30. La princesa no es lo que aparenta
Anastasia había optado por mantener la boca cerrada. El malestar regresó con más fuerza, ya que la falta de oxígeno en sus pulmones no había desaparecido.Posiblemente fue la comida lo que la hizo sentir mareada, y con ese vestido ajustado a su cintura, aumentó esa sensación desagradable.—Anastasia, ¿estás bien? —preguntó nuevamente el príncipe, usando el mismo tono que la primera vez.Realmente estaba muy preocupado por ella y no entendía cómo seguía negando su mal estado.—Sí —dijo Anastasia, casi sin aliento.Pero antes de que él dijera otra cosa, una mujer se acercó a ellos. Era la baronesa, una mujer de porte imponente y elegante, de cabello oscuro y perfectamente peinado, con un vestido que resaltaba su figura esbelta y refinada. Su rostro, adornado con unos labios carmesí y unos ojos que detallaban todo a su paso, mostraba una expresión seria, pero justo en el momento en que sus ojos se encontraron con Rhys, algo en ella cambió y comenzó a sonreír.—Mi querido príncipe, qué pl
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