Capítulo 5; No puedo prometer nada.
Adam, estaba sentado en aquello cómoda silla de la sala de espera, había tenido que quitarse la corbata y la chaqueta, pues sentía tantos nervios que no soportaba sentirse sofocado por el traje. ¿Acaso debía ponerse de pie y marcharse? Se sentía demasiado nervioso, había prometido asistir, pero ahora que se encontraba allí, los nervios estaban haciendo mella en su decisión. —Señor Withe. —¿Si?— se giró hacia la mujer que le hablaba. —Es su turno, adelante— Adam tragó saliva y asintió para luego ponerse de pie y caminar. Entrar allí le generó extrañas sensaciones, el lugar era cálido, como si buscara dar comodidad a quien le visitaba. —Adelante señor Withe, tome asiento dónde usted lo desee. — Adam no entendió bien aquello, aunque una rápida barrida al lugar le indico varios lugares donde podía estar cómodo, pero siguiendo su impulso, tomó asiento frente al escritorio, el hombre sonrió— bienvenido, es un gusto recibirlo. —Gracias. —El señor Bentzell me habló mucho
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