Desde el momento en que abrió los ojos al mundo, Samantha Taylor había sentido las cadenas doradas de la tradición y el linaje aprisionándola. La vasta mansión Taylor, donde creció, no solo era una morada; era un símbolo de poder, legado y expectativas, donde con cada uno de sus matrimonios, su padre aseguraba una jugada magistral.—¡Jamás me casaré! —Recordaba haber gritado a su padre y, desde entonces, hizo todo lo que estuvo en sus manos para cumplir su palabra.¿Casarse con un desconocido solo por un acuerdo hecho por su padre?¿Aceptar a un hombre porque su madre se lo imponga?¿Contraer matrimonio y vivir una vida infeliz solo por obedecer la orden su padre?Samantha no era como sus hermanas, era la que menos se parecía, aunque igual de hermosa que las demás.Siento la cuarta de ellas, no estaba dispuesta a esperar su turno para contraer matrimonio. Mientras sus hermanas, Sofía y Loren, se deleitaban en el papel de herederas perfectas, Samantha ardía con un fuego interno, un an
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