―Hablé con mi padre y tendré que irme ―la voz de mi acompañante rompe mi mirada con Tristán―. Es imposible decirle que no a mi padre, pero mi habitación es tuya. Si quieres encerrarte ahí, nadie te culpará.Acerca sus labios a los míos y me da un casto beso, su mano en mi antebrazo provoca un cosquilleo que recorre mi cuerpo entero, tengo que contenerme para evitar lanzarme de lleno hacia él. Rápidamente se separa de mí mis labios siguen los suyos y me doy cuenta demasiado tarde, ya cuando hice el ridículo. Él ríe por lo bajo, orgulloso de mi reacción, pero se despide. Suspiro, derrotada, estoy teniendo sentimientos que ni de cerca logro entender.Antes de largarme para encerrarme en la habitación de Ventura, miro de nuevo a su hermano, pero él no me ve, ahora está de espaldas a mí.Al otro día me despierto lo más temprano posible, me aventuro a asomarme por la puerta, vaya sobresalto que me llevo cuando me topo con Marlene.La noche anterior se la pasó increíble, lo último que vi ant
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