—¿Tiene que ver con tu salida con Liam?— preguntó Rita— Hugh me dijo que Liam estaba feliz porque habías aceptado ir de fiesta con él, aunque él no ama mucho las fiestas quería invitarte a algo que fuese muy tú, creo que realmente le gustas mucho.
—Si...estuvimos en una fiesta, y si, tiene que ver con Liam. — dijo perturbada. —¿Qué sucedió?— la pelirroja se mostraba bastante angustiada, ante la turbación en la mirada de Connie. —No sé cómo comportarme con él— declaró — no sé que hacer. —¿A qué te refieres, rubia?— preguntó Rita. —¡Carajo, me acosté con Liam! Rita y Gilliam, se quedaron frías, por una instante observaron a la rubia en silencio, aquello realmente las había sorprendido, luego se miraron entre ellas... —Connie...—inició Gil— ¿Acaso has dicho, lo que creemos que dijiste? —Me acosté con Liam—repitió y suspiró— realmente no diré que no sé cómo sucedió, sé perfectamente cómo ocurrió, pero me temo que ha sido un error. ¡Sólo intento olvidarme de Adam a como de lugar!—gimió perturbada. —Rayos, rubia— Rita la miró realmente preocupada. —¡Esto no está bien! —Quizás Liam sea justo lo que necesites—morena y rubia, se giraron para ver a la pelirroja con asombro— no me miren así que lo digo muy en serio, Connie no hace más que sufrir por todo lo que sucede con Adam, sabemos que ella lo ama, sabemos que él siente cosas muy fuertes por ella, pero... amo a mi rubia y estoy cansada de verla padecer por Adam, realmente te amo Connie, y aunque también quiero genuinamente a Adam, quizás estar juntos no sea lo que les conviene. —Pero...— La rubia la miró con dolor, ella realmente amaba a Adam, lo que quería era que sus amigas la apoyaran y animarán a seguir luchando por él, pero... no siempre lo que deseamos es lo mejor para nosotros y Gilliam parecía haber descubierto ese importante detalle . —Es obvio que él es lo que quieres, llevas mucho obsesionada con él, al punto de que se convirtió en amor, yo sé que realmente lo amas Connie, sé que lo que más deseas es estar juntos a él, que Adam te ame como mereces, pero... ¿Hasta cuándo vas a sufrir?, ¡No puedes seguir así! —No lo entiendes, Gil— Rita, inmediatamente salió en defensa de Adam— él la ama, yo lo sé, solo que está lidiando con un peso que le supera. Necesita tiempo. —¿Cuánto más?—preguntó la pelirroja enojada—¿Cuánto tiempo más debe sufrir Connie?, ¿Cuánto será suficiente para que Adam decida enfrentar sus miedos y amarla libremente?, ¿Cómo puede ayudarlo a superar lo que le atormenta, si no lo comparte con ella? —Lo sé, no es fácil—suspiró Rita—Adam lo está pasando bastante mal. —¡Y Connie aún peor!—gimió Gilliam frustrada— al menos Adam sabe lo que le aleja de Connie, mientras que la rubia solo debe intentar imaginar y comprender. ¡No es adivina!, Connie—miró a la rubia y ella correspondió a su mirada— sé que lo amas pero, quizás sea momento de dejarlo ir—el corazón de Connie se contrajo y su rostro reflejo un gesto de dolor — mereces ser feliz. Yo le dije a Sebàstian cuánto lo amaba, y él también me hizo a un lado, también tenía dudas, un dolor acumulado, tenía miedos, pero se atrevió a luchar por el amor que sentía por mi, se atrevió a buscar ayuda, para no perderme. —No es lo mismo—aseguró Rita, pero sintiendo que estaba defendiendo lo indefendible, en el fondo sabía que Gilliam tenía razón, aunque admitirlo era admitir que Adam no estaba dando lo suficiente, y sentía que aquello era una traición a su amigo, pero... no admitirlo, era una traición a Connie. ¡Qué difícil estaba resultando aquello para ella!, tenía el corazón dividido en dos amores y dos lealtades... Entendía a Adam, pero entendía a Connie, quizás Gilliam tuviese razón, lo mejor para ella, era olvidarse de Adam White. —Por supuesto que no lo es, Sebàstian si estuvo dispuesto a luchar por mi, tuvo el coraje de admitir que no quería perderme, y no sólo eso, tomó acciones para que eso no ocurriera, mientras que Adam no se atreve si quiera a dar un paso para acercarse a Connie. ¡No es justo! —La pelirroja tiene razón—admitió una entristecida Connie—aún así, no creo que sea justo estar con Liam sin quererlo, sé que terminaría por romperle el corazón, estoy enamorada de Adam, ¿Qué podría ofrecerle a Liam?, sólo sexo. —No sería la primera vez que te acuestas con alguien solo por placer. — dijo Gilliam con una pícara sonrisa. —¡Gilliam, eso sonó a qué soy una chica fácil!—gimió Connie. —Eres una chica que sabe lo que quiere, sabe lo que su cuerpo necesita y nunca se ha limitado. Liam es bueno, es hermano de Hugh, cuñado de Rita, un buen chico para aventurarse, no puedes seguir revolcándote en el dolor, necesitas salir, distraerte, pasarla bien, y por amor a Dios, debes dejar de beber como si no hubiese un mañana, ahogarte en alcohol no solucionará nada—la rubia hizo un puchero. —¡Cuánto ha cambiado ésta pelirroja!—gimió Connie. —Pero tiene razón en lo que dice—suspiró Rita—solo que quiero que me entiendan. Adam es mi mejor amigo, mi hermano, Connie, eres una de mis mejores amigas, mi hermana, Liam es mi cuñado, todo es demasiado complicado, es un trío en el cuál algunos saldrá herido y yo me veré comprometida emocionalmente, sin saber si sentirme feliz o completamente desdichada. —Te entiendo morena—Connie le sonrió —no debes sentirte culpable, imagino lo difícil que debe ser todo esto para ti. —Mejor cuéntanos lo que sucedió con Liam—la animó Gilliam con una dulce sonrisa. —Fuimos a comer a un lindo restaurante, realmente es muy interesante, me conversó un poco sobre sus sueños, está iniciando el proceso de construir esos sueños, de hacerlos realidad, luego fuimos a bailar—sonrió— no es un experto pero, se esforzó muchísimo, bebimos, bebimos mucho y comenzamos a besarnos, acariciarnos. Me sentía extraña... y pensaba en Adam, pero, sentí coraje, sentí que Adam no se merecía que siguiera allí pensando en él, mientras que un chico tan hermoso y sexy como Liam me besaba... entonces hice lo impensable en aquel momentos. —¿Qué cosa?— los grises ojos de Rita se abrieron enormes, llenos de atención. —Después de tanto calentarnos, yo... le dije que nos fuéramos a su casa. Me había contado que adquirió un pequeño departamento con ayuda de Hugh—se encogió de hombros— sólo quería olvidarme de todo. —suspiró—Liam es realmente lindo, y se esforzó en hacerme sentir especial. —Qué tierno—sonrió Gilliam. —Si, pero no dejo de sentir que fue un error. ¿Cómo debo comportarme ahora con él?, ¿debo tratarlo como a un rollo de una noche? —Deberias escucharlo, escuchar qué piensas él. —sugirió Gilliam. —La pelirroja tiene razón —Rita dió un largo suspiro. — conversalo con él, para mí es muy claro que Liam no lo tomará solo como un rollo. Él realmente está interesado en tí, creerá que lo que ocurrió fue especial. —¡Si tan solo pudiera olvidarme de Adam...!—gimió y sin pensarlo tomó la copa que estaba cerca y bebió todo el contenido de ella. —No siempre es fácil que la razón y el corazón estén de acuerdo—admitió Gilliam—pero debes pensar en ti, Connie. Debes pensar en lo que te hace bien...—Pareces muy contento hoy— le dijo su hermano mientras lo observaba con el entrecejo fruncido, para él era evidente que Liam se traía algo entre manos, si bien era cierto que por lo general tenía muy buen humor siempre, aquella mañana le resultaba particularmente feliz, era como si no pudiese ocultar que algo estaba sucediendo. —¿Acaso es un pecado o un crimen estar feliz?— le preguntó de manera evasiva pero con una enorme sonrisa dibujada en su rostro. —Por supuesto que no, a ver, algo está pasando y aparentemente es bueno así que supongo que no debo preocuparme, ¿se trata del negocio que estás emprendiendo o es acaso que tu nuevo departamento te causa tanta alegría? — Es cierto que estoy feliz con mi nuevo espacio hermano y te agradezco mucho todo el apoyo que me estás dando y me has dado desde que llegué a esta ciudad. Es evidente que si no fuese por ti y por Rita nada de esto sería posible, también estoy feliz con el negocio que estoy emprendiendo, sé que es algo pequeño pero
Connie se encontraba en su habitación no podía dejar de mirar la pantalla de su celular, había recibido dos llamadas de Liam, sin embargo no se había atrevido a atender ninguna, no sabía exactamente qué hacer con él o qué decirle, pero era obvio que no podía seguirle dando largas al asunto, así como les habían dicho sus amigas, tendría que hablar con él. Así que sintiéndose decidida buscó entre sus contactos el número de Liam y marcó, a la espera de escuchar su voz al otro lado del artefacto. —Hola, guapa— le respondió Liam con cariño— he estado tratando comunicarme contigo todo el día. —Lo sé y te ofrezco una disculpa, anoche estuve con la morena y la pelirroja, en nuestra noche de chicas y hoy he tenido el día bastante ocupado.— mintió. —Lo supuse cuando no atendiste mi llamada, pero no te preocupes. Cuéntame, ¿está todo bien? —Sí— le dijo un poco nervioso— está todo bien o al menos una parte de mi vida está bien, aunque todavía no sé cuál— le dijo con amarga ironía—
Decidió llamar a la pelirroja necesitaba alguien que la convenciera de que estaba haciendo lo mejor al mantenerse alejada de Adam. Tras el segundo repique se escuchó la alegre voz de la pelirroja que quién después de haberle abierto las puertas de su vida al amor verdadero se encontraba más feliz y relajada quizás se sentía mal al admitir aquello, pero en el fondo sentía un poco de envidia por la pelirroja, pero no una envidia mal sana de esas que te obligan a hacer cosas malas en contra de la persona por la que lo sientes, su envidia nacía de la necesidad de que Adam al igual que Sebastián se animara a tomar acciones y hacer algo para no perderla sin embargo, con cada día que pasaba Adam estaba más distante lo cual le hacía entender a Connie que realmente no estaba dispuesto a hacer algo por no perderla y tal como había dicho la pelirroja Adam carecía de ese valor que había tenido Sebàstian. Rita constantemente argumentaba a favor de su amigo; que tenía un turbio pasado, que Ada
Adam, estaba sentado en aquello cómoda silla de la sala de espera, había tenido que quitarse la corbata y la chaqueta, pues sentía tantos nervios que no soportaba sentirse sofocado por el traje. ¿Acaso debía ponerse de pie y marcharse? Se sentía demasiado nervioso, había prometido asistir, pero ahora que se encontraba allí, los nervios estaban haciendo mella en su decisión. —Señor Withe. —¿Si?— se giró hacia la mujer que le hablaba. —Es su turno, adelante— Adam tragó saliva y asintió para luego ponerse de pie y caminar. Entrar allí le generó extrañas sensaciones, el lugar era cálido, como si buscara dar comodidad a quien le visitaba. —Adelante señor Withe, tome asiento dónde usted lo desee. — Adam no entendió bien aquello, aunque una rápida barrida al lugar le indico varios lugares donde podía estar cómodo, pero siguiendo su impulso, tomó asiento frente al escritorio, el hombre sonrió— bienvenido, es un gusto recibirlo. —Gracias. —El señor Bentzell me habló mucho