Aine y las demás lobas de su edad estarían a cargo de la decoración para la fiesta, de modo que mis lecciones quedaron suspendidas hasta después del evento. Todas las mujeres de servicio estaban superadas de trabajo, lo cual resultaba en una infinidad de pequeños accidentes domésticos. Además, a las mujeres de la limpieza y la lavandería se les había duplicado el trabajo, porque tenían que acondicionar el ala de huéspedes para los invitados. Según dijo Tilda, fue la primera vez en sus décadas como sanadora que tantas humanas se atrevían a llamar a su puerta. Pasábamos el día atendiendo pequeños cortes, quemaduras leves, raspones o magullones. Ronda pronto se sumó a nosotras, porque no nos alcanzaba el tiempo para reponer los elementos que utilizábamos y prepararnos para el día siguiente. Además, insistí en duplicar la producción de infusiones y lociones para las articulaciones, problemas digestivos y alergias respiratorias, porque no quería descuidar a las mujeres a
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