—Dan… ve a abrir, debe ser Erika que ha venido por su paquete —vociferé para asegurarme de que atendiera.Me quedé en la entrada desde donde podía escuchar la conversación.—Sí, ya voy, —dijo con flojera—. Hola Erika.—Hola Dan, ¿cómo estás? —escuché a Erika saludarlo.—Estoy bien, ¿tú como estás, como te fue en la fiesta de la oficina? —Bien Dan, aunque perdí a tu hermana, me avisó que había llegado hoy en la mañana, no le digas a tus padres, pero le di un par de tragos y creo que se embriagó y durmió en el lugar. —Ah, entonces si es cierto, sí, Enid es muy tonta para algunas cosas, mira, tu paquete está sobre la mesa. —No sé, dé que hablas, pero si te lo dijo Enid, seguramente es verdad. Está bien, dan gracias, lo recogeré y me iré, me están esperando y no podemos tener el auto ahí, dile a Enid que la llamo más tarde. —Oye, ¿cómo que me llamas más tarde? Pensé que venías para quedarte, tengo algo que contarte. —Lo siento amiga, he venido con un amigo, no puedo quedarme, pero t
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