su apoyo. —No confundas amabilidad con sinceridad
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Fotografías de ella.
Quería contarle lo que acababa de recordar, pero estaba muy confundida y no quería apresurarme, así que respiré hondo y me contuve.—Abuela Leonor, por favor, no hagas caso de nada de esto. No quiero que te afecte demasiado. Por favor— Le pido con semblante asustado por ese mal recuerdo y además por su bienestar. —Hija mía, no te inquietes por mi. Yo estaré bien, si tú lo estás, no deseo que te sientas humillada por culpa de estos dos desconsiderados, es eso lo que me aflige—sonrio conmovida con su cariño. —Pues, entonces te digo que estoy bien, no pienso dejarme afectar pues sabía que esto pasaria. Mirame, soy fuerte—Sonrio fingido pues no quiero perturbarla con mis tristezas e inquietudes. No luce muy bien. —Bueno, te creeré, juntas vamos a lograrlo, ya verás como pronto ese malcriado te amará como loco eh, y la oportunista de Lucrecia tendrá que quitarse del medio, ahora, vayamos a casa— Ella pide al chófer que espere un momento para llevarnos a la mansión. Enseguida me mira
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Un haz bajo la manga.
—Abuela, no puedes pedirme algo tan absurdo, es descabellado—digo enseguida levantándome. Ante su mirada desconcertada rectifico mi respuesta. —Lo siento abuela, es que yo … es que Julián y yo… eh, no, es imposible , no se cómo esperas que algo así suceda—digo dándole la espalda y mirando mi figura pálida en el espejo. Volteo a mirarla de nuevo. Ella me mira con ojos apacibles. —¿ Por qué crees que es absurdo? Son esposos , Laura. Cómo todo esposo y esposa tendrán su noche de bodas y… —siento como mi piel se calienta nada más de oírla decir aquello. —No abuela… no cuentas con que Julián me odia. ¿ Cómo va a hacerme el amor si siente repulsión, odio cada vez que me mira? —Ah, te referías a eso. Ven, siéntate. No estés predispuesta. Ante todo eres su esposa y él tendrá que cumplir con su deber de esposo. Mírate, eres tan hermosa. No podrá resistirse a tus encantos. —Pero estoy fea abuela. Mira mi cara. Cuando me besó en la iglesia limpió sus labios. Sentí morir ante tal muestra de a
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La pastilla del otro día.
Después de tanto pensar en que debería hacer vuelvo a la cama, Julián está profundamente dormido. Aprovecho de admirar su anatomía tan fuerte y atrayente, sus labios , su frente, su nariz , tomo una de sus manos tibias y suspiro tras lo cual sonrio triste al no tener su amor. Lloro un poco hasta que me duermo. Abro los ojos confundida al otro día. No se si estoy teniendo una pesadilla , oigo gritos que parecen lejanos y finalmente termino de abrir mis ojos para darme cuenta de que no es una pesadilla. Es Julian que ha sacado mi sabana y me grita que salga de su cama. Me incorporo mientras aturdida trato de asimilar que le pasa. —Dios mío, esto no me puede estar pasando … ¿ Que fue lo que hice? —menciona con gesto aturdido y llevando sus manos a su cabeza. Muerdo mi labio avergonzada. Creerá que soy una aprovechada. —Julian, cálmate, no es lo que tú piensas, yo …—Voltea a mirarme con cara de pocos amigos. Lo miro aterrada pues ya no se de lo que es capaz. —¿Qué esperas? ¡Maldición.
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La llamada de Luciano.
—No serás capaz Laura de tomarte esa pastilla. No puedes hacerlo. — No quería abuela. Pero prefiero eso a tener un hijo no amado. No sería justo para ese niño. No puedo convencerlo de mi inocencia y seguro se asegurará de que la tome. No es estúpido —digo levantándome. El gesto de la abuela es serio. De pronto ha palidecido. Entonces tras respirar hondo vuelve a sonreír. —Mi nieto es un hueso duro de roer. Bien, tómala. No insistiré en que no lo hagas. Ahora, voy a mi alcoba, me duele la cabeza—dice y se levanta. Se marcha y yo decido darme un baño y luego salir a caminar. Quiero despejar mi mente y de seguro a Julián no le importará que no esté. No notará si desaparezco, estoy segura. Voy a darme un baño y luego salgo envuelta en una toalla para cambiarme. Pero Julián ha entrado a la habitación. Me mira un instante. Enseguida intento ignorar que está aquí y busco una ropa adecuada para salir. Sin importar que esté presente comienzo a vestirme. Me coloco mi ropa interior mientras é
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La sorpresiva visita de Michael.
Miro la hora en mi reloj de pulsera y apenas son las nueve de la mañana. Así que decido ir a la cocina en busca de algo para comer. Abro el refrigerador y tomo un poco de leche, luego busco unas rebanadas de pan y me preparo un sándwich. Con mi vaso lleno de leche y mi sandwich me siento en la mesa de la cocina dispuesta a desayunar. El hambre hace sonar mi estómago. —Señora, ¿ Por qué está comiendo en la cocina como si fuera una empleada?—dice Amparo entrando y sorprendiéndose. —¿ Cuál es el problema Amparo? Además, aquí o allá da igual para mí. —Le pido me disculpe por no haberla llamado a desayunar. Lo iba a hacer pero el señor me dijo que usted estaba indispuesta y no bajaría a comer. —¿ Eso dijo? Que mentiroso—susurro esto último. Ella enseguida me sirve café. Le agradezco y termino de comer. Entonces decido dar una vuelta por los jardines.Mientras camino por los jardines, el suave murmullo de la brisa acaricia mi rostro, entonces consigo algo de alivio. Cierro los ojos por
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La subasta.
El día avanza y no se más de Julián. Por mi mente pasan tantas posibilidades. ¿Por qué tienen que estar juntos? No es justo que Julián se comporte así conmigo. Entonces la abuela Leonor pasa a verme. —¿ Por qué estás en esta habitación de huéspedes Laura? Amparo me dijo dónde encontrarte. —Tu nieto lo decidió abuela Leonor. Sabes cómo es. No puedo hacer nada para hacerlo cambiar de opinión. Es demasiado terco—Me incorporo para sentarme. Ella se acerca. Entonces mira un vestido negro sobre la cama y unos zapatos en punta sobre el sillón.—Mi nieto es muy terco, si. Pero conmigo no va a poder, tú volverás a la habitación matrimonial. Le guste o no—hace una pausa. —¿ Acaso vas a salir?—Entonces titubeo. Julián me tiene prohibido salir y no deseo que la abuela Leonor crea que soy altanera. —Es que… —Me parece magnífico que lo hagas—dice. Realmente yo deseo salir y contradecirlo. Si él no me considera , no tengo porque hacerlo yo. La abuela Leonor sonríe cómplice. —Supe por Amparo que
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El collar de perlas.
—Ya siéntate —Luciano me toma del brazo y me hace sentar con brusquedad también mostrándose muy interesado en ese collar. —La siguiente pieza tiene un valor de un millón cien mil. ¿ Quien desea obtener está hermosa joya de perlas cultivadas del hermoso océano pacifico? Fue anteriormente propiedad de la reina Micaela y luego la usó por tres generaciones una familia de condes muy importante —dice. Enseguida miro que Julián levanta la mano. —Un millón cien mil a la una, un millón cien mil a las dos. —Ese fanfarrón no me va a quitar esa joya, lucirá genial en el cuello de mi novia—dice mi hermano y enseguida puja por ella. —Un millón quinientos mil—dice con total atrevimiento. Abro mis ojos molesta y trato de persuadirlo. —Es demasiado Luciano. Vas a arruinar la empresa otra vez—Le susurro molesta. Enseguida Julián voltea para ver quién está pujando más que él y se da cuenta de mi presencia. Mi semblante decae y mi hermano ríe con malicia. —¿ Cómo te ha quedado el ojo infeliz?—susur
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