Connie se encontraba en su habitación no podía dejar de mirar la pantalla de su celular, había recibido dos llamadas de Liam, sin embargo no se había atrevido a atender ninguna, no sabía exactamente qué hacer con él o qué decirle, pero era obvio que no podía seguirle dando largas al asunto, así como les habían dicho sus amigas, tendría que hablar con él.
Así que sintiéndose decidida buscó entre sus contactos el número de Liam y marcó, a la espera de escuchar su voz al otro lado del artefacto. —Hola, guapa— le respondió Liam con cariño— he estado tratando comunicarme contigo todo el día. —Lo sé y te ofrezco una disculpa, anoche estuve con la morena y la pelirroja, en nuestra noche de chicas y hoy he tenido el día bastante ocupado.— mintió. —Lo supuse cuando no atendiste mi llamada, pero no te preocupes. Cuéntame, ¿está todo bien? —Sí— le dijo un poco nervioso— está todo bien o al menos una parte de mi vida está bien, aunque todavía no sé cuál— le dijo con amarga ironía— Liam, te estaba llamando porque me gustaría que nos veamos, quisiera poder hablar contigo de lo que pasó entre nosotros. —¡Por Dios Connie McGowan, si vas a decirme que lo que vivimos no debió pasar, por favor avísame para no llegar a nuestra cita!— Connie no puedo evitar sonreír, Liam tenía un agradable sentido del humor. —No te diré que no debió pasar— le dijo sinceramente— pero si es necesario que conversemos y que lo hagamos personalmente. —Bien, está bien, te parece si nos vemos en un restaurante, si vienes a mi casa, si paso por ti, ¿ qué te haría sentir más cómoda?, organizaré mis asuntos para estar libre temprano, podríamos vernos alrededor de las siete— Connie sonrió, Liam no solo era agradable, sino que era tierno y dulce. —A las siete me parece perfecto— admitió la rubia— Me encantaría poder ir a un restaurante y comer algo delicioso sin embargo, creo que la conversación que debemos tener es bastante seria y personal, me gustaría mejor que nos podamos reunir en tu casa, claro que también podríamos ir a mi departamento. — inmediatamente que sus palabras abandonaron su boca se arrepintió. En aquel departamento había tenido muchos encuentros con Adam, sentía que el lugar estaba lleno de él en cada rincón, así que no, lo mejor sería no llevar a Liam a aquel lugar, sintió que era como profanar su santuario personal con Adam, era como manchar el paraíso que solo ellos dos conocían. —¿Tienes algo así como un departamento de soltera?— le preguntó burlón— pensé que esas cosas eran solo de chicos. —Digamos que soy una chica diferente— le dijo riendo—Me gusta tener mi propio espacio de vez en cuando, a veces la soledad es buena compañera. —Difiero de eso, sin embargo no vamos a tratar ese tema en este momento, me parece genial si vienes a casa te estaré esperando y te prometo ocuparme de algo delicioso para cenar. —Eso suena increíble, entonces yo llevaré el vino. —Perfecto Rubia, nos vemos esta noche a las siete. —Muchas gracias, Liam. Nos vemos esta noche, adiós— y sin dar oportunidad para nada más cortó la comunicación y se quedó observando la pantalla, con un suspiro se dejó caer en su cama no sabía en qué momento su vida se había complicado tanto, los días en los que solía ser rebelde y siempre tener un comentario agradable en su boca parecían días lejanos, admitía que extrañaba con locura a Adam y que tenía que batallar constantemente con su deseo de ir a buscarlo. Y es que la pelirroja tenía razón, debía conversar con Liam lo que había pasado y debía hacer un esfuerzo sobrehumano por arrancarse a Adam del pecho y de la cabeza, del corazón, no podía seguir sufriendo por él sentía que lentamente se estaba sumergiendo en un mar de angustia y de tristeza que estaba sobre pasándola, por otro lado tenía a Liam quién estaba batallando constantemente por arrancarla de ese estado de tristeza en el que se estaba viendo sumergida. Liam le agradaba, era joven guapo, muy alto, con unos preciosos ojos, inteligente decidido y muy divertido era sin duda alguna el sueño de toda chica y aún así sentía que no podía amarlo, porque su corazón había hecho la elección, su corazón había decidido enamorarse perdidamente de Adam White. Hacía tanto que no sentía algo tan fuerte por alguien, desde aquel ex novio que hizo su vida un infierno, un hombre que al inicio era bueno, noble y atento, que batalló por ganarse su corazón, cuando logró enamorarla se encargó de abarcar cada área de su vida, la llenaba de atención y de michos detalles, al punto de que ella se había vuelto una dependiente emocional de aquel patán narcisista que no pudo reconocer, él solia jugar con ella decirle que la abandonaría, someterla constantemente a amenazas. Connie sentía que lo amaba y no quería perderlo así que constantemente cedía a sus caprichos solo para conservarlo a su lado. Poco a poco se fue convirtiendo en alguien que no era, su chispa se apagó y solo estaba preocupada en que él la quisiera y no la dejara. Estar ligada a alguien por dependencia emocional es lo peor que le puede ocurrir a un ser humano, y supo que tenía que salir de allí, aquella vez en la que él se atrevió a golpearla, el dolor junto a la ira, estallaron dentro de su ser y se sintió furiosa porque lo habia amado, lo había respetado, se habia sometido a él y sus deseos y el muy infeliz se habia atrevido a golpearla. Terminar con aquella relación había sido difícil y le había costado a Connie muchísimo sufrimiento, sin embargo se juró a sí misma que jamás volvería a depender emocionalmente de nadie y comenzó a trabajar en ella y su autoestima; era una mujer hermosa, fuerte, valiente y no tenía por qué estar mendigando amor de nadie. Se juró a sí misma que jamás permitiría que un hombre volviese a tratarla como la había tratado aquel infeliz, ella jamás volvería a perder su escencia. Además de eso volvió a convertirse en la chica mal hablada y descarada que había sido antes de conocer a su ex, esa mujer que su ex tanto odiaba y que por mucho tiempo se esforzó por cambiar, para que ella dejara los comentarios subidos de tono y las malas palabras, se esforzó también en recuperar su chispa, en recuperar a esa Connie que había perdido en el proceso de enamoramiento o de idiotización que había sufrido junto aquel despiadado hombre. Ahora se encontraba en un dilema similar, entendía claramente que su ex y Adam no se parecían en nada, Adam si era un buen hombre, solo que su indecisión la estaba arrastrando de nuevo a convertirse en una mujer triste, una mujer que juró jamás volver a ser y lo amaba, sabía que lo que sentía por él superaba por mucho lo que hubiese sentido por cualquier hombre antes, sentía que sus sentimientos por Adam era un amor verdadero, fuerte, quizás como decían sus amigas, era un amor que había nacido de la Obsesión, de querer tener aquel hombre y que él constantemente se negara a ceder a sus encantos después de haberlo probado y haber disfrutado de su amor, aquella obsesión se convirtió en una adicción y ahora que estaba privada de él sentía que estaba sufriendo los síntomas de la abstinencia... Sus ojos se llenaron de lágrimas. ¿Realmente estaba todo perdido, debía rendirse y asumir que Adam no podía amarla jamás?Decidió llamar a la pelirroja necesitaba alguien que la convenciera de que estaba haciendo lo mejor al mantenerse alejada de Adam. Tras el segundo repique se escuchó la alegre voz de la pelirroja que quién después de haberle abierto las puertas de su vida al amor verdadero se encontraba más feliz y relajada quizás se sentía mal al admitir aquello, pero en el fondo sentía un poco de envidia por la pelirroja, pero no una envidia mal sana de esas que te obligan a hacer cosas malas en contra de la persona por la que lo sientes, su envidia nacía de la necesidad de que Adam al igual que Sebastián se animara a tomar acciones y hacer algo para no perderla sin embargo, con cada día que pasaba Adam estaba más distante lo cual le hacía entender a Connie que realmente no estaba dispuesto a hacer algo por no perderla y tal como había dicho la pelirroja Adam carecía de ese valor que había tenido Sebàstian. Rita constantemente argumentaba a favor de su amigo; que tenía un turbio pasado, que Ada
Adam, estaba sentado en aquello cómoda silla de la sala de espera, había tenido que quitarse la corbata y la chaqueta, pues sentía tantos nervios que no soportaba sentirse sofocado por el traje. ¿Acaso debía ponerse de pie y marcharse? Se sentía demasiado nervioso, había prometido asistir, pero ahora que se encontraba allí, los nervios estaban haciendo mella en su decisión. —Señor Withe. —¿Si?— se giró hacia la mujer que le hablaba. —Es su turno, adelante— Adam tragó saliva y asintió para luego ponerse de pie y caminar. Entrar allí le generó extrañas sensaciones, el lugar era cálido, como si buscara dar comodidad a quien le visitaba. —Adelante señor Withe, tome asiento dónde usted lo desee. — Adam no entendió bien aquello, aunque una rápida barrida al lugar le indico varios lugares donde podía estar cómodo, pero siguiendo su impulso, tomó asiento frente al escritorio, el hombre sonrió— bienvenido, es un gusto recibirlo. —Gracias. —El señor Bentzell me habló mucho
—¿Tiene que ver con tu salida con Liam?— preguntó Rita— Hugh me dijo que Liam estaba feliz porque habías aceptado ir de fiesta con él, aunque él no ama mucho las fiestas quería invitarte a algo que fuese muy tú, creo que realmente le gustas mucho. —Si...estuvimos en una fiesta, y si, tiene que ver con Liam. — dijo perturbada. —¿Qué sucedió?— la pelirroja se mostraba bastante angustiada, ante la turbación en la mirada de Connie. —No sé cómo comportarme con él— declaró — no sé que hacer. —¿A qué te refieres, rubia?— preguntó Rita. —¡Carajo, me acosté con Liam! Rita y Gilliam, se quedaron frías, por una instante observaron a la rubia en silencio, aquello realmente las había sorprendido, luego se miraron entre ellas... —Connie...—inició Gil— ¿Acaso has dicho, lo que creemos que dijiste? —Me acosté con Liam—repitió y suspiró— realmente no diré que no sé cómo sucedió, sé perfectamente cómo ocurrió, pero me temo que ha sido un error. ¡Sólo intento olvidarme de Adam a co
—Pareces muy contento hoy— le dijo su hermano mientras lo observaba con el entrecejo fruncido, para él era evidente que Liam se traía algo entre manos, si bien era cierto que por lo general tenía muy buen humor siempre, aquella mañana le resultaba particularmente feliz, era como si no pudiese ocultar que algo estaba sucediendo. —¿Acaso es un pecado o un crimen estar feliz?— le preguntó de manera evasiva pero con una enorme sonrisa dibujada en su rostro. —Por supuesto que no, a ver, algo está pasando y aparentemente es bueno así que supongo que no debo preocuparme, ¿se trata del negocio que estás emprendiendo o es acaso que tu nuevo departamento te causa tanta alegría? — Es cierto que estoy feliz con mi nuevo espacio hermano y te agradezco mucho todo el apoyo que me estás dando y me has dado desde que llegué a esta ciudad. Es evidente que si no fuese por ti y por Rita nada de esto sería posible, también estoy feliz con el negocio que estoy emprendiendo, sé que es algo pequeño pero