100. ¿Eres tú?
Un joven cruzó el umbral del hospital. Sus ojos, ávidos de respuestas, buscaron entre la multitud hasta que se encontraron con los de Nadia. Un instante, una mirada, y el mundo se detuvo a su alrededor. La sorpresa los dejó petrificados, cada uno atrapado en un torbellino de emociones. William era un testigo silencioso de la escena, no pudo evitar esbozar una sonrisa enigmática, intuyendo lo que sucedía.El joven, recuperando la compostura, se dirigió hacia Nadia con pasos apresurados, como si el tiempo apurara el encuentro. Ignorando por un momento la presencia de William, toda su atención estaba centrada en Nadia. Le dirigió una breve mirada inquisitiva a William, buscando descifrar su papel en esta historia inesperada. Finalmente, con la voz entrecortada por la emoción, preguntó:—¿Nadia? ¿Eres tú?Nadia, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, asintió. Las palabras parecían fallarle, incapaces de expresar la avalancha de sentimientos que la inundaban. Un torbellino de rec
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