El sábado a media mañana, a Mora, le sonó el teléfono, era un número desconocido, iba a cortar pensando que era alguien que le iba a ofrecer algún producto que no servía para nada, o tal vez podría ser una encuesta política, sin querer, en lugar de cortar, contestó.-Hola, ¿Mora?-Sí ¿Quién habla?-Perdón, soy Piero, el padre de Camila.-¿Le sucedió algo a Camila? ¿Cómo está?Ella enseguida pensó en la chiquilla, que sin duda estaba pasando por el peor momento de su vida.-No quisiera molestarte, pero Camila no deja de llorar y me preguntó si podías venir a verla.Mora se asombró ante tal petición, pero entendía que entre ella y la niña había una conexión especial.Decidió acceder ante la petición de su alumna.-Sí, dígame la dirección que me acerco.-Te mando un chofer.-No es necesario, señor.-Por favor.-No se preocupe, tengo vehículo propio, puedo acercarme.Sofía la estaba escuchando muy intrigada, pero por la seriedad con que contestaba su hermana, no se animó a hacer ningún co
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