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Todos los capítulos de Perversa obsesión: Capítulo 51 - Capítulo 60
137 chapters
Veintiseis
Abro dos puertas en mi búsqueda por un sanitario. Al final vuelvo a la habitación de Ventura y me encierro con seguro. Me dejo caer sobre la taza del excusado mientras intento no entrar en pánico y comenzar a sollozar. Fue Ramiro, el maldito sumergido en su propia sangre diluida con agua asesinó a los demás, ¿por qué Raquel? ¿Por qué Lizbeth? ¿Por qué Marlon y Silvio? Lo que se ha compartido en medios es lo que necesitábamos. Tenemos la carta de Gibrán la cual desapareció el día que el acosador nos atacó en la biblioteca. "Había alguien afuera" dijo Dalia cuando escapamos por poco "nos estaba esperando por donde entramos". Y por esa razón buscó la puerta que mencionó la persona que me llamó para decirme que saliera de ahí.La policía piensa que hay un tercer cómplice de la masacre, pero si matar a una persona es difícil, matar a dos debe de serlo aun más. Por muy ebrio que uno esté, se defiende ante el peligro, es el instinto de supervivencia. Tal vez no fueron tres si no cuatro. Aque
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Veintiseis.2
Escribe ciertas características como: Colores vivos, contornos gruesos, figuras planas y evitar representar el mundo como lo concebimos.―No se busca la perfección ya que la intuición no lo es ―explica en voz baja, viendo al pizarrón―. Dentro de lo caótico hay belleza, el instinto es caótico, pero es lo que te permite sobrevivir, salir adelante. La perfección es plana, no tiene nada que expresar; en cambio el caos transmite demasiado. En eso consiste el fauvismo; en expresar ―me mira de nuevo, yo solo he anotado lo que puso en el pizarrón―. Si no tienes nada que comunicar, no podrás hacer fauvismo.Oh, pero ahí está muy equivocado, tengo tanto que decir, tanto que desahogar. Algo en su definición de fauvismo removió algo en mi interior, un sentimiento de tristeza se alberga en mi interior, pero no me explico la razón. No sé si lograré crear un cuadro fauvista, no creí que el arte fuera tan complejo; tan difícil. Ni siquiera sé pintar, copiar algo me parece una tarea tan complicada, ah
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Veintisiete
Por pura suerte le comento al abogado que me tomaron las huellas dactilares, él irrumpe en gritos hacia los agentes y policías que están cerca y exige que sean destruidas porque no cometí ningún crimen ni me acusaron de ningún delito y que no hay derecho alguno en que me quitaran mi teléfono. Se arma tal escándalo, que al final toman mi ficha y la destruyen.Al ver, que desechan mi información, un sentimiento de angustia aparece en mi pecho. Una vez que te acusan, no hay vuelta atrás, por muy inocente que seas, la mancha se quedará, así levanten cargos, la reputación se tuerce y si Sebastián no hizo nada malo, no merece que la vida se le acabe en un parpadeo.Ventura se encarga de hablar con varias personas en la estación mientras el abogado atiende llamadas, es un hombre de voz fuerte, imponente, duro. Aún así, le agradezco que haya llegado a mi rescate, un par de segundos después y habría dicho cosas que seguramente me pondrían en una situación comprometedora. Más comprometedora.Es
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Veintisiete.2
Debe ser eso. Es su venganza por el asesinato que cree que cometimos, eso explicaría el porqué no quiere que vayamos a la policía y nos envolvamos cada vez más hasta llegar a un nivel en el que terminemos mal de la cabeza, arrepentidos y definitivamente en la cárcel. Cada vez echamos más carga en la bolsa. Allanamiento de morada, el asesinato del hacker, el asesinato múltiple y nuestro pasado, si lo sumamos jamás saldríamos de la cárcel. Es una forma de encerrarnos a lo seguro, pues con el puro asesinato múltiple tal vez habría forma de salir dentro de veinticinco o treinta años.Me viene a la mente el laberinto miniatura hecho de cerámica. Cuatro personas perdidas, uno al centro. Cuatro siendo acosados, uno al centro que nos dirige a nuestra perdición, cosa que él lo toma como un castigo que merecemos. Tal vez el asesinato fue enfermo, pero nos encontramos con alguien más enfermo y además inteligente con acceso a mucha información. La chica de la feria de miniaturas comentó que la mi
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Veintisiete.3
―Claro que meteré una demanda ―vocifera uno de los abogados―. Han arruinado la reputación de mi cliente, hicieron pasar un mal rato a un inocente y lo único que ofrecen es un "seguiremos investigando", ni siquiera una disculpa ―se acomoda la corbata―. Esto demuestra la incompetencia del sistema penal, el detective Méndez y la detective Rosas se llevarán una buena demanda, los oficiales que arrestaron a mi cliente sin un atisbo de discreción también y cuando descubramos quién avisó a la prensa...Dejo de escuchar, pues Sebastián voltea hacia donde estoy y hago todo por esconderme. Corro hacia la parte lateral de la construcción y me pego lo más posible a la pared. Sebastián está libre y no fue el asesino, eso ya quita un enorme peso de mis hombros, joder, no sabía que estaba tan tensa. No sabes qué dijo, tal vez no dudó en embarrarte junto con Dalia y Pavel. No, él no podría, no sería capaz. Pero cuando alguien es sometido a presión y todo parece perdido, hace idioteces.―Te digo que n
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Veintiocho
El vestido perfecto no existe, pero el que encontré en una tienda no tan renombrada es precioso. Plateado y brillante, al ceñirme en él me siento atractiva, interesante y que encajo en el lugar. La primera vez que asistí a una fiesta en esta casa, mi vestimenta distaba mucho de lo que porto hoy, pues tome una simple blusa pantalón de mezclilla y tenis.Giuli usa un vestido verde que consiguió en la misma tienda que yo, ella quiso entrar a varias tiendas de diseñador, con mucha pena le confesé que mi presupuesta posiblemente no daría para un vestido fino, así que se portó sumamente comprensiva y me mostró varias tiendas. Lo que provocó que me dieran ganas de abrazarla fue el ver que al hallar el vestido que tiene ahora, lo compró, aunque definitivamente ella sí tenía el presupuesto para mejores tiendas.―Aún podemos volver.Ella no se mostró de acuerdo cuando le confesé que la fiesta era celebrada en casa de los Diener, ya teníamos vestido, ya estábamos arregladas y todavía pensó en cl
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Veintiocho.2
El bien y el mal son tan radicales, pero en la vida no solo existen dos colores, hay puntos medios en todo. ¿Torturar a uno con tal de salvar a diez es correcto? ¿Hacer daño a quien te hizo daño está bien? El hecho de que alguien haga algo malo no significa que esa persona deba recibir lo mismo o algo peor, debe pagar, claro, eso corresponde a la justicia. Y aplica lo mismo al revés, el que te hagan algo malo no te da derecho a cometer acciones malas.El aire me falta, de pronto siento un golpe de calor, tengo que salir para respirar aire fresco. Aspiro una profunda bocanada mientras me sostengo de un muro. Un par de chicos me miran extrañados, pero se ríen y siguen en lo suyo. Seguramente piensan que ya estoy ebria. No has tomado nada y te avientas unos pensamientos filosóficos bien fumados. Ya ni cuando te drogaron con café. Joder, necesito calmarme.Con la espalda recargada en la pared recupero la compostura, me centro en observar atentamente a los jóvenes que se divierten, ríen, b
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Veintiocho.3
Llega un momento en que se nos unen más personas, entre ellos Regina quien se queja de la "poca clase" que tienen los compañeros de Marlene, dentro de los cuales entro yo, pero nos excluye a Giuli y a mí. "Menos ustedes, claro". Regina me halaga por hacerle frente a Tristán, comenta que son pocos los que le llevan la contraria, pues suele ser arisco e irritable cuando se empeña con un tema. Aun sin debatir es arisco e irritable. Se le termina su bebida y me toma del brazo para llevarme con ella en busca de más alcohol.―Vamos, Giuli.―Acá te espero ―al ver mi rostro de desconfianza, me toma de la mano―. Estaré bien, tranquila.No podría asegurar eso. Pero se ve tan esperanzada e ilusionada junto a Jaco, sin embargo, no quiero dejarla sola. Dile que se vaya contigo porque seguramente ese tipo no es de fiar. ¿Y por qué no es de fiar? Otra vez estoy haciéndome prejuicios. La chica con la que estuvo no ha aparecido. No la he visto, que es diferente, tal vez no pudo ir a la comida y tal ve
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Veintinueve
―¡Ventura! ―grito en un intento por detenerlo―. Espera, por favor.Seguirlo es sencillo porque la gente, al verlo, se hace a un lado, incluso los que parecen ebrios. Camino entre las personas quienes me miran curiosos, no son todos, pues muchos simplemente se hacen a un lado para seguir bebiendo, pero una chica alza su teléfono y toma una fotografía. Perra chismosa.Maldito sea Sebastián, el idiota vio a Ventura venir y se aprovechó de la ocasión. Joder, Ventura estuvo en la estación, Ventura seguramente ayudó en su caso, ¿por qué carajo sigue insistiendo en que es culpable? Y ahora logró que se abriera una brecha entre Ventura y yo, el cabrón lo hizo, ahora sí ya no podré "confabular" con el enemigo.Un mesero se atraviesa cuando llego al límite entre el vestíbulo y la sala, aparece repentinamente por lo que tengo que detenerme en seco para evitar una colisión. Me pide una disculpa, pues sin querer, una copa hasta la mitad casi cae encima de mi vestido.Para entonces pierdo a Ventura
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Treinta
Una profunda oscuridad me recibe cuando abro los ojos. El aroma a galletas recién horneadas se cuela por mis fosas nasales, pero lejos de ser agradable, me provoca un profundo temor que me incita a levantarme y correr; sin embargo, al intentar ponerme de pie, noto que estoy amarrada de los tobillos y las muñecas.Un pitido de alarma nace en mi mente, estoy atrapada, no logro salir. Me remuevo bruscamente en un intento por romper mis ataduras, pero lo único que logro es hacerme daño cuando los lazos rugosos rozan con mi piel. Mis respiraciones se aceleran tanto como los latidos de mi corazón, siento el palpitar duro contra mi pecho, en cualquier momento se me saldrá del tórax. Mis jadeos no se hacen de esperar, mi miedo me impide pensar con claridad. Ya no me importa si alguien me escucha, solo siento el deseo frenético de escapar.Al primer sollozo, me siento derrotada; mis esfuerzos son inútiles.Pasos pesados resuenan cada vez más cerca, acto seguido, escucho un sonido metálico y de
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