—¡No te acerques más, es imposible que Leandro diga algo así!—Todo lo que sale de la boca de un hombre es mentira, más vale que me creas.—¡No, no puede ser!—No te resistas, seremos rápidos, trataré de ser muy suave".Julieta retrocedió, pero detrás de ella estaba la pared, no tenía donde esconderse.Contuvo las lágrimas, se mordió los labios y sacudió la cabeza: —No, no vengas…—Lloras muy bonito, siendo así, esto será aún mejor. Quiero comerte por completo.Al terminar, el hombre comenzó a quitarse su propia ropa y se inclinó con la intención de besar a Julieta. Ella inclinó la cabeza para esquivar. Como tenía las manos y los pies atados al pecho, el hombre se sintió un poco incómodo, así que desató la cuerda mientras reía: —Te desataré, no puedes correr por todos lados, si no, no seré tan gentil.Pero como Julieta sabía que Leandro deseaba que muriera, era consciente de que nadie vendría a salvarla. Tenía que salvarse a sí misma.Las cuerdas acababan de desatarse cuando Julieta
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