14. Consideraciones
San Francisco ¿Qué más podría querer un niño? Justo en ese instante, Elliot está disfrutando de una felicidad amplificada, lo tenía todo, familia, salud, muchos juguetes, la biblioteca del abuelo que le dijo sería suya. Todo estaba perfecto, con la excepción de la mujer que se la pasaba haciéndole caras, esa era Ava, que con tan solo haberla visto dos veces, el niño dedujo que no era una buena persona. La pareja se fue porque Prescott debía seguir trabajando y por ningún motivo dejaría a su prometida en su casa, él no era tonto, qué mujer le gustaría ver a la ex, no quería problemas. Elliot no tardo en pedir la autorización de su abuela para llevar a su mamá y mostrarle la magnífica habitación que le habían diseñado. Sisa miró con asombro todo lo que ahora su hijo poseía, Elliot le explicaba sobre todos los objetos, al menos ellos le mostraban aprecio, sobre todo los abuelos, su interacción le pareció peculiar. Ellos miraban a su hijo de forma diferente y le trataban con aprecio,
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