4. La muerta
Mientras tanto en Japón...Sisa llegó como de costumbre a casa, con una excepción, ya que había aceptado que una compañera de trabajo la llevase, regularmente ya tenía contratado ese servicio, porque ella era incapaz de siquiera imaginarse detrás de un volante.Para entrar a su departamento bastaba con poner su huella dactilar y presionar el botón, agradecía el avance de las nuevas tecnologías, porque en más de una vez con las antiguas cerraduras donde tenía que poner una clave, ella simplemente la olvidaba.La mayoría de las personas la admiraban por sus contribuciones en el campo de las ciencias biológicas, pero al conocerla en su vida cotidiana, no podían creer que aquella mujer fuera la misma, distaba mucho de lo que se esperaría de un genio.Lo que desconocían es que su genialidad usaba su cerebro todo el tiempo, por lo que le restaba atención a lo demás. Era un poder de abstracción que tenía, volviéndola una idiota para todo lo demás.Ya que su cuerpo conocía sus rutinas, simple
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