El traje negro, sus zapatos bien lustrados y sus lentes lo hacen lucir muy apuesto, y las chicas lo miran con detenimiento y alguna que otra con la boca abierta.
Michelle, quien no estaba muy lejos, esperaba por Amber, desde el marco de la puerta de la universidad.
—Vaya que si has llamado la atención con ese hombre tan apuesto amiga.
—No es de mi gusto.
Michelle se burla de las palabras de la chica y frunce el ceño.
—¿No te gusta? —inquiere incrédula. —pero es guapo, muy guapo — suelta acentuando cada palabra y Amber mira en dirección al hombre, al parecer el joven siente su mirada y mira en su dirección, pero ella se da vuelta disimulando.
—Vamos o entraremos tarde a clase.
*****
Al terminar las clases, Amber con vacilación camina hacia su escolta. —Oye —lo llama pero no por su nombre, así que el joven no vuelve a verla. —Te estoy hablando cara de poker —dice pinchando su hombro con un dedo como si estuviera sucio, al sentir su toque el chico se echa hacia atrás en la banca donde se encuentra y mira a la chica.
—Mi nombre es Gael —menciona con desdén.
—Si, como sea, necesito ir a la biblioteca —suelta y él enseguida esboza una sonrisa lobuna, mirando hacia otro lado para luego ponerse de pie.
—¿Cómo me llamo?
—Dije que necesito ir a la biblioteca —replica ignorando su pregunta y con arrogancia.
—Si me llamas por mi nombre te llevaré allí.
—Sabes que, no importa iré con Michelle sola, cara de poker —comienza a caminar pero el joven la persigue y la carga en su hombro, devuelta al auto.
—¡Oye, bájame! —exclama. —¡¿Qué haces?! —grita y de un momento a otro al ponerla en el suelo, justo al lado de la puerta del copiloto, recibe un empujón que por poco lo hace caer.
—¡¿Qué crees que haces?! —grita un chico de la misma estatura y contextura que el escolta.
—¡A ti qué te importa! —al escucharlo el joven intenta caminar hacia Gael, para golpearlo, pero Amber sostiene su mano con fuerza.
—Espera Javier.
Al escucharla se detiene y se devuelve hacia ella. —¿Estás bien? —la niña asiente y él la abraza.
—¿Y tú eres? —Gael, al ver que está siendo abrazada por un hombre que no había visto antes, se acerca a ella a toda prisa y los separa, pero Javier, pone resistencia y lo detiene.
—No te acerques a ella —dice con desdén.
—Soy su escolta, imbécil.
El joven Javier se aleja un poco de la chica y ella asiente mirando hacia otro lado.
—De todos modos, no tienes ningún derecho a tratarla así.
—Eso a ti no te incumbe.
—¿Así tratas a tus jefes?
—La trato como me dé la gana, ya quitate —Gael empuja a un lado al joven Javier, y le abre la puerta a la chica.
—Luego te hablo Javi.
—Está bien.
Gael, se detiene justo frente a Javier como si estuviera retandolo con su mirada.
A punto de explotar cierra la puerta del auto con ira y sostiene el volante con tanta fuerza que sus nudillos se tensan.
—¿Es tu novio?
—No, no lo es —contesta sin pensarlo.
—Pareciera que sí.
—Bueno, ¿y eso a ti que te importa?
—Me importa porque debo reportar a cada uno de los que se acercan a ti. ¿entiendes? —habla exasperado, pero se tranquiliza al ver su mirada. —¿La biblioteca central? —pregunta intentando apaciguar el ambiente.
—Si —contesta ella cortante —, él es solo un amigo, aunque me ha propuesto que seamos novios, dije que no, y tengo una linda amistad con él, no es mas, asi que dile a mi hermano que no es nada. —suelta y al ver que han llegado se baja enseguida sin esperar a Gael.
El hombre baja del auto y exhala para calmarse, luego la sigue.
Mientras Amber se encontraba en la biblioteca, un hombre que acababa de llegar a un departamento, tiró su maleta con fuerza al mueble, levantó su brazo y se rasco la nuca con desesperación.
—¡M****a, M****a! —grita y lanza de una patada a una de las mesas por los aires, levanta el celular y hace una llamada. —¿Por qué diablos no me dijiste que ella tenía escolta? —pregunta con desdén.
—Señor, cuando intentamos secuestrarla, ese día nos dimos cuenta, cuando él apareció en el lugar de los hechos.
—Deshazte de él, hoy toco a Amber y con eso tendrá que pagar por acercarse a ella —suelta.
—Está bien, señor.
—¿Hablaste con los dos detenidos?
—Sí señor, no hablaran por nada.
—¿Sabes algo de mi padre? —Si, señor su padre saldrá en poco tiempo de la cárcel, y me he enterado que estará trabajando con alguien en cuanto salga. —¿Quien? —No lo sé señor, eso no me lo pudieron decir, al parecer es un hombre muy importante. —¿Cómo sabes que es hombre? —Pregunte eso señor, es un hombre que ha estado reclutando a personas caídas por Martín.—Está bien, llámame cuando tengas algo más.—Eso haré —la llamada terminó.El joven se sienta en el mueble y mira al tejado pensativo. —Amber, Amber, por que me la pones tan difícil, ¿sabes lo que siento por ti? y sea como sea te haré mía —suelta con ira y se levanta de golpe, para correr al baño y darse un baño de agua fría. En el baño, los recuerdos de cuando la conoció inundan su cabeza, desde que su padre estuvo bajo el poder de Martín y luego entró a prisión, se dedicó a investigar todo sobre la familia, pero una cosa llevo a otra enamorándose de la hija menor de los Walton y la maldad está en sus venas, la deseo día y
—Tengo un examen mañana mami, no puedo ir, lo siento madrina, será en otra ocasión. —Chica estudiosa —la joven esboza una sonrisa y se despide de las dos. —Diles que bajen, comemos y nos vamos. —Muero de hambre, ya las llamaré. —Amber, antes de irte por favor llévale esto a Gael —al escuchar a su madre se detiene en seco. —Uuh, ¿y es guapo?—No, es muy feo madrina —suelta y mira a su madre. —Mamá porque yo. —Bueno en realidad es muy guapo, pero ya sabes que la niña nunca podría estar con él. —Oh, y ¿por qué no? —gruñe Lena un poco indignada. —Porque es un guardaespaldas. —Hermana mía ¿te recuerdo algo?—No, ya sé lo que vas a decir, pero Martín nunca lo aceptaría.—Ve, llevale el pastel.—¿Y dónde está? —Buscalo. Amber se queja y sale de la cocina con el plato en la mano, observando en el interior de la villa. —Oh, buscalo en su habitación. —¿Habitación? La pequeña Amber, se
—Gael —murmura asustada. —No te muevas, me acercaré a ti —susurra, mientras camina con sus manos extendidas hacia delante, buscando a la chica. —No creo que esto sea un simple apagón —susurra cerca de su oído y la guía hacia la habitación que hay detrás de la cocina. —Gael, no me dejes aquí sola. —Tranquila, iré a revisar, ¿traes tu móvil contigo? —No.—Ten, si escuchas algo o a alguien extraño, llama a la policía. —Está bien. Gael, le entrega su móvil en las manos y la deja a salvo, cierra la puerta y luego se aleja lentamente, se agacha y saca el arma que lleva en su pie Izquierdo. —Sube, creo que la habitación de la chica está en la esquina —los murmullos se logran escuchar desde el lugar donde está Gael. El ringtone del móvil del escolta comienza a resonar en las manos de Amber, temblorosa revisa el móvil, y lee el nombre que aparece en la pantalla. —Liam.La niña contesta sin pensarlo y la persona del otro lado habló enseguida. —Gael, ¿estás en la villa? —Hola Liam, soy
—Si, señor Walton. —Buen trabajo. —Señor Walton —la voz del asistente Paul, se escuchó desde atrás, pero Martín, lo detuvo enseguida.—¡Paul! —la chica al verlo corrió hacia el asistente, quien la recibió en un abrazo, se alejaron e hicieron un saludo que solo ellos dos habían hecho, desde muy pequeña le había tomado mucho cariño a este joven asistente.El escolta los miraba incrédulo al ver la escena, aunque se sintió incómodo, frente a Martín no podía hacer nada. —Cariño, sube, necesito hablar con Gael. La chica quería negarse, pero no tuvo más remedio que subir a su habitación, su padre aun la trata como a una pequeña, aunque ya tuviera 20 años, se despidió del asistente y se alejó. Al entrar a la habitación, levantó su celular y revisó 20 llamadas perdidas de su hermano y 25 de su padre, se dejó caer sobre la cama y miro el cielo raso.—Agh, necesito música —susurró, se sentó, y colocó una de sus canciones favoritas. >Mientras canta, se sentó de nuevo en la
—¡Si, ¿de donde?! —inquirió el chico y Martín le mostró la parte trasera de la moto, donde podía poner sus manos.Por otro lado, Amber, levantó sus manos en el aire emocionada, recibiendo el viento, relajándose por completo. —¡¿Te gusta?! —inquirió Mey, en un grito. —¡Si, mamá!Mey, se detuvo en una intersección, se bajó de la motocicleta y le señaló a su hija que se sentara en la parte delantera. Amber la miró totalmente incrédula. —Se que puedes, te dire por donde. —¿Mamá estás segura? —ella asintió con la cabeza y la joven enseguida se sentó adelante, sujeto el acelerador, al tiempo que apretaba los frenos. —Confio en ti Amber, mi vida está en tus manos —soltó, al subirse en la parte trasera y le hizo señal a su hija para que siguiera. Amber sin ningún esfuerzo logró maniobrar la motocicleta, la velocidad, y el sentir de la adrenalina lo lleva en las venas. —No, te olvides de los cambios es todo lo que tienes que hacer —le indico y la joven asintió en respuesta. Guiando a su
—Señorita… —un joven se acerca a ella y enseguida todos se ponen en alerta, el joven estira su mano y le entrega una hoja doblada por la mitad. —Es del chico de allá —señala al lugar donde está el joven que envió la carta y Amber al mismo tiempo que sus tres acompañantes miran también en esa dirección. sin vergüenza alguna o como si estuviera acostumbrado a ese tipo de situaciones, el joven levanta su mano y la saluda. mientras que Martín al igual que Gael fruncen el ceño, al contrario de Mey, quien esboza una sonrisa. —Gracias, pero no me interesa —contesta la niña dejando al joven con la mano estirada. —Esa es mi hija. —Papá. —¿Qué? —pregunta emocionado. —¡Uuuh! —todos comenzaron a hacer bullicio. —¡¿Te rechazaron, Imán?! —gritaron todos con burla y las cuatro personas se miraron entre sí. Al escuchar eso, el joven se bajó de su motocicleta y se acercó él mismo a la chica, con 6 personas más detrás de él, mientras caminaba hacia ella grita: —¡¿Que paso muñequita?! ¿Crees que
—Señor Walton no volveré a montar con Amber, me ha dado un susto de muerte. —¡No seas un llorón! —gruñó la chica. —¿Llorón? —réplica —por poco me matas. —No exageres. —Ya chicos, vamos a comer algo y luego nos vamos cómo llegamos, Gael, Amber no te dejará caer de verdad, no lo hará. Gael mira a la mujer mayor y luego mira a la chica. —Amber, deberías enseñarle. —Es un llorón papá, ¿cómo va a aprender? —No soy un llorón y voy a aprender. Amber le saca la lengua y camina delante de ellos, adentrándose al restaurante. se sientan a la espera de una camarera, quien se acerca para realizar el pedido, al minuto siguiente la puerta se abre, y entran 4 hombres allí. —¿Amber? —pregunta al ver a la chica y frunce el ceño al darse cuenta con quien está. —¡Javi! —la joven lo saluda esbozando una sonrisa, mientras sus padres los miran atentos. —Hola —se acerca a ella, para saludarla con un beso en la mejilla y mira a Gael, quien también lo mira atento. —Mira ellos son mis padr
El sábado por la tarde Amber, estando bastante aburrida, mira su celular pasando cada publicación, hasta que en ese instante la notificación de un mensaje resonó en la habitación, la chica lo revisa. >>> Suspira pensativa. >>>>>Al terminar se miró en el espejo y bajó a la planta baja, para hablar con sus padres. Martín no se encontraba y Meylin, estaba en su oficina realizando un diseño. —Mamá —la pequeña mujer le pidió permiso a su madre, al obtenerlo subió escaleras arriba de nuevo y comenzó a buscar que ponerse. Sacando una falda prensada negra, una camiseta blanca y botas, pensando en Gael, salió de nuevo de la habitación para buscarlo, pero no estaba por ningún lado, le escribió a su hermano, para que le enviará su núme