Al día siguiente, Amber baja las escaleras más relajada, preparada para ir a las clases del día martes, y pensando que hoy sería un día completamente hermoso y diferente, al llegar a la planta baja, frunce el ceño al ver a sus padres en la sala con alguien más, pero no presta atención a lo que ellos hacen, así que sigue su camino. —Amber, cariño ven —Mey, llama a su hija al verla y la chica se da vuelta acercándose a ella. —Dime mamá —contesta con voz infantil y Mey, sonríe al escucharla. —¿Puedes contarme lo que sucedió ayer? —la chica hace un mohín al escucharla, sujeta su mano y la lleva hacia el patio trasero. —Por suerte no pasó nada mamá… un hombre me salvó.—Si, pero estuviste a punto de ser secuestrada Amber, eso es grave —Mey, la regaña pero abraza a su hija con fuerza. La chica suspira y responde al abrazo de su madre. —Lo sé mami, lo sé, y no puedo mentir, me paralice, me sentí vulnerable, en ese mismo momento, no se que me pasó. —Ya tranquila, tienes razón, por suer
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