Capítulo 4; Quiero verte feliz.

Decidió llamar a la pelirroja necesitaba alguien que la convenciera de que estaba haciendo lo mejor al mantenerse alejada de Adam.

Tras el segundo repique se escuchó la alegre voz de la pelirroja que quién después de haberle abierto las puertas de su vida al amor verdadero se encontraba más feliz y relajada quizás se sentía mal al admitir aquello, pero en el fondo sentía un poco de envidia por la pelirroja, pero no una envidia mal sana de esas que te obligan a hacer cosas malas en contra de la persona por la que lo sientes, su envidia nacía de la necesidad de que Adam al igual que Sebastián se animara a tomar acciones y hacer algo para no perderla sin embargo, con cada día que pasaba Adam estaba más distante lo cual le hacía entender a Connie que realmente no estaba dispuesto a hacer algo por no perderla y tal como había dicho la pelirroja Adam carecía de ese valor que había tenido Sebàstian.

Rita constantemente argumentaba a favor de su amigo; que tenía un turbio pasado, que Adam cargaba en sus hombros el peso del mundo y una culpa que no le dejaba vivir en paz ni aceptar nuevamente el amor de una mujer y lo entendía, podía entender que Adam tenía una batalla contra sus propios demonios sin embargo, lo que no admitía era que no tomara su mano y la dejara ayudarlo a combatir aquel pasado, enfrentar el presente y luchar por un futuro juntos, para Adam era más sencillo rendirse, que luchar por ella.

—¡Hey rubia, buenas tardes!

—¿Cómo estás, pelirroja? disculpa si te estoy interrumpiendo.

—¿Desde cuando tú sufres de remordimientos de conciencia?— le dijo en tono amistoso, a ti nunca te importa si interrumpes o no y de hecho, sabes que nunca lo haces estoy disponible para ti siempre que me necesites, rubia.

—Gracias Gil, odio admitirlo Pero estoy en una etapa en donde necesito mucho apoyo, y no quiero presionar a Rita, entre su trabajo, su esposo, Leslie y todo, no quiero que se sienta en medio de Adam y yo. Creo que le hace daño.

—No es para menos, sabemos cuando lo ama, es como ese hermano que siempre quiso. Pero estoy segura de que la morena estaría allí para ti sin importar qué.

—Lo sé, y por eso mismo no quiero hablarle, trataré de no involucraría tanto, para que no se sienta mal por Adam. Yo ... voy a verme con Liam, le he pedido reunirnos para hablar.

—¿Y como te sientes?

—No lo sé con claridad, solo sé que siento que no estoy del todo cómoda. No sé si eso sea bueno o malo, Pero necesito ser sincera con él.

—¿Por qué no te sientes cómoda?, ¿Por ser Liam o por lo que ocurrió?

—¡Por todo, pelirroja!—gimió frustrada—¡creo que mi vida es una mierd4!

—Vaya, habías demorado en sacar esta parte de ti— sonrió con ternura— sé que esto es difícil rubia, sé que estás en una situación complicada, sé cuánto amas a Adam y la necesidad que tienes de luchar incansablemente por él. ¡Lo amas y no quieres perderlo, es natural que te aferres!

—¡Carajo, me juré no volver a sentirme así, pelirroja!— gimió — Una parte de mi está muriendo cada día con el rechazo de Adam. Siento que me muero Gil y no quiero eso.

—Entonces es necesario que resurjas como el ave fénix. Pronto comenzaremos con los preparativos de mi boda, y debes brillar Connie.

—Lo sé, no te fallaría.

—Y sabes que Adam también será padrino, así que ...

—Si, si... ¡Mierd4, tengo que solucionar mi vida!

—Lo sé, pero escúchame algo rubia, si Adam no está dispuesto a dar un paso más por ti, es necesario que dejes de caminar hacia él. Quizás sea justo lo que necesite para hacerlo recapacitar. Y dime, ¿a dónde irás con Liam?

—Nos veremos en su departamento.

—¿Intentas repetir la acalorada noche?— preguntó con picardia.

—No— escuchó cómo la pelirroja reía de manera escandalosa—¡Carajo, dije que no!, ¡maldici*n Gilliam, deja de burlarte de mi!

—No lo hago, rubia. ¿tan mal te fue con él?

—No— admitió — es lo peor de todo, Liam es un experto amante, me la pasé mucho "mejor" de lo que esperaba.

—Quiero verte sonreír de nuevo y quiero que dejes de beber, rubia. Alcoholizarte no es la solución..

—Lo sé... Lo sé... debo irme... Saludos a tu sexy prometido. Deberíamos reunirnos alguna vez solas tu y yo, para que me cuentes detalles turbios y cochinos, nunca me has querido contar cómo...

—Detente rubia, no empieces. — Gilliam rodó los ojos.

—Pensé que nos habíamos deshecho de la Gilliam puritana. — dijo rió.

—No del todo— le advirtió.

—Sigues teniendo una monja reprimida muy dentro de ti. Pero ya lo acepté, es parte de tu escencia. Aunque seguramente esa monja se va muy lejos cuando Sebàstian te foll...

—¡Basta, Connie!

—Es que es muy guapo— admitió — y sexy, ¡demonios esos putos ojos son maravillosos!, ¡Creo que tendrán unos bebés muy lindos!

—Aun no me he casado y ya hablas de bebé.

—¿Necesitas estar casada para tener uno?— preguntó burlona—¡Aléjate monja, vuelve a tu rincón oscuro!— dijo elevando la voz, Gilliam no pudo contener la escandalosa risa. —¡Te amo, Gil!

—Y yo a ti, mi adorada rubia. Adiós.

Después de cortar la comunicación con Gilliam, decidió cerrar los ojos y tranquilizarse, debía calmarse y luego prepararse para su reunión con Liam... ¿reunión?, ¡como si fuese un trabajo!— dijo burlona.

Los recuerdos de la noche anterior llegaron a ella, la manera dedicada en la que Liam había recorrido su cuerpo con adoración absoluta como si no fuese capaz de creer que estuviese sucediendo, y con pasión controlada, como si no quisiera estropear el momento... besaba su piel, estrujaba su piel, logrando encenderla y arrancarle algunos gemidos de placer.

Cuando lo sintió deslizarse dentro de ella, contigo la respiración por un instante, Liam la había cubierto con su cuerpo, entrelazó sus dedos con los suyos llevándolos sobre su cabeza... Connie quiso llorar al verlo, tan guapo, tan pasional, Pero no era Adam.

—¿Estás bien, Connie?— le había dicho, mientras permanecía inmóvil dentro de ella, llenándola.

—Si... estoy bien— respondió con respiración agitada y deslizando la lengua para humedecer sus labios.

—¡Joder Connie, eres el paraíso!— había dicho él retirándose un poco para embestir con fuerza, Connie no pudo evitar el gemido que la abandonó, echó su cabeza atrás y Liam se inclinó para besar su desnudo cuello, mientras comenzaba un vaiven lento, pero fuerte y preciso que estaba arrancándole fuertes gemidos... la mirada dulce de Liam se transformó en una cargada de pasión mientras la llenaba por completo... El sueño de Liam se hacía realidad...

Connie abrió los ojos abruptamente y observó el techo de su habitación con el corazón agitado...

—¿Qué voy a hacer con mi vida?— preguntó a la nada.

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